Unos días antes.
Cuando le dije a mi madre adónde iba, le costó Dios y ayuda no echarse a reír en mi cara. Le había extrañado que me bajara las escaleras de casa un par de horas antes de mi hora habitual para irme al gimnasio a boxear, de modo que no había podido aprovechar esa excusa para enfrentarme a sus preguntas de siempre. -¿Adónde vas?-preguntó con extrañeza, el ceño fruncido mientras sobre su regazo descansaba una manzana a medio pelar. Puse los ojos en blanco, susurré un “...
Published on June 15, 2020 12:30