Ni blanco ni negro
Macri o Cristina. Clarín o La Nación. Izquierda o derecha. Zurdo o diestro. Arriba o abajo. Norte o sur. Este u oeste. Adentro o afuera. Interior o exterior. Frío o calor. Fuego o hielo. Cielo o infierno. Angel o demonio. Luz u oscuridad. Cielo o tierra. Verano o invierno. Playa o montaña. Ventana o pasillo. Bondi o subte. Naftero o gasolero. Dulce o salado. Dulce o amargo. Café o té. Azúcar o edulcorante. Aceite o vinagre. Coca o yoghurt. Coca o Pepsi. Light o común. Tinto o blanco. Cheddar o danbo. De 15 o de 30 cm. Para comer acá o para llevar. A la piedra o de molde. Al horno o frito. A gas o eléctrico. Con manteca o con queso blanco. Con agua o con leche. Entera o descremada. Casero o comprado. Crédito o débito. Link o Banelco. Tire o empuje. A mano o en compu. Pública o privada. Tarde o temprano. Rápido o lento. Noche o día. El sol o la luna. Amor u odio. Alegría o tristeza. Risa o llanto. Papá o mamá. Hombre o mujer. Grande o chico. Corto o largo. Alto o bajo. Gordo o flaco. Rubio o morocho. Rico o pobre. En blanco o en negro. Bueno o malo. Bien o mal. Mentira o verdad. Verdad o consecuencia. Dulce o truco. Culpable o inocente. River o Boca. Ataque o defensa. Guerra o paz. Tragedia o comedia. Comercial o del off. Clásico o moderno. En blanco y negro o a color. Mudo o sonoro. Doblada o con subtítulos. Tom o Jerry. Mario o Luigi. Woody o Buzz. Annie o Hallie. Edward o Jacob. Peeta o Gale. Gryffindor o Slytherin. Cara o cruz. El yin o el yan. Ser o no ser. El mundo está dividido. Siempre hay dos lados para todo. Dos extremos, dos caminos, dos salidas, dos alternativas, dos opciones. Pero la elección siempre es una. Todo el tiempo nos encontramos ante una dualidad, una elección y una decisión que tomar. Y es difícil elegir… porque lo que elegimos va marcando un camino y no otro. Las decisiones que tomamos afectan el curso de nuestra vida. Pero, ¿por qué ser tan extremista? ¿por qué siempre elegir un solo lado? Podemos decidir quedarnos en uno, pero también podemos considerar el otro, no negarlo, saber que existe y respetarlo. Porque en definitiva, ¿qué es la oscuridad sino la falta de luz? No podemos saber que uno existe sin el otro, se necesitan mutuamente, una especie de simbiosis. Basta de compararnos, de decir que una cosa es mejor que otra. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, sus pro y sus contras, dependiendo quien lo mire. Creo que cometemos un grave error al compararnos tanto, todo el tiempo. Miramos al de al lado para juzgarlo y criticarlo, para ver qué tiene y qué le falta, qué tiene él que a mí me falta, qué tengo yo que él no tiene. Seríamos mucho más felices si dejáramos de compararnos, si en vez de mirar al otro nos miramos a nosotros mismos, estoy convencido de eso… Basta de choques, de rivalidades, de enfrentamientos, de oposición, de comparaciones, de defenestrar al otro, de ser tan extremistas. Hay que salir un poco del lugar donde estamos cómodos y mirar todo desde afuera, objetivamente, y ahí decidir. Pero hay que ponerse en el medio, acercarse al otro lado. O ¿por qué no quedarse en el medio? Ser neutral, intermediario. No por no tomar partido por ninguno de los dos lados, porque eso estaría mal, sino por saber rescatar lo mejor de ambos. Quizás eso estaría bien, quizás eso sería “lo normal”. Ni blanco ni negro. Gris. Y hasta el gris tiene diferentes tonos…

