Alejandro Magno: del Gránico a Issos





Bienvenidos a una nueva entrada de ¿Sabías qué? Esta semana retomaré el relato de la campaña de Alejandro en Asia. En esta ocasión hablaré de Alejandro Magno: del Gránico a Issos. Aunque no creáis que pasó casi nada entre esas dos batallas, ya os avanzó de que sí. Y de ello es precisamente de lo que os voy a hablar hoy. Ya veréis como no tiene desperdicio.





Tras su primera victoria en el Gránico, la campaña continuó su curso. Lo primero era afianzar el abastecimiento de esas tropas que se habían avanzado y adentrado en territorio enemigo. Para hacerlo debía conseguir hacerse con el dominio de las ciudades de la satrapía, sobre todo las del litoral que eran las que permitirían recibir provisiones por mar mediante sus puertos.





Las ciudades griegas de Jonia y su posicionamiento ante Alejandro



Por suerte para el rey, todas las ciudades no se iban a oponer a la llegada de los macedonios. Por ejemplo Éfeso recibió a las tropas de Alejandro como libertadores. Se sacudían de esa manera el yugo persa, y el rey macedonio supo ganarse al pueblo. Lo primero que hizo fue restituir el templo de Ártemis, que era considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo.





Alejandro Magno: del Gránico a IssosReconstrucción en maqueta del templo de Artemisia en Éfeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo



La causalidad o no, quiso que ese mismo templo fuera incendiado y destruido el mismo día en el que nació Alejandro. Plutarco en su infinita sabiduría dijo las siguientes palabras al respecto: “Era natural que hubiera ardido por completo el templo, puesto que la diosa estaba ocupada en el parto de Alejandro”.





El resto de ciudades que se encontraron a su paso fueron rindiéndose mayoritariamente. Aunque no todas se lo iban a poner tan sencillo. El primer obstáculo que encontró en su avance casi triunfal fue el de la ciudad de Mileto. En esa poderosa ciudad se habían refugiado algunos de los persas supervivientes del Gránico. Estos obligaron a los gobernantes de la ciudad a no rendirla, así que Alejandro lo dispuso todo para su primer gran asedio en Asia.





El asedio de Mileto



Los milesios enviaron una embajada a Alejandro pidiéndole que considerara a la ciudad como neutral, pero el rey macedonio no iba a ceder. No podía continuar su avance dejando una plaza liderada por algunos persas a sus espaldas, habría sido una decisión imprudente.





Así pues, se puso manos a la obra y ordenó rodear la ciudad y bloquear el puerto mediante una poderosa flota. Acto seguido se dio inicio al bombardeo de los muros. Ya os dije en la anterior entrada dedicada a Alejandro que entre sus filas contaba con verdaderos maestros en el arte de la poliorcética.





Alejandro Magno: del Gránico a IssosHelepolis, torre de asedio usada en la antigüedad



Aunque un ligero contratiempo se produjo entonces. Apareció una flota persa para tratar de levantar el asedio, pero fue bloqueada por la marina macedonia y griega. Además el rey bloqueó las playas con su caballería para evitar que esas tropas que iban en las naves trataran de llevar a cabo un desembarco.





Los milesios, desesperados, rindieron una de las puertas y dejaron el paso franco a los asaltantes. La rabia inicial se contuvo y Alejandro decidió perdonar la vida a los habitantes exceptuando a los no ciudadanos que fueron esclavizados, entre ellos todos los persas que habían obligado a los habitantes de la ciudad a combatir.





Halicarnaso: el siguiente escollo en el camino



Pero lejos de entender que no era muy inteligente plantar cara a Alejandro, otra importante ciudad en hacerlo fue la hasta entonces inexpugnable fortaleza de Halicarnaso. Además, era una de las bases más importantes de la flota persa. Alejandro tomó en ese momento una decisión que pareció controvertida. Optó por licenciar a gran parte de su flota. Algunos no lo entendieron, aunque la lógica nos hace pensar que lo hizo para no sacrificarla en vano. Mientras hiciera el asedio por tierra no se debía preocupar de que los persas lo atacaran por mar. ¿A qué ya os parece más adecuada la decisión que tomó?





Volvamos pues al asedio. Sabemos que la ciudad de Halicarnaso estaba muy bien fortificada y estructurada en terrazas. En cuanto al puerto, estaba defendido por dos imponentes ciudadelas, lo que hacía que la gesta fuera complicada. Además como sabían que venía, los habitantes de habían encargado de rellenar los almacenes y despensas de comida para resistir el máximo posible.





Alejandro Magno: del Gránico a IssosMapa de la zona de Asia Menor donde se levantaban las ciudades griegas



El encargado de dirigir la resistencia fue el mismo Memnón de Rodas. Aquel que había salido vivo del Gránico y que ahora estaba atrincherado en la ciudad, no como sus desdichados hombres que habían corrido una suerte mucho peor que la suya.





La defensa de la ciudad



El mercenario rodio tenía claro que el plan era aguantar y mientras tanto atacar las líneas de aprovisionamiento macedonias. Hizo lo que creyó más oportuno, ya que tampoco tenía ningún persa que le impidera poner en práctica su estrategia. Además de eso, optó por buscar enemigos de Alejandro en la Hélade (como por ejemplo los espartanos) e incitarlos para que se alzaran contra él y así desviar su atención.





Al cabo de poco de iniciarse el asedio llegaron las potentes máquinas de poliorcética traídas por mar desde Éfeso. Con esas máquinas de torsión el bombardeo se intensificó para castigar los muros e intentar abrir una brecha. Aunque los hombres de Memnón salían de noche para intentar destruir las máquinas.





A base de insistir, los macedonios consiguieron abrir brecha en uno de los muros y allí se produjo una lucha encarnizada. Se sabe que Memnón mandó reparar el muro durante la noche. Aunque este como era lógico no tenía la misma consistencia que el original y no supuso un obstáculo para el nuevo bombardeo que llegó con la salida del sol.





Medidas desesperadas



Obviamente, en ese punto fue en el que se centraron los esfuerzos de los macedonios. Memnón envió al ateniense Efialtes para resistir el ataque cuando se abrió la esperada becha. Pero los hombres de Alejandro eran superiores en número y tras una encarnizada lucha, accedieron al interior de la ciudad.





El general rodio vio la ciudad perdida y decidió abandonarla no sin antes quemar todo lo que pudiera ser de provecho para los asaltantes. Los macedonios tomaron la ciudad pero una guarnición importante resistió durante un año más parapetada en la ciudadela principal.





El rey macedonio dejó allí a algunas tropas para que se encargaran de aquel último reducto mientras él avanzaba en su aventura. Halicarnaso había sido tomada y la ciudadela no era un impedimento para seguir adelante.





Fue en ese momento cuando Darío III comenzó a tomarse en serio la amenaza que suponía Alejandro y comenzó a movilizar su gran y poderoso ejército. No podía permitir que un reyezuelo venido a más, un jovenzuelo con un pequeño reino, le disputase su imperio y se paseara por él como si estuviera en su casa.





La campaña prosigue



Tras la victoria en Mileto, Alejandro continuó la liberación de las ciudades griegas de Jonia. Casi todas le abrieron las puertas, sobre todos después de daber cual podría ser su suerte si se oponían. Además, muchos de sus soldados se casaron con mujeres griegas de la región.





Eso hizo que durante el invierno del 334 a. C., el rey, en su magnánima benevolencia, decidiera enviar a algunos de esos soldados junto a sus nuevas esposas a Macedonia de permiso. Todo un gesto que sin duda le hacía ser más querido por sus tropas.





Mientras tanto, al mando de sus tropas se adentró aún más en la provincia de Frigia hasta llegar a la ciudad de Gordio. Allí tenía intención de pasar el invierno y esperar para continuar. Fue entonces cuando tuvo lugar otro de los episodios más famosos de esa campaña.





El nudo gordiano



En esta ciudad se encontraba un antiguo carro sujeto por un nudo que decían que perteneció a un personaje que se convirtió en rey de toda Frigia. Pero la leyenda o el mito es bastante curioso de por sí, así que merece la pena detener el periplo de Alejandro para saber algo más de este asunto.





Resulta que en tiempos muy remotos, los habitantes de Frigia necesitaban elegir a un rey porqué el anterior o bien había muerto o bien no había dejado herederos. La cuestión es que como siempre, a la hora de tomar decisiones importantes (ya algunas no tanto) optaron por hacer una consulta al oráculo.





Éste respondió que el nuevo soberano sería el primera que accediera por una de las puertas principales de la ciudad. Y que debía ir acompañado de un cuervo posado sobre su carro. Y claro si lo decía el oráculo era porqué tenía que suceder de esa manera. Así pues, el primero que apareció fue un tal Gordias. Este era un campesino que no tenía más que su carro y las bestias que tiraban de él. Pero como lo había profetizado el oráculo, no les quedó más remedio que nombrarle rey.





La cuestión fue que el tal Gordias fundó la ciudad de Gordio y, como ofrenda por tan divino regalo, ofreció a Zeus su carro. Pero para que nadie lo robara, ató la madera y el yugo con un nudo tan bien trenzado que sería imposible desatar jamás. De ahí emergió otra profecía, que decía que quien consiguiera desatarlo, sería el que gobernaría toda Asia. ​





Alejandro Magno: del Gránico a IssosPintura de Alejandro cortando el nudo gordiano, Jean-Simon Berthélemy, 1767



Cuando nuestro protagonista llegó a la ciudad se encontró con el carro y ni corto ni perezoso encontró la manera de desatarlo. Pero no lo hizo al uso, sino que fue por faena y lo cortó con un golpe de su espada.  





El elgido de los dioses



Aunque no fue la manera más correcta de hacerlo, la cuestión es que era el primero en conseguirlo, con lo que eso podía significar. Según los cronistas o las fuentes aquella misma noche hubo una intensa tormenta. Eso fue atribuido al hecho de que Zeus estaba de acuerdo con el acto de Alejandro. Y cómo todos sabéis ya, el tiempo le daría la razón.





Cuando acabó el invierno, Alejandro reemprendió la marcha con los macedonios de regreso ya de sus lunas de miel. Además llegaron nuevas tropas reclutadas en Grecia. Ahora si que había llegado la hora de ponerse de nuevo en marcha y lo que se avecinaba pintaba complicado.





Pero esa ya es otra historia que dejaré para otro momento. Aunque no os relajéis demasiado, que en cualquier momento os sorpendo con la continuación. Un saludo a todos y muchas gracias por seguir la vida de Alejandro.





Sergio Alejo Gómez



Autor de Las Crónicas de Tito Valerio Nerva y de Herederos de Roma



La entrada Alejandro Magno: del Gránico a Issos se publicó primero en Sergio Alejo Gomez.

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Published on September 29, 2019 09:30
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