Lejos de abalanzarse sobre mí como el cachorro entusiasmado por la llegada de un nuevo día como tenía por costumbre, esa mañana Luca se levantó, se vistió y se marchó de la cabaña que compartíamos en silencio. Sin duda esto era parte de mi penitencia: el cuidado de mi compañero cuando yo más lo necesitaba y menos me lo merecía.
Luca sólo había sido clemente conmigo durante mi primer día, cuando había llegado tan machacado que ni siquiera era persona. Mi primera mañana en sentido es...
Published on October 09, 2022 14:36