Daniel, de "Todos mis sueños, tuyos"

Siento algo muy especial por el personaje de Daniel y es que lo quiero más que a Alexis, el protagonista de la novela. Como dice José Luis Serrano en su reseña, Daniel es un sol de hombre. Y tiene toda la razón. En la entrevista que me hicieron en Universo Gay, le contaba a Ariel Alan que Daniel tiene toda mi ternura y mi sensibilidad. Lxs que hayan leído la novela y lo conozcan quizá también le hayan tomado afecto.

Sin embargo, creo que no conozco del todo a Daniel y en eso radica mi cariño; conozco más sus virtudes que sus defectos: cariñoso, sensible, paciente, comprensivo. Alexis no me dejó conocerlo del todo porque él tampoco se permitió conocerlo. Sé que suena un poco esquizofrénico lo que digo, pero yo lo siento así.

En la novela no se dice, pero el nombre completo de Daniel es Daniel Richard Miller. «Richard» es el nombre de su padre adoptivo. Daniel es adoptado y vivió hasta los tres años en un orfanato.

Daniel no está inspirado, ni física ni espiritualmente, en nadie en particular. Pero a veces pasan esas cosas locas y uno se encuentra con un personaje de su novela caminando por la calle... o en el bar de la facultad. Quisiera agradecerle mucho a Esteban, el modelo que ven en las fotos, quien se prestó para el personaje de Daniel. Lo vi exactamente en el mismo sitio donde Alexis ve por primera vez a Daniel: al lado del mostrador de la comida. Me daba cosa preguntarle si se dejaba fotografiar (che, ¿querés posar para unas fotos para el trailer de una novela gay?), pero finalmente me animé y aceptó. Y acá están algunas de las fotos, espero que les gusten. Tienen distinto tono porque estuve probando diferentes filtros de fotografía.



Sí, es la facultad... El pasillo Darío Santillán y Maxi Kosteki (militantes asesinados por la policía en el año 2002)


A continuación les dejo un par de fragmentos representativos de la novela


Cuando Ale conoció a Dani


El chico que estaba haciendo pis se acercó para lavarse las manos. Lo reconocí por el gorrito del Chavo del Ocho: era el pibe del bar. El baño estaba muy mal iluminado, pero pude ver que tenía ojos cafés. Nos miramos por el espejo. Me sonrió.
—Hola —dijo con una voz muy grave. Yo parpadeé y pensé que el chico tenía un acento un poco raro: era un estudiante extranjero, pero no supe de dónde.
—Hola… —respondí yo, muy avergonzado. ¿Nos habría escuchado?
—¿Estudiás acá? —me preguntó, arrastrando las palabras, y tuve la sensación de que había acentuado dos veces el verbo. Una especie de “estú-diás”.
Yanqui. Estaba seguro de que el chico era yanqui.
—Sí, ¿vos? ¿De dónde sos?
—Soy de intercambio en Letras, de Estados Unidos. Cuesta un poco porque no sé todavía bien español.
—Sabés más que yo —le dije, medio burlándome. Me parecía muy cómico y simpático ese chico, además de lindo. Había cometido los errores típicos: confundir el verbo “ser” con “estar” y no saber colocar el pronombre átono “me”.
—Yo también soy de Letras, de lingüística.
—A mí gusta Literatura Francesa, me gusta mucho cómo la hacen.
No le quise decir que Literatura Francesa tenía fama de ser la materia peor dictada de la carrera de Letras. Y no había mucho de qué hablar. Le dije chau al chico, que me dijo que se llamaba Daniel, fui al Umbral a buscar mi mochila y vi a Gabi tranzándose una piba. No quise interrumpirla, de manera que me fui sin saludarla y sin saludar a nadie más.

Todos mis sueños, tuyos, p. 151




Esteban no fuma, pero aceptó fumar para las fotos. Tuvimos que pedir cigarrillos prestados, porque yo tampoco fumo


Y este fragmento ya lo conocen, pero me gusta tanto (¡ego!) que no puedo dejar de ponerlo de nuevo.



Una noche en el hostel de Daniel

Daniel me estaba dibujando mientras hablaba. Tenía nuevas caricaturas pegadas en la pared, ahora que tenía espacio para rodearse de ellas y exhibirlas. No había tanto olor a cigarrillo como en su antigua habitación. Ahí estaban Baudelaire, André Gidé, Lorca, Proust, Jean Genet, Camus con su eterno cigarrillo entre los labios, la vieja caricatura de Poe y otro tipo que no reconocí. Era joven, de ojos verdes, pelo castaño y de mirada triste. Fruncí las cejas. Era yo.
Daniel se dio cuenta de que la había visto y sonrió, esperando que dijera algo. No se me ocurría nada que decir.
—¿Por qué me pusiste con todos los muertos? —le dije por fin. Me levanté del suelo para acercarme a mirar el dibujo.
Dani chasqueó la lengua y me contestó que ese no era el criterio. Los miré a todos. Primero pensé que había elegido a los escritores franceses que le gustaban, pero Lorca y Poe no lo eran. Además, faltaban Sartre y Anaïs Nin. Después pensé que había elegido a los homosexuales, pero me di cuenta de que quizá Camus y Baudelaire estaban de más. Y faltaba Wilde.
Entonces me lo dijo: ahí había colocado a todos los hombres que amaba. Se me hizo un nudo en la garganta y no supe qué responder. Por suerte, se me acercó por detrás, como tanto le gusta hacer, y nos dimos otro chuponcito. Pero este, a pesar de la intimidad de la habitación cerrada, no tuvo el mismo sabor del anterior. Ojalá pudiera amarte tanto, le dije con todo mi cuerpo, mientras nos íbamos sacando la ropa, dejándola tirada formando un sendero que llevaba hasta la cama.
Cuando acabamos de hacer el amor, le di permiso para que se fumara un cigarrillo. Gracias al ventilador, el humo se desparramaba por todos lados. Me dije que el primer hombre nunca es el último hombre. Que la primera mujer no es la última mujer. Él es mi primer hombre, pero yo no soy el suyo. Él me lleva cinco años. ¿Qué soy para él? ¿Puede el primer amor ser el último amor? Pero, me dije, él no es mi primer amor. Todavía no tuve primer amor. Los hombres que había amado (y ese que amo) jamás me correspondieron. Y así no se puede experimentar lo que es el amor de verdad.
Pensar en eso me angustió y para olvidar la tristeza abracé a Daniel y respiré profundamente el perfume de su cuerpo. Le acaricié el pelo, saboreé el cigarrillo de su boca... Y por fin, nos quedamos dormidos.

Todos mis sueños, tuyos, pp. 271-272


Espero que pronto puedan leer la novela todxs lxs que quieran hacerlo... y puedan conocer a esta tierna parejita. No se olviden de reservar su ejemplar en la librería Otras Letras, porque pidieron pocos ejemplares ¡y no quisiera que nadie se quedara sin su libro!

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Published on May 13, 2012 18:50
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