30/ 10: TRADUTTORE TRAITORE


Hoy estaba leyendo un tomito de La Mazmorra traducido al inglés. Ya lo conté varias veces: la edición yanki es mucho más barata que la española, más fácil de conseguir que la francesa, trae dos tomos por libro, etc., etc. El tema es que me reí tanto, los diálogos me resultaron tan graciosos, que me tomé un minuto para ovacionar al traductor, al tipo que tomó ese comic originalmente escrito en francés (por ahí, incluso más gracioso; jamás lo sabré) y lo convirtió en un comic escrito en inglés absolutamente delicioso. Lo cual me reafirma algo que pienso hace muchos años: un buen traductor puede mantener alta la calidad de una obra y un mal traductor la puede hacer mierda. Un comic que en francés fue muy bueno, en castellano o en inglés puede ser catastrófico. Sobre todo cuando entra en juego el humor, los chistes, que es casi siempre lo más difícil de traducir.
En realidad, en mis años de arduo laburo como traductor (de historietas y de otras cosas) aprendí que hay un montón de dificultades para lograr una buena traducción. Las más gruesas se sortean, obviamente, con un muy buen manejo del idioma original y del idioma al que se traduce. Si vos sabés muchísimo inglés pero redactás mal en castellano, tu traducción va a ser un espanto. Seguro entendiste todo lo que escribió el guionista anglófono, pero te cuesta transmitírselo al que lee el texto en castellano. La estructura gramatical del castellano y el inglés se parecen poco, y por ahí, por atarte a la estructura original, te salen frases que en castellano suenan para el orto, o que se complica descifrar. O sea que no alcanza con dominar el idioma del texto original: también hay que escribir bien en el idioma de los destinatarios.
¿Vale cambiar un cachito el texto para acomodarlo a la forma de hablar del idioma destinatario? Yo creo que sí. Con los años, desarrollé una técnica. Terminada la traducción, leía los diálogos en voz alta, como actuando los roles de los distintos personajes. Y ahí el oído prendía la alarma cuando algo sonaba raro, torpe, demasiado apegado a la estructura gramatical inglesa. Cuando te escuchás, decís "No, nosotros no hablamos así, nunca diríamos eso". Y le buscás la vuelta para modificar esa frase y –sin cambiarle el sentido- llevarla hacia algo que le suene más natural a tu oído. A veces puede ser un salto al vacío, porque lo que te suena bien a vos, por ahí le suena horroroso a algún lector, o a miles de lectores, pero bueno, uno le trata de poner onda y de sintonizar lo más finito posible el sentido común.
Otro gigantesco escollo para el traductor suelen ser los localismos e informalismos. La realidad es que hoy casi no se escribe en neutro. El 99% de los guionistas nos dicen desde los diálogos que este personaje proviene de tal región, este de tal época, aquel de tal nivel socio-cultural. Así es como los guiones de historieta suelen estar repletos de estas pequeñas deformaciones del idioma, que sirven para que el lenguaje escrito se parezca más al oral y –si están bien puestas- para darle más realismo a lo que se nos quiere contar. Si viajaste por el país, sabés que los riojanos, jujeños, cordobeses o correntinos hablan muy distinto a los porteños. Ni hablar los chilenos, colombianos, mexicanos o españoles. Si viste cine argentino clásico, habrás notado que los porteños de los años ´40 no hablaban como nosotros. Y los gauchos del Siglo XIX, menos todavía. Y si pateás un poquito la calle, seguro notarás que la chica de colegio privado de Belgrano no habla igual que los rolingas de Barracas, ni igual que los pibes que bailan cumbia villera en las bailantas del conurbano. Esa inmensa diversidad que existe dentro del castellano existe también en los otros idiomas y a menudo el traductor se enfrenta a guiones que reproducen minuciosamente esa diversidad. Me animo a afirmar que acá está lo más jodido del tema, que del camino que elijas para salir de esta encrucijada depende el éxito o el fracaso de tu traducción.
Pero lo vamos a desarrollar más a fondo, con más espacio, otro día. La idea es dedicarle varios articulitos al tema, como para que te quede bien claro por qué uno, que laburó muchos años de traductor, recomienda siempre leer los comics (y ver las películas y leer las novelas) en su idioma original.
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Published on October 30, 2011 15:20
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Andrés Accorsi
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