Neurolog��a I

Soy la figura m��s fr��gil de tu museo de vidrio.
Tus imprudencias me infunden terror.
Si de m�� sangras, pedazos m��s peque��os me har��s.
Si sin quererlo en ti me clavo, vidrio l��quido me har��s llorar.





Ahora tengo por ser un miedo lactante que alimento y acuno.
Con mi nana despierta y me duerme en el momento exacto de la hora de tu muerte.
No quiere comer, cambia por ��xtasis mis pastillas de distraerme.
Mi miedo ya es adolescente, rebelde rompe las puertas si no le dejo entrar a mi fiesta privada.
Miedo viruta, miedo m��o, miedo mecido.

Te espero despierta, dime cu��ndo volver��s.

Me preguntan cu��nto tiempo falta los relojes que dejaste caer de otras mu��ecas.
T�� todav��a me dejas inundar en la cocina - suficiente -
el humo parece vaho ascendiendo del suelo tiritando;
como un encuentro de mi llanto con la frialdad de mis abrazos
a la izquierda de los congelados de tu otra madre.
No sabes hacer nada sin m��,
pero conmigo haces lo que quieres.
La baldosa sabe que no te has ido y brilla m��s que en las que no resbalo,
la pules para que nos duela m��s que el resto.
Ya no soy parte de la lista de cosas que har�� antes de tus 27,
soy el pie esclavo que apaga otra colilla.
Miedo m��o ya no te reconozco, tengo los ojos tan hinchados
tan cansados de la aspereza.
Mis manos mojadas son dos mantas tendidas en el mar.

Qu�� pueden calentar.

Soy la figura m��s fr��gil de tu museo de vidrio,
��cu��nto me hubiste de admirar?

Miedo erguido como un busto de madera,
cuando toda tu galer��a arda,
no ser�� mi rostro el primero que desaparecer��.