Delincuencia y cárceles
ESTE ES un tema que agobia y preocupa a gran parte de la ciudadanía. Comenzaremos con dos precisiones:
A. La solución de este problema, será sistémica y de largo plazo, por muchos recursos que se agreguen, manos duras, puertas giratorias que se cierren, y cárceles que se construyan. Sugiero no dar mucho crédito a promesas demagógicas en esta materia. Hoy tenemos cerca de un millón de niños severamente abusados y maltratados en sus hogares, muchos de ellos ya con problemas síquicos y/o de abuso de droga. Bastará con que un 10% se dedique a actividades ilícitas para tener un ejército de delincuentes adolescentes, que aumentará día a día hasta que no abordemos con seriedad el tema de la protección de la infancia y la adolescencia, lo que no se ha hecho ni en gobiernos anteriores ni en el actual.
B. Debemos abandonar la pugna ideológica entre los “derechistas manoduristas” y los “izquierdistas garantistas”. La solución no pasa ni por llenar el país de cárceles de las cuales “egresarán” delincuentes peor que cuando entraron, ni por un exceso de mano blanda.
Las soluciones deben basarse en cuatro pilares:
1) Chile ya está entre primeros cinco países en el mundo, de presos por cada 100 mil habitantes. Es preciso disminuir radicalmente la población actual de las cárceles, para descongestionarlas y llevarlas a condiciones más dignas, dejando en libertad vigilada a todos los presos de menor peligrosidad. Se puede lograr con un programa de tobilleras electrónicas mejor diseñado e implementado que el actual, que sólo cubre al 10% de la población carcelaria. La evidencia internacional señala que los usuarios de la tobillera reinciden en mucho menor proporción que presos de similares características retenidos en la cárcel. Esto resultaría mucho más barato que los $700 mil mensuales que cuesta cada preso, tres veces más de lo que el Sename gasta en niños vulnerados.
2) Plan masivo de capacitación a delincuentes condenados, con o sin tobillera, hasta culminar con cada uno de ellos con un oficio certificado. Esto se puede lograr por medio de educación dual, en cooperación con los mejores CFT acreditados. Cueste lo que cueste, siempre será más barato que mantenerlos en la cárcel cuando reincidan, sin contar con el enorme valor ético y económico de reinsertarlos en la sociedad.
3) Convenios con los gremios empresariales, para otorgar un subsidio del 50% del sueldo a cada preso contratado, por dos años. Cada caso debiera implicar la designación de un mentor por parte de la empresa, para informar mensualmente la situación del empleado por ese período. En la ONG “Proyecto B la segunda oportunidad” ayudan a jóvenes que han infringido la ley a reinsertarse en la sociedad. Pero apenas llegan a 500. ¿Por qué no apoyarlos para multiplicar por 50 veces este número? Nuevamente, cualquier monto invertido se repaga rápido
4) Simultáneamente se requerirá prevenir y controlar el delito, reforzando de manera inteligente las fuerzas policiales en las zonas o barrios peligrosos, haciendo uso intensivo de la informática para modelar y predecir la frecuencia de delitos. El Centro de Análisis y Modelamiento en Seguridad de la Universidad de Chile ya desarrolló un software que esta siendo usado por Carabineros. Es otra loable iniciativa que hay que masificar.
Se requiere transparencia con la ciudadanía para informarlos de la realidad y no crear falsas expectativas, e inteligencia sistémica para abordar el problema. Los discursos demagógicos siempre tendrán patas cortas.
La entrada Delincuencia y cárceles aparece primero en La Tercera.
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