Cómo terminé de escribir mi primer libro

Presentación del libro “Tempus Umbras: Realidad, Magia y Destino” en Capital Coffee

Algunos de nosotros queremos escribir aunque sea un libro, ya sea acerca de nuestra vida, de nuestro trabajo, de historias que hemos escuchado, de cuentos fantásticos o de algún conocimiento en específico, pero muchas de estas ideas se quedan a medias o ni siquiera se han comenzado a escribir. Hay muchas razones por las que esto sucede, pero he descubierto el secreto para poder terminar de escribir el libro que tenía en mente (también puedes aplicar estas recomendaciones a proyectos personales).

Te contaré acerca de mi experiencia y como fui aprendiendo en la marcha.

Todo comenzó por una idea cuando tenía 12 años. No sabía como plasmar esas ideas en escrito, así que hice muchos dibujos y creé los primeros personajes de mi cuento. Luego escribí un capítulo, el cual tenía la longitud de una cuartilla. Yo creía que había escrito bastante (pobre ilusa de mí).

Pasó un año y perdí la hoja del primer capítulo que había escrito (¡oh no, había perdido bastante material! Es sarcasmo). Lo que hice fue volver a escribir el capítulo y unos meses después encontré el cuaderno donde lo había escrito. En ese momento tenía dos versiones del mismo capítulo y pensé que había sido tiempo perdido volverlo a escribir, pero a la hora que lo leí me di cuenta que el segundo que había escrito era mucho mejor. Arranqué esos dos escritos y luego busqué un cuaderno nuevo para empezar a escribir mi libro. Ese cuaderno lo forré con estampas y recortes que a mí me inspiraban (incluso recorté una tarjeta de Yu-Gi-Oh de mi hermano, obviamente se enojó mucho y quizás ahora esa tarjeta hubiera valido mucho).

Escribía muy poco, pero dibujaba mucho. Pensé en hacer mejor un comic con la historia, pero cuando hice el primer intento vi que tardaba más en dibujarlo que en escribirlo y no me quedaba a como yo lo quería. Cuando tenía 14 años le dije a mi mamá que quería ser escritora y me dijo “te vas a morir de hambre”, luego le dije que quería ser pintora y ella me dijo “te vas a convertir en hippie” (ni siquiera sabía que era un hippie) y cuando tuve 18 años le dije que estudiaría Animación y Arte digital y ella no supo como reaccionar (creo que fue porque no entendía de qué trataba la carrera).

Cuando entré a la universidad, pensé en tirar todo mi cuento a la basura (y eso que ya tenía una mega carpeta llena de escritos y dibujos), pero una noche que regresé a la casa de mis padres, platiqué con mi papá. Constantemente discutíamos porque éramos muy parecidos, pero en aquella ocasión estuvimos platicando por horas. Él fue la primer persona que escuchó la historia completa de mi cuento. Le dije que era una idea absurda y él me dijo “es increíble tu cuento, nunca dejes de escribir” (creía que lo decía sólo porque soy su hija, pero me alegró escuchar que me dijera eso). Meses después él murió de cáncer repentinamente.

Por unos años dejé de escribir. Me sentía perdida y ya no me interesaba nada. Mi mamá encontró un cuaderno de mi papá cuando estaba limpiando uno de los libreros de la casa. En ese cuaderno él tenía escritos y también tenía una carta dedicada a mi mamá, a mis hermanos y a mí. De la línea que estaba dedicada a mí recuerdo una frase, la cual me la repito todos los días “nunca dejes de escribir”.

En mi último año de la carrera tomé una materia optativa de Escritura Creativa. Creía que la clase se trataba de cómo escribir un libro, pero no. Las reglas de la clase para sacar el 100 de calificación eran asistir a las clases, aplaudir en la clase (sí, aplaudíamos cuando alguien se animaba a pasar a exponer su escrito y después de exponer) y escribir un cuento de por lo menos 20 páginas (con interlineado de 1.5, por lo cual no era tan complicado). Cuando me tocó exponer, yo tenía mucho miedo. Las manos me temblaban y quería comentar o decir algo, pero las reglas eran que si exponías sólo podías hablar los 5 minutos antes de que se acabara la clase. Ahí aprendí a recibir retroalimentación y escuchar las opiniones de otras personas acerca de mi cuento. El comentario que aún recuerdo fue de una compañera que dijo “a mí no me gusta leer libros de magia o de ficción, pero en definitiva éste sería el primero que leería”. Al final de la clase no tuve tiempo de hablar mucho porque mis compañeros seguían dando observaciones. Todos los comentarios los tomé como algo positivo, incluso los negativos porque me ayudaban a mejorar mi libro.

Avance del libro publicado anteriormente con el nombre de “El país del Tiempo”

El último día de clases publiqué en físico unos capítulos de mi libro (40 páginas para cumplir con la calificación) y me sentía tan confiada pensando que lo terminaría pronto de escribir, pero situaciones pasan en la vida.

Cuando me gradué, trabajé en una empresa de consultoría como diseñadora de interfaces de aplicaciones y páginas web y también como desarrolladora frontend. Al principio no me alcanzaba para pagar el crédito de lo que debía de la universidad, la renta del departamento, comidas y transporte, así que mi tiempo libre lo dedicaba a trabajar como freelance de diseño. Por más que quería seguir escribiendo no encontraba el tiempo. Tuve que tomar una decisión y hacer un cambio en mi vida. Por esa razón me cambié a otra empresa donde me pagaban un poco más y decidí dejar de trabajar en mis tiempos libres para poder dedicar ese tiempo a mi libro.

En el 2015 hice un experimento en donde me puse una meta por mes de terminar de escribir, revisar y crear un dibujo relativo a un capítulo. Al terminar de revisar el primer capítulo, lo subí a diferentes plataformas de libros y así continué hasta el capítulo 5. Lo medí por unos meses viendo cuántas veces se descargaba siendo gratuito, qué plataforma digital era mejor y cuáles eran las opiniones de los lectores. Le iba a seguir con los demás capítulos, pero me enfermé en varias ocasiones, nada grave, pero no tenía fuerzas para seguir escribiendo. En el 2016 me tocó un proyecto que era en la ciudad de México. Trabajaba todo el día y cuando salía del trabajo cenaba y luego regresaba al hotel para ir directo a dormir. Pensé que no tenía tiempo para seguir escribiendo y que a la gente no le interesaría mi cuento porque recibí un comentario negativo en una de las plataformas. Un compañero del proyecto (quien se ha vuelto muy especial para mí, ahora es mi novio) me dio comentarios muy positivos de los capítulos que había publicado y me dijo que esperaba con ansias a que ya lo lanzara completo para seguir leyéndolo. Con eso entendí que no a todos les va a gustar mi libro porque es para un público específico así como las aplicaciones son diseñadas para usuarios específicos. Busqué y encontré pequeños espacios de tiempo que dedicaba a ver películas o series, así decidí usar ese tiempo para mejor ponerme a escribir.

A principios de 2017 me volví a cambiar de trabajo después de haber tenido un problema de salud por el ritmo de trabajo que tenía por viajar cada semana. Creía que el nuevo trabajo sería más tranquilo por ser una Startup (que equivocada estaba). Aún así encontré mi tiempo para viajar y escribir. Me puse de meta escribir por lo menos una página por día y de terminar de escribir un capítulo por mes.

En julio de 2017 terminé mi libro. Creía que ya estaba totalmente terminado y listo para publicar (era una novata, aún lo sigo siendo, pero no tanto). Mi novio me lo pidió para revisarlo, así que se lo envié. Después de leerlo me pasó muchas correcciones que me ayudaron a darle mejor calidad. Vi que necesitaba ayuda de alguien más que también estuviera dispuesto a leerlo completo y tomarse el tiempo de revisarlo todo, vi que mi hermana tenía tiempo y le dije que si me editaba mi libro le pagaría $500 pesos mexicanos (sé que no es mucho, pero era lo que tenía).

Así fue como en agosto de 2017 estaba ya terminada la primera edición de mi libro que se llama “Tempus Umbras: Realidad, Magia y Destino” (anteriormente lo había nombrado “El país del Tiempo”, pero al buscar en internet descubrí que ya existía un libro con ese título).

Libro “Tempus Umbras: Realidad, Magia y Destino” en formato para Kindle

Lo que aprendí con este proceso es que siempre hay tiempo, sólo que lo dedicas a otras cosas en vez de escribir. Mi recomendación es establecer metas por día, por semana y por mes. Contempla que hay fechas en donde no podrás escribir como asistir a reuniones con amigos o familiares (no dejes de ir porque ellos son los que más pueden apoyarte), asistir a eventos especiales o salir de viaje (te sirve de inspiración). Cuando tengas un bloqueo mental en donde no tengas idea de como continuar con tu escrito, ordena el contenido de tu libro. A mí me ha ayudado mucho el ordenar el contenido para hacerlo más interesante. Si te sientes perdido, crea fichas técnicas de lugares, personajes, temas, elementos o crea una línea de tiempo (como mi libro habla sobre viajes en el tiempo, entonces mi línea del tiempo me ha servido mucho para orientarme de cada suceso y fecha). Para poder crear el contenido empieza uniendo ideas o pequeños fragmentos de texto, con la práctica esto lo harás en automático y verás que lo complicado no es escribir, sino simplificar los detalles. Lee lo que has escrito mínimo 3 veces, siempre pide retroalimentación, ya que tú no sabes como interpretan los demás tu libro, y paga a un editor para corregir los errores de estilo u ortotipográficos (si no tienes para pagarlo, busca a alguien de confianza que sea bueno en ortografía).

Como última recomendación, lee mucho y nunca dejes de escribir.

Si te interesa leer mi libro, puedes encontrarlo en Amazon como “Tempus Umbras: Realidad, Magia y Destino”. Para estar al tanto de los siguientes libros de esta serie, busca Tempus Umbras en Facebook y en Instagram.

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Published on August 15, 2018 06:06
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