DAIMÓN
FORK EL OSCURO
En su pelaje dominan los tonos oscuros. Su aspecto recordaría al de un lobo, sino fuera por sus orejas grandes, pesadas y algo gachas. Pero es en las profundidades de su caoba mirada, matizada de negras virutas, donde se refleja la experiencia de sus muchos años al lado de Endora, la Encantadora de Palabras. Fork siempre apoya el hocico sobre una de las piernas de Endora, para intentar reconfortarla y aliviar su desazón. Porque cuando Endora se siente triste y desanimada por el hecho de que las palabras no fluyen como desea o, porque cuando fluyen no tiene tiempo para atraparlas con su pluma sobre una hoja apergaminada, solo encuentra consuelo acariciando el negro pelaje de Fork el Oscuro. Entonces siente como fluye de nuevo la energía, la fuerza en su interior, necesaria para que afloren una vez más las palabras y no queden atrapadas en lo más profundo de su alma.
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FORK EL OSCURO
Endora disfruta creando, combinando y jugando con las palabras. Se esfuerza en conformar con ellas fantasías y reflexiones. Fork el Oscuro lo sabe bien, como también sabe que él ya solo no basta. Y el trabajo de Endora es importante. Sin los encantadores, de las palabras, de las piedras, de los colores, de los sonidos y de la belleza en general, el mundo sería más oscuro, sucio y triste de lo que ya es. Y debe evitar que eso ocurra. Fork el Oscuro también sabe que en el interior de Endora comienza a abrirse un abismo en el que podría caer si él no lo evita de alguna manera.
Los encantadores son así. Complejos, difíciles… Y además, Fork es muy consciente de que, como Daimón, está envejeciendo y perdiendo facultades. Debe complementarse. Debe ponerse en marcha inmediatamente.
Continuará…
Autor: Maite Mateos


