Como niños recién nacidos

Antiguamente se denominaba Domingo de Quasimodo al siguiente que venía después del de Pascua, pues las misas de ese día empezaban con la frase en latín "Quasi modo geniti infantes", la cual significa "Más o menos como niños recién nacidos". Por si os lo preguntabais, Victor Hugo decidió llamar así al protagonista de su novela "Notre Dame de París" porque éste fue encontrado en la puerta de la catedral en un Domingo de Quasimodo y porque el deforme jorobado no parecía humano del todo, sino "más o menos" humano.

Pocas veces antes un libro me había enseñado una frase que me fuera a influir tanto, y no solo en cultura literaria. Llevo mucho tiempo aplicando el "Quasi modo geniti infantes" cada vez que vuelvo a comenzar en algo como si no acumulara experiencia previa en ello. En definitiva, cuando "renazco". El renacimiento del que hablaban las misas del Domingo de Quasimodo se refería a los fieles que adquirían una nueva vida en el Cristo resucitado una semana atrás, pero es que la locución latina tiene tanta fuerza que he comprobado que se aplica a cualquier enseñanza o experiencia de la vida.

Después de dos años y medio o tres de ausencia, por fin he cumplido un sueño que tenía en mente desde hace bastante: regreso a la interpretación y a los teatros, uno de los lugares en donde me siento como en casa y de donde, probablemente, nunca me tendría que marchar. Este retorno al hogar cual Ulises a Ítaca viene avalado por cuatro años de experiencia en el colegio y ocho en el grupo de mi instituto. Pero esta vez no he querido recaer en un viejo error en el que caí cuando comencé a hacer teatro en la Secundaria, y es el de entrar por la puerta creyéndome la gran actriz que pude haber sido en Primaria y que, ya por ello, debían darme papeles de relevancia desde el comienzo, escudándome en la excusa de una experiencia mía que, ni ellos saben, ni quizás les importe.

Una evidencia está en cuando, este mismo mes, comencé a frecuentar mi nueva compañía y a ensayar con ella. Yo no tenía nada que ver con la intérprete que era elogiada en el instituto: me bloqueaba pensando mucho, me trababa en coletillas y hasta sobreactuaba. Mi nuevo director lo achacó a que me he trasladado a un mundo distinto, pues cada director teatral tiene un método de trabajo diferente. Yo no pienso ir por ahí poniéndome a comparar gratuitamente entre uno y otro, porque cada uno tiene su propia y respetable perspectiva, y de todos se aprenden lecciones valiosas. Le contesté a mi director con una sentencia mucho más sencilla, acordándome de las letras de Victor Hugo: "Me siento como una recién nacida".

Podrás tener todos los conocimientos anteriores del mundo en cualquier materia que te apasione, pero si llevas mucho tiempo sin ponerlos en práctica (y peor aún: si se me hubiera ocurrido ir de sobrada durante y después de mi periodo de inactividad), vuelves a ser ese bebé acabado de salir del útero materno y que no sabe andar o hablar. Aquella criatura que necesita dejarse ayudar para convertirse en un hombre o en una mujer de provecho. Todo esto también se comprime en la remisión a unas palabras sinónimas de tremendo valor: MODESTIA, SENCILLEZ, HUMILDAD.

No hay sitio para el ego en un nuevo génesis. En el instante en que reinicio un proyecto, soy una semilla más que requiere su etapa de cultivo para poder ser como los árboles que ya están plantados a su alrededor. Eso sí: por muchas sequías o tormentas que surjan en el proceso, lo voy a disfrutar mucho. El esfuerzo que invierta en crecer durante este tiempo, me hará valorar mucho más el resultado final que se asoma a lo lejos, al otro lado del horizonte.
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Published on January 23, 2021 15:30
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Un Alma Libre De Mente Inquieta

Irene Maciá
Reflexiones introspectivas y personales de la escritora Irene Maciá.
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