Una de mis grandes experiencias como gamer fue Diablo II. Podíamos jugarlo durante horas en la oficina. Nos desvelamos algunas noches, otras aplazamos el trabajo por un largo descanso (tres, cuatro horas) para seguirle. Alguna vez logramos una LAN party para juntar a ocho cabrones y recorrer todos los calabozos. El tiempo corrió entre nuestras manos como agua, entre la Coca-Cola, las papitas y la camaradería. Yo nomás decía, a veces, me voy a quedar un rato para jugar Diablo con los carnales...
Published on May 12, 2020 17:24