Reflexiona, haz introspección, reinvéntate
Estas semanas están comenzando a colapsar las estructuras sobre las que se basaba la sociedad como la conocemos. Y no es ponerse con pensamiento pesimista o apocalíptico. Es simplemente observar y deducir.
Si la gente comienza a perder sus medios de ingreso y no le es posible encontrar otros rápidamente, pero aún así necesita comer, tener acceso a servicios básicos (agua y electricidad, dejemos de lado televisión, teléfono e internet) y contar con un techo bajo el que vivir... ¿Cómo va a lograrlo?
Yo he estado inmerso --al igual que la mayoría de ustedes, estoy seguro-- dentro de ese maremágnum de información y de la medición diaria del pulso de avance de la pandemia. Independientemente de que un gobierno reaccione más rápido que otros para evitar la diseminación del microorganismo, es claro que todos los países están comenzando a tener secuelas cada vez más palpables en relación con este fenómeno.
La globalización y facilidad con que la gente se mueve de un lado a otro, que otrora representó una gran ventaja, ahora es lo que ha permitido la rápida diseminación mundial de una enfermedad que, si hubiese aparecido a inicios del siglo pasado, no habría tenido el mismo nivel de impacto.
Me hace gracia cuando veo cómo los estadistas comparan las pandemias del pasado con ésta, tratando de encontrar puntos de referencia que es imposible hallar porque no es el mismo contexto. El contexto lo es todo. Nuestro contexto es único e imposible de comparar con el contexto de hace veinte años, mucho menos con el de hace cincuenta o cien.
Corrientes espirituales (no religiosas, aclaro) están diciendo que este "socollón" que está recibiendo la Humanidad tiene como propósito provocar un Despertar de la Conciencia, para que suceda un cambio de fondo en nosotros, como seres conscientes e inteligentes, que hasta el momento no hemos tenido un depredador natural más que nosotros mismos.
Ahora, este depredador miniatura (que algunos malpensados, o tal vez no tanto, dicen que fue creado por nosotros mismos, vaya ironía) está poniendo en jaque el sistema, la economía, las maneras de relacionarnos, las formas de trabajar, de divertirnos, de acercarnos.
¿Será que el/los autor/es del confisgado bichillo tuvo/ieron en mente el impacto que tendría su pequeño monstruo o, al igual que el Victor Frankenstein de Mary Shelley, la criatura se le/s salió de control?
Yo creo que, al igual que el "moderno Prometeo", este nuevo monstruo nos abre la oportunidad de reflexionar acerca de nosotros mismos, de cómo subsistimos actualmente, de cómo nuestras acciones impactan para bien o para mal al mundo en que vivimos y a quienes nos rodean.
Dentro de ese proceso de reflexión, creo que hacer introspección es lo que procede. ¿Para qué otra cosa esta situación nos estaría obligando a quedar confinados y apartados de los demás? Sólo en soledad es posible enfrentarnos a nosotros mismos. A algunos les da terror ese enfrentamiento, mientras que otros lo reciben con los brazos abiertos. La decisión es de cada quien.
¿Tal vez, cuando aquellos valientes que se hayan sumergido en las profundidades de su propio ser salgan de nuevo a la superficie, habrán encontrado maneras de reinventarse, de priorizar lo que realmente importa y de dejar atrás lo banal, lo superfluo, lo vacío? Es aún muy pronto para decirlo.
Lo único que sé es que yo estoy navegando en mi mar interior desde hace ya más de un año y, en el proceso, pasé de ser un informático vendedor de software a ser un escritor, aprendiendo muchísimo, todos los días, y descubriendo cosas de mí mismo que no sabía que ahí estaban. Y el proceso no ha estado carente de dolor y sufrimiento, pero tampoco de grandes satisfacciones.
El proceso de reinventarse es duro, pero lo comparo con el proceso de tallado por el que pasa un diamante: a punta de golpes, se saca lo mejor de él, su más refulgente brillo y su más alto y preciado valor.
Si la gente comienza a perder sus medios de ingreso y no le es posible encontrar otros rápidamente, pero aún así necesita comer, tener acceso a servicios básicos (agua y electricidad, dejemos de lado televisión, teléfono e internet) y contar con un techo bajo el que vivir... ¿Cómo va a lograrlo?
Yo he estado inmerso --al igual que la mayoría de ustedes, estoy seguro-- dentro de ese maremágnum de información y de la medición diaria del pulso de avance de la pandemia. Independientemente de que un gobierno reaccione más rápido que otros para evitar la diseminación del microorganismo, es claro que todos los países están comenzando a tener secuelas cada vez más palpables en relación con este fenómeno.
La globalización y facilidad con que la gente se mueve de un lado a otro, que otrora representó una gran ventaja, ahora es lo que ha permitido la rápida diseminación mundial de una enfermedad que, si hubiese aparecido a inicios del siglo pasado, no habría tenido el mismo nivel de impacto.
Me hace gracia cuando veo cómo los estadistas comparan las pandemias del pasado con ésta, tratando de encontrar puntos de referencia que es imposible hallar porque no es el mismo contexto. El contexto lo es todo. Nuestro contexto es único e imposible de comparar con el contexto de hace veinte años, mucho menos con el de hace cincuenta o cien.
Corrientes espirituales (no religiosas, aclaro) están diciendo que este "socollón" que está recibiendo la Humanidad tiene como propósito provocar un Despertar de la Conciencia, para que suceda un cambio de fondo en nosotros, como seres conscientes e inteligentes, que hasta el momento no hemos tenido un depredador natural más que nosotros mismos.
Ahora, este depredador miniatura (que algunos malpensados, o tal vez no tanto, dicen que fue creado por nosotros mismos, vaya ironía) está poniendo en jaque el sistema, la economía, las maneras de relacionarnos, las formas de trabajar, de divertirnos, de acercarnos.
¿Será que el/los autor/es del confisgado bichillo tuvo/ieron en mente el impacto que tendría su pequeño monstruo o, al igual que el Victor Frankenstein de Mary Shelley, la criatura se le/s salió de control?
Yo creo que, al igual que el "moderno Prometeo", este nuevo monstruo nos abre la oportunidad de reflexionar acerca de nosotros mismos, de cómo subsistimos actualmente, de cómo nuestras acciones impactan para bien o para mal al mundo en que vivimos y a quienes nos rodean.
Dentro de ese proceso de reflexión, creo que hacer introspección es lo que procede. ¿Para qué otra cosa esta situación nos estaría obligando a quedar confinados y apartados de los demás? Sólo en soledad es posible enfrentarnos a nosotros mismos. A algunos les da terror ese enfrentamiento, mientras que otros lo reciben con los brazos abiertos. La decisión es de cada quien.
¿Tal vez, cuando aquellos valientes que se hayan sumergido en las profundidades de su propio ser salgan de nuevo a la superficie, habrán encontrado maneras de reinventarse, de priorizar lo que realmente importa y de dejar atrás lo banal, lo superfluo, lo vacío? Es aún muy pronto para decirlo.
Lo único que sé es que yo estoy navegando en mi mar interior desde hace ya más de un año y, en el proceso, pasé de ser un informático vendedor de software a ser un escritor, aprendiendo muchísimo, todos los días, y descubriendo cosas de mí mismo que no sabía que ahí estaban. Y el proceso no ha estado carente de dolor y sufrimiento, pero tampoco de grandes satisfacciones.
El proceso de reinventarse es duro, pero lo comparo con el proceso de tallado por el que pasa un diamante: a punta de golpes, se saca lo mejor de él, su más refulgente brillo y su más alto y preciado valor.
Published on March 27, 2020 11:47
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Some random thoughts thrown to the Universe by a crazy man who plays to be sane. :)
Algunos pensamientos al azar lanzados al Universo por un loco que juega a estar cuerdo. :)
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