Entrevista en web Experimental Lunch
En el sitio web de difusión cultural Experimental Lunch, fue publicada una entrevista a propósito de El sueño del hijo con la letra A .
Primero, muchas gracias por tu tiempo.
Agradezco su interés en el libro y este espacio ofrecido para su difusión.
Hace poco lanzaste el libro El sueño del hijo con la letra A ¿Cómo nació este libro? Y ¿Cómo se gestó el acercamiento con la editorial?
El libro tuvo un tiempo de escritura largo e intermitente. El 2006 partió con un montón de textos en prosa muy provisorios, que para bien o para mal se encuentran publicados en una revista de la universidad donde estudié. Mientras pasaban los años volvía cada tanto e intentaba darle una forma más apropiada sin dejar de creer que ahí había un libro. Tuve que imaginar y rehacer varias veces lo que quería rescatar de esa escritura y estaban la figura del hijo, una especie de relato atemporal y una cadena de sueños, entre otras cosas.
¿Estás conforme con las lecturas que se han hecho de parte de la crítica y el público en general? ¿Te sientes entendido?
Tuve la suerte de que el libro le gustara a Cristóbal Gaete y Matías Ávalos y que fuera reseñado en Grado Cero. Creo que el trabajo que realiza el equipo completo es un aporte muy valioso para libros que en otros espacios no tienen cabida en absoluto, y también para dar a conocer a autores que uno mismo como lector no conoce. Más que conforme me siento afortunado de que El sueño del hijo con la letra A haya conseguido una crítica. La poesía es una práctica de escritores, de críticos y de lectores. Ahora, respecto de si me siento entendido, tal vez eso estaba entre las expectativas que tuve al publicar mi primer libro, pero ahora valoro mucho más si el libro da para ser leído, si logra encontrar lectores. Me parece justo que la literatura como fenómeno ocurra o no ocurra y que las voluntades, deseos y ansiedades de quienes escriben queden en segundo plano.
¿Por qué elegiste ese título para el libro? ¿Qué significa la letra A en el titulo?
La letra A me interesó porque es la letra que representa al sonido más sencillo de pronunciar, que se confunde con el aliento. En el libro esta letra cobra un valor especial porque permite evocar el nacer; la queja, el llanto, la rabia, la dimensión del hijo, de lo que emerge.
El título apareció de suerte y me pareció el más apropiado porque establece una relación algo ambigua entre los sustantivos sueño, hijo y letra. Creo que lo de sueño va porque son poemas que se suceden estrofa a estrofa y entre uno y otro de manera nebulosa, acumulativa. En esos desplazamientos lo sonoro y lo escrito están en una especie de disputa que también es parte de los temas.
Matías Ávalos, en su crítica en Grado Cero, señala que en el libro subyace el conflicto y la importancia de la parentalidad en nuestra sociedad hétero-patriarcal, el privilegio y la condena del hombre ¿Estás de acuerdo con ese análisis?
Sí, creo que la parentalidad es uno de los temas importantes y que Matías Ávalos en su reseña lo aborda a partir de referencias que forman parte de sus lecturas. Yo agradezco el trabajo que realiza, me sorprendió mucho la longitud del texto, y lo leí con bastante felicidad. Luego como autor del libro en cuestión quisiera restarme del espacio en el que estar o no de acuerdo pudiera tener alguna importancia. El lector de la reseña puede encontrar allí un desarrollo de temas que pueden interesarle junto con posibles rutas para sus propias lecturas, entre las que puede o no estar el libro que escribí, y la línea que va de los poemas al contexto Matías la propone con sus cartas sobre la mesa, gesto que uno como lector agradece.
¿Sientes que los poemas de este libro están en sintonía con los procesos propios de la vida misma, nacer, el amor, morir, etc., como dijo Mané Zaldívar? ¿Qué tan cercana sientes que es tu poesía con el conflicto propio del hombre y del ser humano?
Sí, Mané Zaldívar, que generosamente presentó el libro, propone esa relación. A mí me parece que está presente en el libro. Nacer, amar, desear algo, alcanzarlo o no, perderlo o no. En especial respecto a la idea de transmisión. Como el tiempo humano es acotado y la memoria frágil, se abre el canal de la escritura, se puede leer el pasado, pero hay cosas que no se recuperan porque nunca se escribieron, y si nunca se escribieron, a lo mejor es porque se resisten a ser escritas no por una incapacidad, sino que, porque simplemente no parecen ser fenómenos relevantes, sino triviales, como el nacimiento, la generación. Pero, por otra parte, lo que nace no puede estar de antemano escrito, trae implícito un germen utópico o de negación que abre un espacio importante.
Una poeta que se llama Luljeta Lleshanaku tiene un verso que dice «llamamos destino a lo que desconocemos en común», ese desconocimiento más que una carencia, creo que es una esperanza y una invitación para buscar los espacios en blanco en una historia de la imaginación.
Desde tu anterior libro, publicado el 2011 pasaste un buen tiempo sin publicar ¿Fue complicado y difícil el trabajo de escritura y corrección de El sueño del hijo con la letra A?
Fue un trabajo sobre todo intermitente. Así me ha tocado, por circunstancias de mi vida, pero he tenido que aprender a valorar el tiempo en que no escribo, a pesar de que aporte la incertidumbre de no saber si realmente se va a poder hacer algo. Como consuelo me gusta la idea de que a lo mejor la gracia que pueda ofrecer un poema se relacione con sus propias maneras de resistirse en la ejecución y de posponer un cierre. Eso mismo es algo que terminó siendo parte del libro, como la idea de una canción que no quiere ser cantada porque busca otra cosa.
También ese tiempo lo justifico porque podemos concordar en que producir, en este ámbito, donde intentamos trabajar con palabras de destino incierto, escapa tanto de nociones industriales como de criterios estándar. Cada poeta es bueno que encuentre y valore una manera propia de ser y de hacer. En este libro busco esa manera pensando en un lector.
¿Cómo creas tus poemas? ¿Instalas un concepto en el cual guiarte o vas armando el concepto en el camino?
Mi experiencia ha sido que antes de haber camino ya hay cosas, materiales, textos antiguos y otros más recientes, sobre los cuales podría o no intencionar un camino. Esa escritura que no va para ninguna parte o que no ha cuajado me sirve de base si es lo suficientemente intensa, o sugerente o tiene alguna gracia. Tener una idea de libro dónde querer conducir la escritura creo que pasa por interpretaciones de ese material, lo que abre unas posibilidades y necesariamente debe cancelar otras. Tomar decisiones ya implica comenzar a trabajar, a componer. Pero no siempre se avanza, muchas veces son puras vueltas, o pausas; como las interpretaciones son contextuales la mirada sobre las decisiones puede cambiar, y si uno cambia está bien que cambien, que es lo que me pasó mucho con el libro. También agradezco la suerte de contar con gente cercana que puede y tiene la generosidad de juzgar libros en proceso, de quienes puedo recibir comentarios, opiniones y argumentos para contrastar con mis ideas y decisiones.
Primero, muchas gracias por tu tiempo.
Agradezco su interés en el libro y este espacio ofrecido para su difusión.
Hace poco lanzaste el libro El sueño del hijo con la letra A ¿Cómo nació este libro? Y ¿Cómo se gestó el acercamiento con la editorial?
El libro tuvo un tiempo de escritura largo e intermitente. El 2006 partió con un montón de textos en prosa muy provisorios, que para bien o para mal se encuentran publicados en una revista de la universidad donde estudié. Mientras pasaban los años volvía cada tanto e intentaba darle una forma más apropiada sin dejar de creer que ahí había un libro. Tuve que imaginar y rehacer varias veces lo que quería rescatar de esa escritura y estaban la figura del hijo, una especie de relato atemporal y una cadena de sueños, entre otras cosas.
¿Estás conforme con las lecturas que se han hecho de parte de la crítica y el público en general? ¿Te sientes entendido?
Tuve la suerte de que el libro le gustara a Cristóbal Gaete y Matías Ávalos y que fuera reseñado en Grado Cero. Creo que el trabajo que realiza el equipo completo es un aporte muy valioso para libros que en otros espacios no tienen cabida en absoluto, y también para dar a conocer a autores que uno mismo como lector no conoce. Más que conforme me siento afortunado de que El sueño del hijo con la letra A haya conseguido una crítica. La poesía es una práctica de escritores, de críticos y de lectores. Ahora, respecto de si me siento entendido, tal vez eso estaba entre las expectativas que tuve al publicar mi primer libro, pero ahora valoro mucho más si el libro da para ser leído, si logra encontrar lectores. Me parece justo que la literatura como fenómeno ocurra o no ocurra y que las voluntades, deseos y ansiedades de quienes escriben queden en segundo plano.
¿Por qué elegiste ese título para el libro? ¿Qué significa la letra A en el titulo?
La letra A me interesó porque es la letra que representa al sonido más sencillo de pronunciar, que se confunde con el aliento. En el libro esta letra cobra un valor especial porque permite evocar el nacer; la queja, el llanto, la rabia, la dimensión del hijo, de lo que emerge.
El título apareció de suerte y me pareció el más apropiado porque establece una relación algo ambigua entre los sustantivos sueño, hijo y letra. Creo que lo de sueño va porque son poemas que se suceden estrofa a estrofa y entre uno y otro de manera nebulosa, acumulativa. En esos desplazamientos lo sonoro y lo escrito están en una especie de disputa que también es parte de los temas.
Matías Ávalos, en su crítica en Grado Cero, señala que en el libro subyace el conflicto y la importancia de la parentalidad en nuestra sociedad hétero-patriarcal, el privilegio y la condena del hombre ¿Estás de acuerdo con ese análisis?
Sí, creo que la parentalidad es uno de los temas importantes y que Matías Ávalos en su reseña lo aborda a partir de referencias que forman parte de sus lecturas. Yo agradezco el trabajo que realiza, me sorprendió mucho la longitud del texto, y lo leí con bastante felicidad. Luego como autor del libro en cuestión quisiera restarme del espacio en el que estar o no de acuerdo pudiera tener alguna importancia. El lector de la reseña puede encontrar allí un desarrollo de temas que pueden interesarle junto con posibles rutas para sus propias lecturas, entre las que puede o no estar el libro que escribí, y la línea que va de los poemas al contexto Matías la propone con sus cartas sobre la mesa, gesto que uno como lector agradece.
¿Sientes que los poemas de este libro están en sintonía con los procesos propios de la vida misma, nacer, el amor, morir, etc., como dijo Mané Zaldívar? ¿Qué tan cercana sientes que es tu poesía con el conflicto propio del hombre y del ser humano?
Sí, Mané Zaldívar, que generosamente presentó el libro, propone esa relación. A mí me parece que está presente en el libro. Nacer, amar, desear algo, alcanzarlo o no, perderlo o no. En especial respecto a la idea de transmisión. Como el tiempo humano es acotado y la memoria frágil, se abre el canal de la escritura, se puede leer el pasado, pero hay cosas que no se recuperan porque nunca se escribieron, y si nunca se escribieron, a lo mejor es porque se resisten a ser escritas no por una incapacidad, sino que, porque simplemente no parecen ser fenómenos relevantes, sino triviales, como el nacimiento, la generación. Pero, por otra parte, lo que nace no puede estar de antemano escrito, trae implícito un germen utópico o de negación que abre un espacio importante.
Una poeta que se llama Luljeta Lleshanaku tiene un verso que dice «llamamos destino a lo que desconocemos en común», ese desconocimiento más que una carencia, creo que es una esperanza y una invitación para buscar los espacios en blanco en una historia de la imaginación.
Desde tu anterior libro, publicado el 2011 pasaste un buen tiempo sin publicar ¿Fue complicado y difícil el trabajo de escritura y corrección de El sueño del hijo con la letra A?
Fue un trabajo sobre todo intermitente. Así me ha tocado, por circunstancias de mi vida, pero he tenido que aprender a valorar el tiempo en que no escribo, a pesar de que aporte la incertidumbre de no saber si realmente se va a poder hacer algo. Como consuelo me gusta la idea de que a lo mejor la gracia que pueda ofrecer un poema se relacione con sus propias maneras de resistirse en la ejecución y de posponer un cierre. Eso mismo es algo que terminó siendo parte del libro, como la idea de una canción que no quiere ser cantada porque busca otra cosa.
También ese tiempo lo justifico porque podemos concordar en que producir, en este ámbito, donde intentamos trabajar con palabras de destino incierto, escapa tanto de nociones industriales como de criterios estándar. Cada poeta es bueno que encuentre y valore una manera propia de ser y de hacer. En este libro busco esa manera pensando en un lector.
¿Cómo creas tus poemas? ¿Instalas un concepto en el cual guiarte o vas armando el concepto en el camino?
Mi experiencia ha sido que antes de haber camino ya hay cosas, materiales, textos antiguos y otros más recientes, sobre los cuales podría o no intencionar un camino. Esa escritura que no va para ninguna parte o que no ha cuajado me sirve de base si es lo suficientemente intensa, o sugerente o tiene alguna gracia. Tener una idea de libro dónde querer conducir la escritura creo que pasa por interpretaciones de ese material, lo que abre unas posibilidades y necesariamente debe cancelar otras. Tomar decisiones ya implica comenzar a trabajar, a componer. Pero no siempre se avanza, muchas veces son puras vueltas, o pausas; como las interpretaciones son contextuales la mirada sobre las decisiones puede cambiar, y si uno cambia está bien que cambien, que es lo que me pasó mucho con el libro. También agradezco la suerte de contar con gente cercana que puede y tiene la generosidad de juzgar libros en proceso, de quienes puedo recibir comentarios, opiniones y argumentos para contrastar con mis ideas y decisiones.
Published on June 11, 2019 09:01
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