Una nueva metapolítica

LA METAFÍSICA es una mirada de la existencia desde más arriba de la física misma y por ende ve o integra otras cosas a la interpretación de la realidad. Por ejemplo, tratar de entender el sentido. También existe la metamatemática, que finalmente es una gran rama de ésta en el mundo de la lógica. Muy concretos son los metadatos, que sirven para organizar y acceder a los datos. La metamirada es básicamente subir el nivel de abstracción de algo, que por cierto tiene el riesgo de perderse, pero tiene la ventaja de la gran mirada.


La política en sí misma ya es una mirada desde arriba de la sociedad, por la necesidad ineludible de compatibilizar el todo con las partes. Por eso, en el tiempo, la política tiende a distanciarse de la base y solo mirar desde arriba. Ahí colapsan los sistemas porque pierden el cable a tierra. Y al contrario, cuando se quiere dirigir solo desde abajo, se pierde la brújula y el mapa del camino.


Ahora bien, ¿qué pasaría si miráramos nuestra política “desde arriba”, fuera de la trifulca cotidiana? Lo que veríamos sería un poco patético. Sería bien difícil entender cómo un partido “cristiano” apoya el aborto. O cómo los partidos más ricos del país son de izquierda y hábiles inversionistas del capitalismo. No sería fácil explicar cómo convive en una coalición un partido de anclaje religioso con otro que formalmente desprecia las religiones. Complejo sería entender cómo los expertos y aquellos con gran experiencia se someten a las rabietas de adolescentes que quieren dirigir ellos mismos las políticas educacionales del país. Para qué hablamos de ver ministros de un área que dicen no entender mucho del tema.


Ya para máxima sorpresa veríamos a políticos que hacen y aprueban las leyes, pero a veces no las leen, y otras veces no las respetan si no les gustan o convienen. Casi imposible sería entender a un gobernante que miente con las cifras y todos creen su posverdad a pesar de ser verificable. Una paradoja sería observar que el Congreso a veces no sesiona porque simplemente no llegan a trabajar los congresistas; no estamos hablando de trabajadores, por ejemplo de una construcción o un mall. Tampoco sería fácil entender que cuando los policías se enfrentan a personas violentas son ellos acusados de violentos y dados de baja, ni hablar si llegan a usar su arma de servicio entregada por ley obviamente para usarse.


Otra rareza que observaríamos es la cantidad de personas sin competencias relevantes y que se ofrecen nada menos que para dirigir al país, y ya para llorar a gritos es ver que a veces las eligen. Algo anda mal. Es como si a una olimpiada quisieran ir a competir los obesos como seleccionados de su país, que los mandaran, y se sorprendieran porque no ganan una sola medalla. Cómo entender que en grandes empresas estatales se designan sus directivos por méritos políticos más que técnicos. Desde arriba veríamos cómo el gobierno usa el aparato estatal colectivo para perseguir adversarios sin consecuencia alguna.


No dejaría de ser sorprendente observar que un tercio de los usuarios evade el pago del transporte público por años de años y no pasa absolutamente nada. Bien raro es que un gobernante le diga a la población que le regalará un chequecito todos los años y de por vida, con la plata de los demás por cierto, y que eso es un derecho, lo que es tristemente autorizado por los legisladores. Y cuando el país tiene problemas para financiar por ejemplo la salud o educación, hay que pagar primero el oneroso regalo del gobernante. Es como si faltando plata para comer, la familia compre champagne.


Raro, por decir lo menos, es ver que en una parte de la geografía hay terroristas que queman camiones, llevan armas, y hasta matan gente, y el gobierno al parecer no se da ni cuenta o lo minimiza. Pero es todo aun peor. Un banco descubre una anomalía de una cuenta corriente y resulta que hay un robo del siglo en una entidad pública, que ni se había percatado por años, con unas cien personas involucradas, y el jefe de la institución solo recibe apoyo del gobierno. Algo no está funcionando.


En vez de ver a la clase política tratando de ponerse de acuerdo, los veríamos descalificándose unos a otros como si fueran de otro país, o quisieran que se fueran.


Es tiempo de abrir los ojos. No vamos bien, estamos agotando lo acumulado en los últimos 30 años y se está acabando. Eso desatará pasiones aún peores. O encontramos una forma de colaborar, o nos seguiremos destruyendo.


Chile está sufriendo de una severa enfermedad autoinmune.


La entrada Una nueva metapolítica aparece primero en La Tercera.

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Published on June 17, 2017 23:53
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Óscar Contardo
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