Hace poco más de diez años
Esta es una historia verdadera. Hace poco más de diez años, yo era jefe de redacción de Quo. Estaba de moda este disco, aunque si soy sincero lo conocí hasta 2001, cuando alguien me lo pasó y se convirtió en mi referencia obligada todas las noches que me ponía a escribir una novela que a la fecha sigue inédita. Hace poco más de diez años me enviaron a cubrir la función de prensa de una película perfectamente olvidable. Tal era el bodriazo que sólo habíamos dos miembros de la prensa en la sala. Su seguro y amable servidor, y una chica. Ella se sentó adelante, como en la tercera fila. Yo en medio. O sea, no le veía la cara. Sólo eso que le llaman la “ponytail”. En cierto momento, se levantó y salió de la sala y la vi. Y dije “verga” y pensé que tenía carita cumshotera aunque aún no usaba el término carita cumshotera y también pensé que me había gustado un chingo y que me encantaría conocerla y hacerle un hijo o algo. Así es que me hice tonto unos segundos, y después salí también de la sala. Ahí estaba en la dulcería. En efecto, estaba hermosa la cabrona. Me acerqué, hecho un galán y le hice la plática, ya saben, “de qué medio vienes”, “qué te ha parecido la película”. Ella se portó como una mamona. Trabajaba en la sección de cine de un periódico… y esa fue la única información que le saqué. Terminó la película, salimos, aproveché para despedirnos y no la volví a ver sino hasta dos años después, por ahí del 2000. En aquella ocasión, hace poco más de ocho años, la vi caminando en los pasillos de Editorial Televisa y pensé “es la misma babe de aquella película culera hace dos años”. Seguía viéndose increíblemente bien. La detuve, le recordé el episodio y ella se portó como una mamona. Trabajaba ahora en una revista de moda nais de la editorial… y esa fue la única información que le saqué. Luego investigué su nombre, y nunca pasó de verla ocasionalmente en los pasillos, en el área de fumadores, un par de charlas dosminuteras intrascendentes… pero la mujercilla nunca me dejó de gustar, claro. Pasaron cuatro años, una ex esposa y una ex novia, y finalmente me atreví a invitarla a salir. Ajá, hace poco más de cuatro años la invité a salir, y no sé cómo le hice, pero de esa salidita me aceptó otra y luego otra, y el día llegó que vimos nuestra primera película en DVD (Lost in Translation) en un perfecto sábado de sushi y cobijas, y desde ese día convine (para mis adentros) que, cada vez que la mencionara en una de mis columnas y/o posts, me referiría a ella como “Charlotte” porque ese era el nombre del personaje femenino principal de la primera película que vimos juntos. Con el tiempo me di cuenta de que me había enamorado de ella y, según parece, ella de mí. Hace casi tres años tuvimos juntos una hija y seguimos juntos. Curiosamente, ella apenas y tiene un vago recuerdo de nuestro primer encuentro en aquella función de prensa. Como verán, no le dejé ninguna impresión duradera. Pero un poco más de diez años después, vivimos juntos y tenemos planes y nos adoramos. La vida es extraña.
Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on November 24, 2008.

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