08/ 03: TESTAMENT Vol.4

La verdad es que este tomo está muy bueno, realmente es un bajón que Testament no haya podido seguir su curso. Lo único que se le puede criticar a Douglas Rushkoff es que se planteó crear una serie compleja, arriesgada, rupturista, única en miles de aspectos, pero a la larga (en una de esas apretado por la necesidad de cerrar todo en el vigésimosegundo episodio) terminó por contarnos la enésima historia del mega-empresario malo contra los chicos rebeldes buenos. Por supuesto hay un montón de matices, pero Testament se puede destilar hacia esa esencia, hacia esa definición: No importa quién es en realidad o a quien representa Pierre Fallow. Cualquiera que quiera evitarse los esfuerzos y las metáforas, lo ve como al clásico villano corporativo, el infaltable garca de saco y corbata que se quiere quedar con todo. Y por el lado de Jake, Alec y el resto de lo rebeldes pasa lo mismo. Okey, están todas las referencias y resonancias bíblicas, y el guionista nos logra convencer que son mucho más que un grupete de pibes rebeldes. Pero si lo querés simplificar hasta lo más burdo, son eso: el grupete de pibes sublevados que le hacen el aguante como pueden al villano corporativo.
Con esos dos bandos bien definidos, con el super-clásico Establishment vs. Resistencia en juego, Rushkoff abre el tomo con una saguita de dos episodios en la que se resuelve el misterio del viejo Tyrone y se agiganta la brecha entre Jake y Amos, cuando cada uno encarna una forma distinta de responder a lo mismo, en un paralelismo muy natural, para nada forzado, con la historia bíblica de Jacobo y Esaú. Estas páginas cuentan además con los dibujos de Dean Ormston, un dibujante de culto, una especie de secreto a voces al que sólo veneramos un grupúsculo de fans de Vertigo. Algún día el mundo entero descubrirá la magnitud del talento de este oscuro dibujante inglés.
Y Testament desemboca en una tetralogía final, Exodus, en la que los rebeldes van a encontrar –finalmente y no sin acumular padecimientos- la forma de escupirle el asado a Pierre Fallow, el virtual rey de este mundo futurista, pero no tanto. No te quiero contar exactamente cómo lo cagan, pero tiene que ver con el maná, la nano-tecnología, los virus informáticos y los chicos que se hacen la paja mirando videos porno en la web. ¿Y los dioses? ¿Qué pito tocan? Después de mucho bla-bla, después de una intrincada (y muy bien lograda) interacción entre la historia de Alec y Fallow con la de Moisés y el faraón egipcio, los dioses se revelan como una manga de garcas que se desesperan por mantener la hegemonía sobre la creación, sobre el poder de crear. Casi de casualidad, la bandita de la ciber-resistencia encuentra la forma de manipular la tecnología de Fallow para que el ser humano pueda crear todo aquello que necesita. Chau escacez, chau hambre, chau enfermedades, chau pobreza. Después de muchas masacres truculentas, el panorama que se abre ante los ojos de estos chicos es el de un potencial paraíso, regido por la abundancia, aunque también por el caos. Y los dioses no se lo bancan: sin escacez, se hacen casi innecesarios. ¿Lo habías pensado desde esa óptica? Yo no. Y me re-cierra.
En cuanto al dibujo, para el arco final lo tenemos de vuelta a Liam Sharp, esta vez con más pilas, con muy poquitas páginas en las que se lo ve tirándose a chanta y muchas en las que pela lo que hay que pelar y mucho más. Cuando no se abandona a ese sub-estilo frutihortícola de los palotes grotescos, Sharp nos impacta con unas composiciones alucinantes, muy buenas planificaciones, monstruos y fondos laburadísimos, figuras y rostros humanos muy expresivos y repletos de detalles, como si lo entintara Kevin Nowlan, o alguno de los especialistas en rayitas finitas, tipo Scott Williams, pero con onda. No es todo parejo, pero lo que está bueno está realmente bueno.
Había mucho más para explorar a partir de lo que plantea este arco de Testament, no tengo dudas, pero bueno, los Pierre Fallow que rigen los destinos de Vertigo, o sea de DC, o sea de la Warner, d¡ijeron basta. Igual estos 22 episodios se disfrutaron mucho y sirvieron para tocar temas que la historieta habitualmente no toca.
Published on March 08, 2012 12:07
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