DIALOGANDO CON LAS NUBES VII

Los poetas que recitan a continuación a penas pueden llegar a alcanzar un nivel que ha quedado tan alto, sin desmerecer en absoluto, pues de hecho reciben más muestras de aprobación que la misma Dolors Miquel. Y sin embargo, los versos de algunos, para mi gusto, se quedan en el limbo de una visión de la vida y la naturaleza, excesivamente urbanita o excesivamente metafórica y convencional, donde lo alegórico exige demasiados esfuerzos interpretativos como para contentarse con una simple audición.

Solo la otra poeta, Laia Carbonell, llega a rozar el listón de la primera, con unos versos reivindicativos y hermosos acerca de la nostalgia por el mundo rural perdido y olvidado de nuestros ancestros, esa otra manera de vivir no menos dura que la de hoy, que tan a tono está con mis propias meditaciones.

Porque la vida del ayer en el mundo rural para las clases más oprimidas fue tan dura como la actual, solo que de una dureza diferente. Todos sabemos o deberíamos saber que la naturaleza y el mundo rural es duro, salvaje y no tiene nada de idílico, como deberíamos saber que el mundo urbano es sórdido, salvaje y no tiene nada de idílico. Deberíamos superar esa mentalidad dualista de lo rural contrapuesto a lo urbano y viceversa y comenzar a comprender que hay matices, hay otros ritmos de vida, pero los hemos perdido. Hay otras maneras de vivir, pero las hemos olvidado, cuando del pasado aún queda mucho por aprender.
Lo cierto es que necesitamos un mundo rural diferente y un mundo urbano diferente, porque vamos mal, vamos directos hacia el colapso. Los poderosos, las oligarquías corruptas intentan dilatar al máximo el actual estado de cosas, pensando solo en sus intereses económicos particulares, en mantener sus privilegios. Algunas voces llaman a la insubordinación, a la rebelión pero ¿cómo llevar a cabo esa rebelión?
Algunos opinan que todos estamos demasiado acomodados, embrutecidos por el fútbol y el consumismo como para atrevernos a votar un cambio radical o a sublevarnos de forma violenta.
En principio no queremos violencia, pero las palabras como democracia o incluso república comienzan a antojársenos, o al menos a mí, como obsoletas. El sistema democrático más democrático, nunca es auténticamente democrático. Vivimos inmersos en un sistema democrático-capitalista del que difícilmente podemos escapar, que en el fondo encubre una dictadura. Existe la dictadura-monárquica-democrática. Llámala como quieras. En otros territorios sería simplemente una dictadura-oligarca-democrática. Unos están muy acomodados en ese sistema y ni lo reconocen. Ni lo quieren reconocer. Otros pensamos que no podemos escapar, aunque lo que realmente ocurre es que no nos atrevemos a escaparnos.
Lo cierto es que podemos hacer mucho más de lo que hacemos. Aunque votar no parece servir de gran cosa. Mientras no sea posible votar para poder cambiar de sistema…
Pero podemos no viajar o viajar de otra manera. Podemos consumir lo estrictamente necesario para la subsistencia física y espiritual particular de cada uno. Podemos asegurarnos de que la energía que consumimos en nuestras casas no provenga de centrales nucleares. Podemos evitar coger el coche para lo mínimo imprescindible. Podemos instalar placas solares en nuestras viviendas o negocios si nuestra economía lo permite…
En definitiva, se trata de darle prioridad a lo ecológico por encima de lo cómodo, de lo fácil. Algunos ya estamos haciendo muchas de esas cosas, pero no es suficiente. Tenemos que exigir más, mucho más de las grandes empresas, de los poderosos y de los políticos. Es más, tal vez habría que acabar definitivamente con toda la clase política, superar de una vez los marcos mentales limitantes de izquierdas y derechas y buscar otras maneras de gestionar los territorios y el mundo entero. Deberíamos exigir que se creen equipos de mandatos para la estricta gestión de los territorios por tiempos mucho más limitados, que no den ocasión a crear redes de corruptelas y oligarquías que puedan ser fácilmente manejadas por lo que hoy llamamos “lobbies”, grupos de intereses o cabildeos.
Debemos exigir que se instale de una vez la meritocracia y se acabe definitivamente con las influencias, los amiguismos, los funcionariados, los privilegios de los unos sobre los otros.

Continuará…

© Maite Mateos

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Published on April 10, 2021 08:03
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