Perdón, resurrección y misión. Domingo 3º de Pascua. Ciclo B
El perdón
Las treslecturas de hoy coinciden en el tema del perdón de los pecados a todo el mundogracias a la muerte de Jesús. La primera termina: “Por tanto, arrepentíos yconvertíos, para que se borren vuestros pecados.” La segunda comienza: “Hijosmíos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a unoque abogue ante el Padre: a Jesucristo, el justo.” En el evangelio, Jesúsafirma que “en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecadosa todos los pueblos”.
Personas con poco conocimiento de la culturaantigua suele decir que la conciencia del pecado es fruto de la mentalidadjudeocristiana para amargarle la vida a la gente. Pero la angustia por elpecado se encuentra documentada milenios antes, en Mesopotamia y Egipto. Lotípico del NT es anunciar el perdón de los pecados gracias a la muerte deJesús.
La resurrección
En estaépoca de Pascua, es lógico que el evangelio de este domingo conceda especialimportancia a la resurrección de Jesús. Imaginemos la situación de los primerosmisioneros cristianos. ¿Cómo convencer a la gente para que crea que una personacondenada a la muerte más vergonzosa por las autoridades, religiosas,intelectuales y políticas ha resucitado, de que Jesús sigue realmente vivo?
Lucas parece moverse entre cristianos quetienen muchas dudas a propósito de la resurrección (recuérdese que en Corintohabía cristianos que la negaban), y proyecta esa situación en los apóstoles:ellos son los primeros en dudar y negarse a creer, pero Jesús les ofrecepruebas físicas irrefutables: camina con los dos de Emaús, se sienta con ellosa la mesa, bendice y parte el pan. El episodio siguiente, el que leemos estedomingo, insiste en las pruebas físicas: Jesús les muestra las manos y lospies, les ofrece la posibilidad de tocarlos, y llega a comer un trozo depescado ante ellos.
En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasadopor el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y lesdice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y élles dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mismanos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espírituno tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creerpor la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante deellos.
El hechode que Jesús comiese un trozo de pescado podría ser una prueba contundente paralos discípulos, pero no para nosotros, los lectores actuales del evangelio, quedebemos hacer un nuevo acto de fe: creer lo que cuenta Lucas.
Por eso,el evangelista añade un breve discurso de Jesús que está dirigido a todosnosotros: en él no pretende probar nada, sino explicar el sentido de su pasión,muerte y resurrección. Y el único camino es abrirnos el entendimiento paracomprender las Escrituras. A través de ella, de los anunciado por Moisés, losprofetas y los salmos, se ilumina el misterio de su muerte, que es paranosotros causa de perdón y salvación.
Y lesdijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario quese cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmosacerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y lesdijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos altercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de lospecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigosde esto».
La misión
Las últimas palabras de Jesús anuncian elfuturo: “En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todoslos pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.” Lafrase final: “vosotros sois testigos de esto” parece dirigida a nosotros,después de veinte siglos. Somos testigos de la expansión del evangelio entre personas que, comodice la primera carta de Pedro, “lo amáis sin haberlo visto”. Esta es la mejorprueba de la resurrección de Jesús.
1ª lectura (Hechos de los Apóstoles3, 13-15. 17-19)
En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, haglorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis antePilato, cuando había decidido soltarlo.
Vosotros renegasteis del Santo y del justo, y pedisteis el indulto de unasesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre losmuertos, y nosotros somos testigos de ello.
Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual quevuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predichopor los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.
2ªlectura (Primera carta del Apóstol San Juan 2, 1-5a)
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca,tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctimade propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino tambiénpor los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quiendice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y laverdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Diosha llegado en él a su plenitud.
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