Igualdad



Justicia para que mujeres y hombres sean tratados como iguales, eso contestó un alumno de tercero de primaria en la Guía de Formación cívica y ética a la pregunta Explica qué es equidad de género. El estudiante tiene ocho años y no me deja de deslumbrar que haya llegado a esa conclusión por sí solo, en especial porque estoy convencido de que a esa conclusión no llegó tras leer la definición de su libro de estudio sino buscando la definición a través de comparar los distintos ejemplos que la vida le ofrece.

Sé que es una definición incompleta, en especial para los tiempos que vive, no es suficiente, pero basta, porque si a esta edad es capaz de reconocer que uno de los principios de la justicia es otorgar a cada uno lo que le corresponde y que ese uno es igual al otro, considero que tiene un enorme terreno ganado en la conformación de una opinión propia que le permita vivir en comunidad de la mejor manera.

Que se abordara la equidad de género me llamó la atención, pues está a la mitad del cuestionario, combinada con otras preguntas que, a mi parecer, no necesariamente se relacionan con este término, inicia con la descripción de las necesidades básicas, le sigue la descripción de las tradiciones y costumbres, además de explicaciones sobre en qué consiste la diversidad cultural.

Por un error de mi parte, para llegar a esa definición que tiene como centro la idea de justicia, evitamos lo que decía el libro de texto, me sorprendió tanto la aparición de ese término que me esforcé en hacerlo llegar a una definición propia, que me lo dijera a partir de su manera de ver el mundo; un mundo en que, desde el privilegio de poder jugar videojuegos, sólo lo haya escuchado hacer referencia a la justicia cuando se queja porque considera que no merece ser atacado por sus contrincantes porque sólo es un niño de ocho años.

Buscamos en el diccionario (en un libro físico, no en Google) la definición de diversas palabras que según yo le ayudarían a formar una idea sencilla de algo muy complejo; obstinado en no guiarlo hacia lo que yo pienso y creo, traté de ejemplificar con situaciones que al contárselas le parecieron inverosímiles, como que las mujeres ganen menos por realizar el mismo trabajo que los hombres, que ellas hayan adquirido, mucho después que los hombres, la posibilidad de votar y ser votadas.

En algún momento el alumno de primaria, al ejemplificar, me decía que también le parecía injusto que a los niños los trataran diferentes que a las niñas, en ese momento recordé a la comentocracia conservadora que antepone de manera insensata la primacía de la igualdad sin considerar que no se parte de un piso parejo.

También por un error mío, el niño de ocho años tuvo que repetir la guía, como no las imprimí a tiempo, resolvió primero las preguntas en un cuaderno para después pasarlas en limpio al formato que pide la escuela; un día después, al resolver el cuestionario, no copió las respuestas, y para demostrar que el tiempo que le había quitado del juego para el estudio había sido suficiente decidió resolverla de nueva cuenta, sin apoyarse en lo que había escrito.

Él tiene una semana de exámenes, en estos días tendrá que explicar qué entiende por equidad de género, pero también qué son las máquinas simples y mencionar los cambios de estado de la materia, así como qué es la masa y el volumen.

Justicia para que mujeres y hombres sean tratados como iguales, me punza de manera agradable la conclusión a la que llegó, no recuerdo haber aprendido eso en tercero de primaria. Y aunque minutos después de haber llegado a esa definición toda su atención se concentraba en descubrir al impostor entre los tripulantes de una nave espacial, estoy convencido de que esa semilla de verdad le pertenece y la empleará para desarrollarla, haciéndola crecer a medida que absorba el mundo.

Coda. El estudiante es mi hijo, a quien también tuve que explicarle que nacimos en siglos distintos y que mis canas no son resultado de haber nacido hace cien años, cuando le dije en qué eran diferentes su siglo y el mío hice énfasis en la idea del cambio, tú, ustedes –dije– sí van a poder considerarse como iguales, sin detenerse a buscar las diferencias que nos separan. Eso le espera a mi hijo y espero estar ahí para asentir orgulloso y feliz.


@aldan

Bajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on February 16, 2021 01:21
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