La apolog��a de S��crates
Un excelente libro para iniciarse en la filosof��a, y en la lectura de los cl��sicos, puede ser La apolog��a de S��crates, escrita por Plat��n, su disc��pulo. Es una de las peque��as joyas ���apenas tiene 50 p��ginas en formato de bolsillo��� que no puede faltar en ninguna biblioteca, por su car��cter hist��rico y por la sabidur��a encerrada entre sus l��neas.

���Apolog��a��� significa defensa, pero no una defensa cualquiera, sino aquella que implique la palabra (logos), ya sea de forma hablada o escrita. En este caso, S��crates se defiende verbalmente ante sus acusadores, en el juicio celebrado en el a��o 399 antes de Cristo, donde 556 atenienses que formaban el jurado popular, deb��an deliberar sobre la suerte del c��lebre fil��sofo ���no tan c��lebre en su ��poca.
���No s��, atenienses������As�� comienza el libro, y esa ser�� la t��nica de la filosof��a de S��crates, y la de la propia filosof��a en s��: la de comenzar el camino desde el desconocimiento, que no desde la ignorancia. ���Solo s�� que no s�� nada���, la m��tica frase de S��crates aparece aqu�� por primera vez reflejada. Veamos qu�� significa esto, pues es una de las bases de la filosof��a, la de abordar toda cuesti��n sin prejuicios ni asentando la mente en bases ya prefijadas. "No saber", significa reconocer la limitaci��n del conocimiento y a la vez la voluntad de investigar para llegar a saber algo m��s. S��crates utilizaba dos m��todos para llegar al conocimiento: la dial��ctica(el di��logo de t�� a t�� con otras personas) y la may��utica (la t��cnica de asistir en el parto de las ideas), mediante la interrogaci��n, de tal forma que el conocimiento se iba revelando a trav��s del di��logo.
Ser consciente de la propia ignorancia
es un gran paso hacia el saber.
Benjamin Disraeli
El ignorante afirma,
el sabio duda y reflexiona.
Asrist��teles
Afirmar que se sabe lo que se sabe,
y que no se sabe lo que no se sabe���
Esa es la sabidur��a.
Confucio
A pesar de su elocuente apolog��a, o defensa, S��crates fue condenado a muerte por asebeia (impiedad o irreverencia hacia los dioses de la ciudad) y por corromper a la juventud con sus ideas. En lugar de huir, como pudo haber hecho, afront�� su muerte con serenidad y tom�� de su propia mano la copa que conten��a la mortal cicuta. Ten��a entonces 70 a��os. Corr��a el a��o 399 antes de nuestra era. Muri�� por sus ideas, como muchos otros har��an despu��s de ��l.
Este libro es un documento hist��rico, pero a la vez una genialidad de su autor, Plat��n, que estuvo presente cuando sucedieron los hechos. El juicio no se grab�� con un magnet��fono ni con un taqu��grafo ���mucho faltaba para el descubrimiento de dicha tecnolog��a���, y Plat��n redact�� el libro varios a��os despu��s, por lo que el discurso est�� idealizado y repensado por ��l, aunque se acepte que recurri�� a la memoria. Es mitad socr��tico, mitad plat��nico. Es hist��rico, pero no un documento escrito por un historiador, sino por un fil��sofo; y no por un fil��sofo cualquiera��� Esta es probablemente la primera obra de Plat��n, de las que se engloban dentro de la categor��a de las escritas en su juventud, que no por ello deja de ser menos sabia que las escritas en su madurez. Nos acerca como ning��n otro di��logo a la figura de S��crates.
���Una vida sin examen (o reflexi��n), no merece la pena ser vivida���, es otra de las inmortales frases que aparecen en este libro, y que marca el sello de la filosof��a griega ���y de toda filosof��a o medio de autoconocimiento que se precie���. ��Qu�� quiere decir esto? Libertad intelectual y af��n de buscar la verdad. Uno no se convierte en fil��sofo por estudiar la carrera de Filosof��a ���carrera que no exist��a en los tiempos de Plat��n���; uno se convierte en fil��sofo cuando se convierte en librepensador, cuando tiene el arrojo y el valor de pensar por s�� mismo, de afilar su raz��n y de dedicar unos minutos diarios al examen interior o a la reflexi��n filos��fica.
Vivir sin filosofar es, propiamente,
tener los ojos cerrados sin tratar de abrirlos jam��s.
Ren�� Descartes
As��, el ���no saber��� unido a la reflexi��n es el sello de la filosof��a. El librepensar, el dudar, el cuestionar, el no dar valor a autoridades externas ���por el mero hecho de que sean autoridades���, el pasar todo conocimiento por el filtro de la propia raz��n y el an��lisis, siempre dejando cierto lugar para la duda��� Ese es el legado de S��crates.

Este mensaje no es viejo, es m��s, es necesario m��s que nunca hoy en d��a, ya que nuevos dioses se han apoderado de la polis (de la ciudad y del mundo). Dioses revestidos de autoridad cient��fica, de certezas, de imposici��n intelectual y de restricciones de derechos y libertades. Dioses a los que no les gusta la filosof��a, y mucho menos el que otros filosofen, cuestionen, duden y se salgan de los paradigmas establecidos. Dioses que no dudar��n en llevar a aquel que ose pensar por s�� mismo ante un tribunal, y si les es posible, porque las leyes de determinados pa��ses lo permitan, ejecutarlo ���en privado o en p��blico���, o por lo menos ridiculizarlo a los ojos del mundo para silenciar su voz.
Si eso os pasa, volved a leer este libro, y sabed que otros antes que vosotros ya pasaron por ah��, y que la muerte no es el final de todo; que no hay que tratar a toda costa de huir de la muerte, sino de huir del mal, que avanza mucho m��s r��pido que la muerte ���esta ��ltima frase tambi��n podemos leerla en la apolog��a, y escucharla de labios de S��crates varios milenios despu��s; tal es la magia de los libros.
Aimar Roll��n