El imperio persa sasánida
Bienvenidos a una nueva entrada de ¿Sabías que? En la entrega de hoy voy a hablaros de uno de los grandes y eternos enemigos del imperio romano: El imperio persa sasánida. Cómo siempre hablamos de los romanos, he creído oportuno dedicarles a sus archi-enemigos una entrada para rendirles un pequeño homenaje. Tranquilos, no me he pasado al enemigo, es que creo que es de justicia hablar de ellos también. Ya que como veréis su historia es también muy interesante y no tiene nada que envidiar a la del imperio romano.
El segundo imperio persaY es que el nombre de sasánida es el que recibe el llamado segundo imperio persa, que estuvo comprendido entre los años 226 y 651. Como veis una larga vida que no tiene nada que envidiar a sus enemigos occidentales. Pero vayamos al grano si os parece. Para conocer los orígenes de este imperio, debemos remontarnos a sus predecesores en el gobierno de los territorios de Persia, los partos. La dinastía sasánida fue una nueva rama que se alzó con el poder mediante su primer monarca o emperador, Ardashir I. Fue él quien derrotó al último de los reyes partos, el arsácida Artabano IV.
Moneda con la efigie del último rey parto, Artabano IVY ya que hablamos del imperio parto, es mejor que sepáis que la monarquía era bastante frágil en sus últimos tiempos. Y es que el Gran Rey dependía de las grandes familias de nobles, tanto para gobernar el imperio como para obtener los soldados de su ejército. Aunque estos nobles eran una amenaza constante, ya que siempre andaban conspirando para derrocarlo. Reíros de las intrigas de los romanos. Eran unos aficionados al lado de los partos y los persas.
Es por ello que las guerras civiles no eran exclusiva de Roma, sino que en Partia eran una constante también. Además, a lo largo del siglo II d. C., la monarquía había sufrido algunos derrotas severas a manos de Roma, lo que ponía aún más contra las cuerdas al emperador. Se perdieron muchos territorios fronterizos y suerte que Caracalla fue asesinado en el 217, porqué sino las cosas podrían haber ido peor para los partos.
Relaciones con Roma tras la muerte de CaracallaTras la muerte de Caracalla, le sucedió en el trono su prefecto del pretorio, Macrino, como bien sabéis. Este fue extorsionado por el emperador parto, Artabano IV, que le exigió tributos elevados a cambio de la paz. Aunque el pobre hombre no pudo obtener mejores resultados, sobre todo porque tenía amenazas internas a las que hacer frente. En primer lugar, uno de sus hermanos quería quitarle el trono. A la par, otro de sus nobles estaba también en pie de guerra contra su señor. Así que como veis, aquello era también un lío tremendo.
No pudo centrarse en Roma porqué suficiente tenía en casa. Y es que esa rebelión de uno de sus nobles fue la que acabó por destronarlo a él, y acabó con el imperio parto, que murió con él.
Moneda con la efigie de Ardashir I¿Adivináis quien era ese noble que le asestó el golpe definitivo al imperio? Pues ni más ni menos que Ardashir I, el mismo del que os he hablado a principio y que fue considerado el fundador del imperio sasánida. Este Ardashir I era persa y no parto. Aunque no se rebeló contra su señor por ese motivo. Y es que los persas estaban bien integrados dentro de las estructuras del imperio parto. Simplemente era un aristócrata con más ambición que otros que decidió hacerse con el poder absoluto. ¿Acaso los generales romanos no hacían lo mismo al proclamarse emperadores?
La nueva dinastíaAunque la cosa no sucedió de un día para otro. Tras derrotar al emperador y encumbrarse, debía afianzar su poder. Es evidente que eso llevaría su tiempo, porqué no todos estarían dispuestos a seguirlo y obedecerlo ciegamente. Sabemos que le llevó casi una década entera acabar con todos su enemigos y afianzarse en el trono, teniendo que conquistar regiones pertenecientes a su imperio que se declararon hostiles a él.
Según las fuentes romanas del momento, las que tenemos por desgracia, Ardashir I se proclamó a sí mismo heredero de los antiguos reyes aqueménidas vencidos por Alejandro el Grande. Y es que su nombre en griego seguro que os sonarás más, ya que se pronunciaba, Artajerjes.
Relieve en el que Ahura-Mazda proclama rey a Ardashir IPero, ¿por qué se alzó con el poder este monarca o emperador? Básicamente porqué fue un excelente militar y un líder sólido. Sabemos que profesaba la tradicional religión del imperio, el zoroastrismo, en la que el dios principal era Ahura-Mazda. Así trató de vincular su dinastía a los dioses para legitimar su subida al trono. No es extraño encontrar un relieve erigido por su hijo y sucesor, en el que se representa al Rey de Reyes siendo coronado por el mismo dios. ¿Hay algo más legítimo que eso?
Características del nuevo régimenEl nuevo imperio no difería en exceso del anterior. En esencia seguía siendo un estado basado en una especie de feudalismo o protofeudalismo en el que los nobles servían a su gobernante mediante un juramento de lealtad. La diferencia quizás más clara radicaba en que el rey se había apoderado de los órganos de la administración. Estos se fueron desarrollando entorno a la misma corte, debiéndose en gran medida al fuerte carácter de Adrashir I.
Otra característica fundamental que serviría para afianzar el poder y que era más que básica, fue el hecho de sustituir a los gobernadores de las provincias o regiones por miembros de su propia familia sasánida. Con ello se garantizaba la lealtad y el suministro de tropas. Y es que en el fondo, para que todo funcionara, el rey debía ser temido para poder ser respetado, cosas que tenía muy claras nuestro fundador.
No dejaba de ser un usurpador, y eso era una mancha clara en el expediente ya que había obtenido el poder por la fuerza. Quien iba a imaginar por aquel entonces que su dinastía se afianzaría en el poder hasta mediados del siglo VII. Para mantenerse debía dejar claro que no era débil, evitando las tentaciones de otros nobles que quisieran imitarle.
Afianzarse en el poderQue mejor manera de hacerlo que obteniendo victorias para demostrar que era un gobernante fuerte y sólido. Y que mejor enemigo que Roma para obtener un buen botín para los suyos. Así que pronto fijó su mirada en la frontera que separaba a los dos imperios.
Fotografía de las ruinas de Hatra en 1988. Autoria de Victrav para WikipediaPero no todos los miembros de la dinastía arsácida (anteriores gobernantes del imperio parto), habían sido vencidos. Algunos de ellos se mantenían en la región de Armenia, y ante la amenaza creciente optaron por estrechar lazos con Roma. Así pues, la antigua ciudad de Hatra (Armenia) que jamás había sido controlada por los romanos, admitió una guarnición de estos. Y es que en el 229 a duras penas había conseguido repeler un ataque persa.
La situación cambiaba por un estado de necesidad. Quien iba a decir hacía unos pocos años, que romanos y partos iban a aliarse. Pero ya he comentado que Adrashir I era ambicioso y un buen militar. Así que un año después, en el 230 atacó la provincia romana de Mesopotamia. Lo hizo tentado sobre todo porque el nuevo emperador romano, Alejandro Severo, había demostrado ser muy débil.
Además contó con otro aspecto a su favor. Y es que las tropas romanas de la provincia no estaban preparadas para resistir un ataque de tal magnitud. Ellos también se habían desgastado con guerras civiles. La disciplina se había relajado y con ella los niveles de entrenamiento.
Estocada sasánidaLos persas lograron asestar una estocada letal a los romanos y abrieron brecha con facilidad en las defensas romanas. Alejandro Severo intentó negociar con ellos en un inicio. Y eso no hizo más que envalentonar a Adrashir I, que vio aún más debilidad en el muchacho.
El emperador romano vio que lo que se avecinaba podía ser terrible. Reunió una fuerza expedicionaria con tropas de todos los confines del imperio y se dirigió al este a frenar a los sasánidas. Pero no todo iba bien en las filas romanas, y es que la moral estaba por los suelos. Hay constancia de que antes de llegar se produjo al menos un motín.
Pocos detalles hay en las fuentes romanas sobre el transcurso de la campaña. Tan sólo se sabe que o bien los persas se retiraron con las sacas llenas de botín o bien fueron expulsados por los romanos. Hay constancia de que el ejército romano penetró en territorio persa formando tres columnas. Una de ellas fue aplastada por el ejército persa poco antes de que Alejandro Severo ordenara el repliegue a zona segura.
Como resultado de las operaciones, todo quedó en un punto muerto que no favoreció a ninguna de las partes. Alejandro dejó la frontera oriental y se fue a Roma a celebrar un triunfo que quizás no fuera tal. Ardashir I licenció a sus tropas permitiendo que cada noble recuperara sus contingentes.
Resultados de la campaña y nuevos horizontesEl resultado para los sasánidas había sido más que positivo. Sus nobles habían conseguido un suculento botín y eso les dejaba satisfechos y le permitía a él respirar tranquilo. Además, había obtenido gloria militar gracias a sus victorias y eso le permitió afianzar su posición en el trono.
Lejos de conformarse, en el 236, el rey volvió a lanzarse contra Mesopotamia. En aquella ocasión le acompañó en la campaña su hijo y sucesor, Sapor I o Shapur I, que seguro que reconoceréis. El ejército persa tomó las ciudades e Carras, Nisbis y Edesa, las tres de gran importancia para Roma. Alejandro Severo ya no era el emperador, sino que había sido asesinado y su lugar lo ocupaba un antiguo legado del Rin, Maximino. Pero estaba muy ocupado con lo que tenía en el oeste como para hacer caso a la amenaza persa.
Lejos de afianzarse la situación en el imperio romano, surgieron guerras civiles que sin duda ofrecieron a los sasánidas una visión de debilidad. De nuevo gobernaba un niño, Gordiano III, y eso fue lo que provocó que en el año 240 los persas se lanzaran de nuevo al ataque. En aquella ocasión tomaron la ciudad de Hatra, baluarte de los partos arsácidas.
Pero algo había cambiado en el imperio persa sasánida. Y es por aquel entonces, el fundador de la dinastía, Ardashir I o Artajerjes, acababa de fallecer. Había construido un imperio poderoso y se lo había legado a su hijo Sapor I. Juntos habían compartido los últimos años de gobierno. Y el anciano rey y constructor de las bases del imperio se fue tranquilo a la otra vida sabiendo que su hijo era un guerrero y un gobernante fuerte y sólido, Vamos como lo había sido él.
Pero si os parece, por hoy ya hay suficiente. Queda mucho más por explicar sobre el imperio persa sasánida, aunque lo dejaremos para otro día. Así que estad atentos, porqué como ya os he dicho al principio, la historia de esta dinastía fue más que interesante.
Sergio AlejoAutor de Las Crónicas de Tito Valerio Nerva y de Herederos de Roma
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