Bueno, esta peli ya lleva unos cuantos días en cartel y ya la vio una cantidad grosera de gente en todo el planeta. De hecho ya es el film más visto de todo 2021. Esto quiere decir que, por esta vez, no me voy a morder la lengua a la hora brindar detalles acerca del argumento, de los personajes que aparecen, etc.. Corresponde, entonces, un SPOILER ALERT Yo fui al cine (como siempre) sin saber un choto de nada. Nunca me imaginé que iba a ver lo que vi. Sabía que iban a introducir el concepto del Mutiverso, para después explorarlo a fondo en la próxima peli del Dr. Strange, pero no tenía idea de que el núcleo de la trama iba a consistir en hacerse cargo de las cinco películas que hasta hace nada estaban barridas abajo de la alfombra. Porque, no jodamos, el 85% de No Way Home es eso: inventar una sarasa mística para que el Spider-Man actual interactúe con las iteraciones anteriores del personaje en la pantalla grande, y (esto es lo que más me sorprendió) con sus adversarios. Después hay un 15% que es lo que a mí más me gustó: la derrota de Spider-Man, la forma en la que su vida se hace inviable al punto de tener que perderlo TODO, o casi todo. Un villano que aparentaba tercerón, Mysterio, terminó por detonar un kilombo de proporciones multiversales gracias a su hábil manejo de las fake news y la forma en la que estas desestabilizaron al inexperto Peter Parker. Todo lo que pasa en esta película, que para Peter es una acumulación monumental de frustraciones, pérdidas y pesares, es consecuencia de que (por una vez en la vida) el plan de un villano salió mejor de lo esperado y lo garcó como de arriba de un puente. Literalmente, le arruinó la vida. O sea que si te gusta hinchar por los malos, dedicale una ovación a Mysterio, que –sin aparecer ni 30 segundos en esta cinta- se salió recontra con la suya en su afán por destruir a Spider-Man. El resto de la aventura está bien. Tiene muchas peleas al pedo, pero se hacen entretenidas. Muchos minutos para el gordito nerd y la flaquita mala onda, por ahí más de los que hacían falta. Bien los chistes, bien los momentos dramáticos, espectaculares las coreografías de las escenas de acción, aunque no tengan demasiado sentido (¿qué carajo hace ahí Sandman? ¿para qué bando juega? ¿cuántas veces cambia de bando? ¿es boludo o se hace?). Obviamente no me cierra que Spidey logre neutralizar más de media película al Doc Strange, pero tanto al principio como al final, el Tordo tiene un rol destacadísimo, cosa que yo tampoco sospechaba por no haber visto trailers ni teasers. La verdad que los 200 palos verdes están bien gastados, en un producto eficaz, donde por ahí se ve mucho más la mano de los productores que la del director Jon Watts, pero que funciona sobre todo para un público de amplia erudición en materia de cine superheroico. Acá Marvel pateó el tablero bien lejos: si ya era una bizarreada tener que mirar 30 películas previas para entender las nuevas, ahora te suman cinco pelis más de las versiones anteriores y las dos de Venom (esta tiene una escena que se complementa con Venom 2, cinta que yo nunca vi). Y por si faltara algo, se mantiene una sintonía muy fina con lo que pasa en las series de Disney +, e incluso en las de Netflix, porque tenemos también una breve escena en la que Charlie Cox vuelve a interpretar a Matt Murdock, para beneplácito de la hinchada. Si te ponés a hilar fino, hay un montón de cosas prendidas con alfileres, o que no cierran. Y si la onda es irse al carajo con la exploración del Multiverso… ya lo habían hecho antes y mejor en Into the Spider-Verse. Pero esta peli tiene magia (en varios sentidos) y verla en el cine con la gente común (no los periodistas y demás figurettis que se suelen acreditar en las funciones de prensa) tuvo el bonus track de presenciar reacciones, ovaciones y hasta lágrimas de los fans que tenía a mi alrededor. Son 148 minutos con muchísimas emociones, algunos giros argumentales interesantes y un alto nivel en las actuaciones… para contar una historia bastante menor, porque es obvio que al final cada héroe y cada villano se vuelve a su universo y la realidad troncal de lo que llamamos MCU va a quedar más o menos igual… para todos menos para el pobre Peter. Y como a la gente le encantó toda la movida de poner encima de la mesa las iteraciones que estaban barridas abajo de la alfombra, seguramente en la próxima peli del Dr. Strange las sorpresas van a venir por ese lado. Lo realmente brillante de No Way Home (además de ver cómo un villano de la B le caga la vida a un héroe grosso) es cómo los productores lograron convertir en un plus, en un gancho sumamente atractivo, lo peor que tenía Spider-Man en el cine, que eran los frecuentes reinicios, los cambios de actor, de universo, de origen y hasta de poderes. Eso que durante 20 años fuera un lastre, dos cuatros y un cinco todos de distinto palo, con un pase mágico se convirtió en el ancho de espadas con el 7 y el 6 de idem. Por eso mientras la gilada habla de saturación, agotamiento o colapso de esta Era de Oro de los superhéroes en el cine, Marvel se anima a cantarse “quiero retruco” a sí misma. Quiero.