Buscando la productividad perdida
La pérdida de productividad en la economía chilena en los últimos años está muy documentada. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Productividad señala que según sus mediciones, en los años 90 la productividad contribuyó con 2,3 puntos porcentuales de crecimiento por año mientras que, a partir de 2000, dicha contribución se redujo a 0,1 puntos porcentuales.
Existe un sinnúmero de trabajos académicos que estudian los determinantes de la productividad a nivel micro. Algunas de estos determinantes son el talento empresarial (o la calidad de la administración), la calidad del capital humano, la tecnología, la innovación, la infraestructura, el nivel de competencia en el mercado, el comercio internacional y las regulaciones adecuadas (y en algunos casos las desregulaciones).
¿Qué sabemos de Chile? Poco a nivel micro.
Para tener una idea de qué se correlaciona con la productividad en Chile puede utilizarse la Tercera Encuesta Longitudinal de Empresas, con datos del año 2012. Con algunos sencillos cálculos usando “econometría de servilleta” se puede estimar la productividad total de los factores para cada una de las empresas de la muestra. Lamentablemente no es sencillo corregir problemas estadísticos típicos que tienen las estimaciones de productividad en la literatura económica, pero al menos es suficiente para hacer el ejercicio. Usando esas estimaciones de productividad por empresa, se pueden usar variables que contiene la encuesta para encontrar algunas correlaciones interesantes.
El ejercicio muestra que la edad de la empresa tiene una correlación con la productividad que no es estadísticamente significativa. El porcentaje de empleados con posgrado tampoco tiene una correlación significativa en todas las estimaciones realizadas. En cambio, el hecho de haber capacitado a los empleados, tener elementos básicos de tecnología de información –como internet-, haber invertido en innovación, la educación del gerente y el porcentaje de propiedad extranjera de la empresa, están correlacionadas positivamente con la productividad de las empresas. Estos resultados son estadísticamente significativos y se repiten en las diferentes estimaciones. Asimismo, el hecho que la empresa sea familiar tiene una correlación estadísticamente significativa con la productividad pero en este caso la correlación es negativa. La mayoría de estos resultados están en línea con la literatura respectiva.
¿Qué podemos hacer?
En el último periodo se han desarrollado algunas (tal vez pocas) ideas que –posiblemente- ayudan a aumentar la productividad. Por ejemplo, se cambió la ley de libre competencia y se está discutiendo la ley del Fondo de Infraestructura.
Lo interesante será ver qué proponen los candidatos presidenciales para los próximos años. Algunas ideas dando vueltas son extender la ley I+D, dando un incentivo tributario a las empresas que compren parte de empresas beneficiarias de Start Up Chile, lo que se conoce como Corporate Venture Capital, incentivar el aprendizaje de programación por parte de escolares (para la productividad del largo plazo), mejorar el gobierno corporativo de las empresas públicas, profundizar acuerdos comerciales con otros países y destinar más recursos en capacitación (y empezar a gastarlos bien). Ojalá no posterguemos mucho el avance de éstas u otras ideas.
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