Dos ejemplos malos y uno bueno. Domingo 31. Ciclo A
La cátedra de Moisés
Los protagonistas de las treslecturas (hoy tendré también en cuenta la segunda) son las personas quedeberían estar al servicio de la comunidad. Unos se portan mal con Dios y conel prójimo; Pablo se entrega por completo a sus cristianos.
El mal ejemplode los sacerdotes (1ª lectura)
La primera lectura nos traslada a Judá en el siglo IVa.C. Por entonces, los judíos están sometidos al imperio persa. No tienen rey,sólo un gobernador, y los sacerdotes gozan cada vez de mayor poder y autoridad.Pero no lo ejercen como correspondería. Contra ellos se alza este profetaanónimo (Malaquías no es nombre propio sino título; significa “mi mensajero”).
Las acusaciones que hace a lossacerdotes son muy duras, pero parecen muy genéricas: no dar gloria a Dios, noobedecerle, no guardar sus caminos, hacer tropezar a muchos. Si la liturgia nohubiese mutilado el texto, quedarían claras algunas de las cosas con las quelos sacerdotes desprecian a Dios: ofreciendo sobre el altar pan manchado,animales ciegos, cojos, enfermos o incluso robados. En definitiva, no danimportancia al altar ni a lo que se ofrece a Dios. En cambio, hacen tropezar amuchos, son parciales en la instrucción, favoreciendo a unos y perjudicando aotros en cuestiones muy distintas (cultuales, económicas, matrimoniales).
Lecturade la profecía de Malaquías 1, 14-2, 2b. 8-10
«Yosoy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones -dice el Señor de losejércitos. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no osproponéis dar gloria a mi nombre -dice el Señor de los ejércitos-, os enviarémi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos enla ley, habéis invalidado mi alianza con Leví -dice el Señor de losejércitos-. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por nohaber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las personas al aplicar laley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismoSeñor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando laalianza de nuestros padres?»
El mal ejemplode los escribas y fariseos (Mateo 23,1-12)
En los domingos anteriores leíamos diversosenfrentamientos de grupos religiosos judíos con Jesús. Ahora le toca a élcontraatacar. Y lo hace con un discurso muy extenso, del que hoy sólo se lee laprimera parte, dirigido contra los escribas y fariseos, los principalesrepresentantes religiosos de los judíos después del año 70 (cuando los romanosincendiaron el templo de Jerusalén, los sacerdotes pasaron a segundo planoporque no podían ejercer su función cultual).
Los escribas eran los especialistas en la Ley de Moisés,algo así como nuestros canonistas y moralistas. Los fariseos eran los seglarespiadosos, que se esforzaban sobre todo por cumplir las normas de pureza y porpagar el diezmo incluso de lo más pequeño.
Ni buen ejemplo ni buenaenseñanza
En la cátedra de Moisésse han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan;pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo quedicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a lagente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo paraempujar.
El discurso comienza con unaafirmación llena de ironía. Aparentemente distingue entre lo que dicen y lo quehacen. Lo que dicen es bueno, lo que hacen... es que no hacen nada. Sinembargo, esta afirmación hay que matizarla teniendo en cuenta el resto delevangelio. Entonces se advierte que Jesús no está de acuerdo con la enseñanzade escribas y fariseos, porque en otras ocasiones ha mostrado su desacuerdo conellos, e incluso ha puesto en guardia a los discípulos contra su doctrina. Asílo demuestra la referencia a su enseñanza: toda ella se resume en agobiar a lagente con cargas pesadas, que ellos no se molestan en empujar ni con el dedo.Por consiguiente, la única forma adecuada de interpretar las palabras inicialeses la ironía. Jesús está en desacuerdo con la conducta de escribas y fariseos,y también con su enseñanza.
Filacterias yalzacuellos, borlas y colorines
Todo lo que hacen espara que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas delmanto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honoren las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente losllame maestros.
El discurso sigue con el mismo enfoque irónico. Despuésde afirmar que «no hacen», dice que hacen muchas cosas, todas para llamar laatención. Y se detiene en algo a lo que Jesús daba mucha importancia: la formade vestir.
Las filacterias eran pequeñas cajas forradas de pergaminoo de piel negra de vaca que contienen tiras de pergamino en las que estánescritos cuatro textos bíblicos (Dt 11,13-22; 6,4-9; Ex 13,11-16; Ex 13,2-10).Desde los trece años, durante la oración de la mañana en los días laborables, elisraelita varón se ponía una sobre la cabeza y otra en el brazo izquierdo,pronunciando estas palabras: «Bendito seas, Yahvé, Dios, Rey del Universo, quenos has santificado por tus mandamientos y que nos has ordenado llevar tusfilacterias». Mateo alude a una costumbre de los judíos beatos, que llevabanlas filacterias todo el día y agrandaban las borlas para hacerlas más visibles.
El origen de las borlas se remonta a Nm 15,38s: «Di a losisraelitas: Haceos borlas y cosedlas con hilo violeta a la franja de vuestrosvestidos. Cuando las veáis, os recordarán los mandamientos del Señor y osayudarán a cumplirlos sin ceder a los caprichos del corazón y de los ojos, queos suelen seducir». Los judíos beatos agrandaban esas borlas que llamar laatención. Escribas y fariseos caen en estos defectos, a los que se añaden otrosdetalles de presunción.
Ni maestro, ni padre
Vosotros, en cambio, noos dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotrossois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno soloes vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno soloes vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestroservidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla seráenaltecido.
Mateo, que no quiere limitarse a ironizar, sino que deseaevitar los mismos peligros en la comunidad cristiana, termina esta parteintroductoria exhortando a evitar todo título honorífico: maestro, padre,consejero. En su opinión, no se trata de una cuestión secundaria: el uso deestos títulos equivale a introducir diferencias dentro de la comunidad,olvidando que todos somos iguales: todos hermanos, todos hijos del mismoPadre. Más aún, esos títulos significan desposeer a Dios y al Mesías de la dignidadexclusiva que les pertenece, para atribuírsela a simples hombres. Por eso,frente al deseo de aparentar de escribas y fariseos, el principio que deberegir entre los cristianos es que «el más grande de vosotros será servidorvuestro». Y el que no esté dispuesto a aceptarlo, que se atenga a las consecuencias:«A quien se eleva, lo abajarán, y a quien se abaja, lo elevarán».
El buen ejemplode Pablo (1ª Tesalonicenses 2,7b-9.13)
Por pura casualidad, y sin que sirva de precedente, lasegunda lectura de hoy se puede relacionar con las otras dos. Frente al malejemplo de desinterés, autoritarismo, vanidad y presunción, Pablo ofrece unejemplo de entrega absoluta a los cristianos de Tesalónica, como una madre,trabajando día y noche para no resultarles gravoso.
Hermanos:
Os tratamos con delicadeza,como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamosentregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas,porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no, hermanos, nuestrosesfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie,proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésa es la razón por laque no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, queos predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es enverdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.
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