Poder y compasión. Domingo 6º. Ciclo B

  


Tras la curación de la suegra de Pedro y a otros muchos enfermos,Marcos cuenta el primer gran milagro de Jesús: la curación de un leproso.

 

La lepra en el antiguo Israel: diagnóstico ycuración

"La lepra, en el sentido moderno, no fuedefinida hasta el año 1872 por el médico noruego A. Hansen. En tiempos antiguosse aplicaba la palabra "lepra" a otras enfermedades; por ejemplo, aenferme­dades psicógenas de la piel" (J. Jeremias, Teologia del AT,115, nota 36).

En Levítico 13 se tratan las diversas enfermedadesde la piel: inflama­ciones, erupciones, manchas, afección cutánea, úlcera,quemadu­ras, afecciones en la cabeza o la barba (sarna), leucodermia, alopecia.Se examinan los diversos casos, y el sacerdote decidirá si la persona es pura oimpura (caso curable o incurable). De ese capítulo está tomado el brevefragmento de la primera lectura de este domingo.

 

Dos casos de lepra: impotencia de Moisés, poder sincompasión de Eliseo

El milagro de curar a un leproso sólo se cuenta enel AT de Moisés (Números 12,10ss) y de Eliseo (2 Reyes 5). Es interesanterecordar estos relatos para compararlos con el de Marcos.

Impotencia de Moisés

María y Aarón murmuran de Moisés, no se sabeexactamente por qué motivo. En cualquier hipótesis, Dios castiga a María (no aAarón, cosa que indigna a las feministas, con razón). "Al apartarse lanube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida como nieve". Aarónse da cuenta e intercede por ella ante Moisés. Pero Moisés no puede curarla.Sólo puede pedirle a Dios: "Por favor, cúrala". El Señor accede, conla condición de que permanezca siete días fuera del campamento (Números 12).

El poder sin compasión de Eliseo

El caso de Eliseo es más entretenido y dramático (2Reyes 5). Naamán, un alto dignatario sirio, contrae la lepra, y una esclavaisraelita le aconseja que vaya a visitar al profeta Eliseo. Naamán realiza elviaje, esperando que Eliseo salga a su encuentro, toque la parte enferma y locure. Pero Eliseo no se molesta en salir a saludarlo. Le envía un criado con laorden de lavarse siete veces en el Jordán. Naamán se indigna, pero sus criadoslo convencen: obedece al profeta y se cura. A diferencia de Moisés, Eliseopuede curar, aunque sea con una receta mágica, pero no siente la menorcompasión por el enfermo. 

Jesús: poder y compasión

El relato de Marcos consta de seis elementos:petición del leproso; reacción de Jesús; resultado; advertencia; reacción delcurado; consecuencias.

            Petición del leproso. Tres detalles son importantes en la actitud del leproso: 1) no seatiene a la ley que le prohíbe acercarse a otras personas; 2) se arrodilla anteJesús, en señal de profundo respeto; 3) confía plenamente en su poder; tododepende de que quiera, no de que pueda.

            Reacción de Jesús. Podía haber respondido a la petición del leproso con las simplespalabras: “Quiero, queda limpio”. Con ello, a diferencia de Moisés y de Eliseo,habría demostrado su poder: no necesita pedir la inter­vención de Dios, nirecurrir a remedios cuasi-mágicos. Sin embargo, antes de demostrar su podermuestra su compasión. Marcos habla de lo que siente (“lástima”) y de lo quehace (“extendió la mano y lo tocó”). Es lo que esperaba el sirio Naamán quehiciera Eliseo: tocar su parte enferma. Por otra parte, quien tocaba a unleproso quedaba impuro; pero a Jesús no le preocupa este tipo de impureza.

Advertencia. Aparentemente,Jesús da dos órdenes al recién curado: 1) que no se lo diga a nadie; 2) que sepresente al sacerdote. La primera (no decirlo a nadie) resulta extraña, porqueJesús no pretende pasar desapercibido. Es probable que las dos órdenes esténrelacionadas entre sí, formando una sola: «no te entre­tengas en decírselo a nadie, sino ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». ¿Qué había ordenadoMoisés? Según el Levítico, el curado debe ofrecer: dos aves puras (se suponentórtolas o pichones), dos corderos sin defecto, una cordera añal sin defecto, doce litros de flor de harina amasada con aceite y un cuarto de litrode aceite. Con todo ello el sacerdote realiza uncomplejo ritual que dura ocho días. Además, el curado deberá afeitarsecompletamente el primer día y raparse de nuevo el octavo.

Las palabras finales de Jesús parecen tener un tintepolémico: «para que les conste». Se pasa delsingular (el sacerdote) al plural (les conste), como si Jesús pensase entodos sus adversa­rios que no lo aceptan.

            Reacción del curado. No obedece a ninguna delas dos órdenes de Jesús. Ni se calla ni acude al sacerdote. Según latraducción litúrgica, «empezó a divulgarel hecho con grades ponderaciones». Una traducciónmás literal sería: «empezó a predicarmucho y a divulgar la palabra». Como si elleproso curado, en vez de atenerse a lo mandado por Moisés prefirieseconvertirse en un misionero cristiano.

            Consecuencias. Jesús no puede entrarabiertamente en ningún pueblo. Debe permanecer en descampado, y aun así acudena él. ¿Por qué esta reacción suya? Sabiendo lo que cuenta Marcos más tarde, larespuesta sería: para no verse agobiado por la multitud de gente que acude aél.

Una lectura simbólica: el leproso es cada uno denosotros

            Los relatosevangélicos tienen siempre una gran carga simbólica. Quieren que nosidentifiquemos con la situación que narran. En este caso, con el leproso. Todosllevamos dentro algo, mucho o poco, de lo que nos sentimos culpables. Podemosnegarnos a admitirlo, escondiendo la cabeza bajo tierra, como el avestruz. Opodemos reconocerlo, y acudir humildemente a Jesús, con la certeza de que “siquieres puedes limpiarme”. Él tiene el poder y la compasión necesarios paracambiar nuestra vida.

 

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Published on February 08, 2024 00:28
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José Luis Sicre
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