Manifiesto contra la soledad
Me cansé de los amaneceres fríos
donde el otro lado de la cama está vacío.
De la no-rutina, no tener alarmas.
Me levanto, desayuno en pijama.
Ya es mediodía: hora del baño.
Las cortinas del cuarto siguen cerradas,
las sábanas quedaron enredadas,
los platos de la noche anterior sin lavar.
La barba lleva día y medio sin afeitar.
Seguro soy un asco, al espejo ni me miro.
Dejo que el agua se lleve todo…
Estoy limpio, estoy listo.
Es un nuevo día. Respiro.
Me cansé del colchón de una plaza,
de dormir abrazando una almohada,
tapado con cuatro frazadas y haciéndome un bollito.
En mis sueños parece que tu nombre grito
hasta que despierto y vamos de nuevo.
Todo vuelve menos vos, te necesito.
Me cansé del sexo casual y banal con desconocidos.
No me hace sentir más querido, mucho menos amado.
Apenas me siento deseado y por completo desconectado.
De tanto haberme devaluado ya estoy aguerrido.
Sólo quiero que acabe, que se vaya…
que agarre su ropa y se vista de una vez.
El que otorga siempre calla.
Abro la puerta, beso en la mejilla, “Fue lindo. Te escribo”
Ojalá no lo hagas… simplemente andate
así te bloqueo, te borro y te olvido.
Me cansé de que la música sea mi única compañía.
Escuchar un instrumento o una voz
que no sea la mía
ni la de mis pensamientos.
Para que haya algo, aunque sea “de fondo”…
Una dulce melodía, una triste sinfonía,
de Jimmy Fontana, “il mondo”.
Insoportable el silencio en su versión extendida.
Necesito algo que lo calle, lo interrumpa.
La música me sirve para apaciguar mi estadía.
Me cansé de las comidas rápidas en el sillón mirando tele.
No hay nada interesante, ya ni sé qué quiero ver.
Quizás es para un rato escapar y no tener que pensar.
Es difícil… estar y vivir solo muchas veces duele.
Me cansé de pedirte cada año
al soplar las velas de mi torta.
De cuestionar incluso si existías…
Fuiste 1 de 3 deseos cada 12 de Febrero.
¡Y apareciste! Lo que más quería.
Y aunque no estés acá, no importa.
Ya falta poco, yo te espero.
Me cansé de no tener con quien hablar cuando llego a casa.
Alguien que pregunte “¿Cómo fue tu día?”.
De vez en cuando un masaje, no me molestaría.
Que me sorprenda en la cocina
y tenga la osadía de preparar la cena.
Poner dos platos, dos vasos, dos pares de cubiertos en la mesa
y conversar, quiero que me cuentes.
Todo lo que me digas voy a escuchar.
De vos no me pienso alejar, aunque lo intentes.
Te prometo que voy a estar ahí y lo mismo vos.
Te juro que es más fácil y mucho más lindo si somos dos.