Hay un deseo primitivo y cruel en el bolsillo de quien tira las monedas del que las necesita.
Una necesidad destructiva de retener al amante a la sombra del zapatocon el que se quebranta su cabeza.
Un capricho inútil que transfigura al enamorado en un añejo chicle que,reposará sucio en la suela del criminal,junto al resto de sacrificados.
Afligido el adorador, cubierto del polvo de una promesa adulterada y decrépita,volverá a cuestionarse si es adorado.
Sé que tú estás ahí.Donde te vi sufrirla última vez que yo estuve.
En estas líneas sólo quería acariciar tu rostro;decirte con ternura protectora que,caminar a los pies de alguien,no es más que arrastrarse.
Y que si todavía te lo tienes que preguntar: no te quiere.
Published on May 05, 2017 12:36