Escribo en el tren, no hay nada que disfrute más que escribir en el tren, levanto un momento los ojos y el paisaje me devora. Yo lo inundo. Tengo que hacer profunda abstracción para que no me maten los olores. Sin darme cuenta dejé atrás la frontera de Francia con Suiza. Hasta hace poco apenas disfrutaba del viaje, a la espera de que apareciera la frontera, ¡no quería perdérmela por nada del mundo! Pero las fronteras han devenido espejismos, apenas un parpadeo, y ya nos cobija otro idioma, o el mismo, con acentos melodiosos, espléndidos, o furtivos.
—
Filed under:
Cultura,
Literatura,
Viaje Tagged:
Francia,
Suiza
Published on September 02, 2011 15:27