La mujer que calló a Jesús. Domingo 20. Ciclo A.
A Jesús nadie era capaz de callarlo. Ni los sabihondosescribas, ni los piadosos fariseos, por no hablar de sacerdotes y políticos. Laúnica persona que lo calló fue una mujer. Y encima, pagana.
Dos reacciones muy distintas ante un texto problemático
El evangelio de Marcos cuenta elencuentro de una mujer pagana con Jesús, en el que este responde a su peticiónde forma fría, casi insultante. Lucas, tan interesado por los paganos, omitióeste pasaje en su evangelio. Mateo, igualmente defensor de los paganos, adoptóuna postura muy distinta: en vez de omitir el episodio, lo amplió, haciéndolomucho más dramático.
El Mesíasantipático y la pagana insistente
Paraentender la versión que ofrece Mateo de este episodio hay que conocer la deMarcos, que le sirve como punto de partida.
Marcoscuenta una escena más sencilla. Jesús llega al territorio de Tiro, entra enuna casa y se queda en ella. Una mujer que tiene a su hija enferma, acude aJesús, se postra ante él y le pide que la cure. Jesús le responde que no estábien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos. Ella le dice quetiene razón, pero que también los perritos comen de las migajas de los niños. YJesús: «Por eso que has dicho, ve, que el demonio ha salido de tu hija».
Mateo describeuna escena más dramática cambiando el escenario y añadiendo detalles nuevos,todos los que aparece en cursiva y rojo en el texto siguiente.
«En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro ySidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno deaquellos lugares, se puso a gritarle:
― Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene undemonio muy malo.
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercarona decirle:
― Atiéndela, que viene detrás gritando.
Él les contestó:
― Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
― Señor, socórreme.
Él le contestó:
― No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
Pero ella repuso:
― Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen lasmigajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
― Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada su hija.
Los cambios queintroduce Mateo
ü Elencuentro no tiene lugar dentro de la casa, sino en el camino. Esto le permitepresentar a Jesús y a los discípulos andando, y la cananea detrás de ellos.
ü Lacananea no comienza postrándose ante Jesús, lo sigue gritándole: «Ten compasiónde mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Pero Jesús,que siempre muestra tanta compasión con los enfermos y los que sufren, no ledirige ni una palabra.
ü Lamujer insiste tanto que los discípulos, muertos de vergüenza, le piden a Jesúsque la atienda. Y él responde secamente: «Sólo me han enviado a las ovejasdescarriadas de Israel.»
ü Lacananea no se da por vencida. Se adelanta, se postra ante Jesús, obligándole adetenerse, y le pide: «Señor, socórreme». Vienen ala mente las palabras de Mt 6,7: «Cuando recéis, no seáis palabreros como lospaganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán más caso». Esta paganano es palabrera; pide como una cristiana. Imposible mayor sobriedad.
ü Sigueel mismo diálogo que en Marcos sobre el pan de los hijos y las migajas quecomen los perritos.
ü Peroel final es muy distinto. Jesús, en vez de decirle que su hija está curada, ledice: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
Estoscambios se resumen en la forma de presentar a Jesús y a la cananea.
1) A Jesús lo presenta de formaantipática: no responde una palabra a pesar de que la mujer va gritando detrásde él; parece un nacionalista furibundo al que le traen sin cuidado lospaganos; es capaz de avergonzar a sus mismos discípulos.
2) En la mujer, acentúa suangustia y su constancia. Ella no se limita a exponer su caso (como en Marcos),sino que intenta conmover a Jesús con su sufrimiento: «Ten compasión de mí,Señor», «Señor, socórreme». Y lo hace de manera insistente, obstinada, llegandoa cerrarle el paso a Jesús, forzándolo a detenerse y a escucharla.
Ni obstinación nisabiduría, fe
Jesús podría haberle dicho: «¡Quépesada eres! Vete ya, y que se cure tu hija». O también: «¡Qué lista eres!» Perolo que alaba en la mujer no es su obstinación, ni su inteligencia, sino su fe.«¡Qué grande es tu fe!». Poco antes, a Pedro, cuando comienza a hundirse en ellago, le ha dicho que tiene poca fe. Poco más adelante dirá lo mismo al restode los discípulos. En cambio, la pagana tiene gran fe. Y esto trae a la memoriaotro pagano del que ha hablado antes Mateo: el centurión de Cafarnaúm, con unafe tan grande que también admira a Jesús.
Con algunasmujeres no puede ni Dios
El episodio de la cananea recuerdaa otro aparentemente muy distinto: las bodas de Caná. También allí encontramosa un Jesús antipático, que responde a su madre de mala manera cuando le pide unmilagro (las palabras que le dirige siempre se usan en la Biblia en contextode reproche), y que busca argumentos teológicos para no hacer nada: «Todavía noha llegado mi hora». Sólo le interesa respetar el plan de Dios, no hacer nadaantes de que él se lo ordene o lo permita.
En el casode la cananea, Jesús también se refugia en la voluntad y el plan de Dios: «Sólome han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.» Yo no puedo hacer algodistinto de lo que me han mandado.
Sinembargo, ni a María ni a la cananea les convence este recurso al plan de Dios.En ambos casos, el plan de Dios se contrapone a algo beneficioso para elhombre, bien sea algo importante, como la salud de la hija, o aparentementesecundario, como la falta de vino. Ellas están convencidas de que el verdaderoplan de Dios es el bien del ser humano, y las dos, cada una a su manera,consiguen de Jesús lo que pretenden.
Gracias aeste conocimiento del plan de Dios a nivel profundo, no superficial, Isabelalaba a María «porque creíste» y Jesús a la cananea «por tu gran fe».
Enrealidad, el título de este apartado se presta a error. Sería más correcto:«Dios, a través de algunas mujeres, deja clara cuál es su voluntad». Peroresulta menos llamativo.
«Sólo me han enviadoa las ovejas descarriadas de Israel»
Con estaspalabras pretende justificar Jesús su actitud con la cananea. Si los discípuloshubieran sido tan listos como la mujer, podrían haber puesto a Jesús en unapuro. Bastaba hacerle dos preguntas:
1) «Si sólo te han enviado a lasovejas descarriadas de Israel, ¿por qué nos has traído hasta Tiro y Sidón, quellevamos ya un montón de días hartos de subir y bajar cuestas?»
2) «Si sólo te han enviado a lasovejas descarriadas de Israel, ¿por qué curaste al hijo del centurión deCafarnaúm, y encima lo pusiste como modelo diciendo que no habías encontrado enningún israelita tanta fe?»
Como losdiscípulos no preguntaron, no sabemos lo que habría respondido Jesús. Pero enel evangelio de Mateo queda claro desde el comienzo que Jesús ha sido enviado atodos, judíos y paganos. Por eso, los primeros que van a adorarlo de niño sonlos magos de Oriente, que anticipan al centurión de Cafarnaúm, a la cananea, ya todos nosotros.
Primera lectura yevangelio
La primera lectura ofrece un punto de contacto con elevangelio (por su aceptación de los paganos), pero también una notablediferencia. En ella se habla de los paganos que se entregan al Señor paraservirlo, observando el sábado y la alianza. Como premio, podrán ofrecer en eltemplo sus holocaustos y sacrificios y serán acogidos en esa casa de oración.La cananea no observa el sábado ni la alianza, no piensa ofrecer un novillo niun cordero en acción de gracias. Experimenta la fe en Jesús de forma misteriosapero con una intensidad mayor que la que pueden expresar todas las accionescultuales.
Lectura del libro de Isaías 56,1. 6-7
Así diceel Señor:
«Guardadel derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va arevelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo,para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sinprofanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, losalegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos ysacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos lospueblos.»
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