El árbol del Imacec

Cuando estudiaba economía en Venezuela a principios de los 90, el país estaba creciendo rápidamente. Las reformas pro-mercado del gobierno de Carlos Andrés Pérez estaban dando frutos, y a pesar de la convulsión social que comenzaba a arreciar, había mucho optimismo en el aire.


En ese entonces, un prestigioso economista de Harvard vino a darnos una charla y echó agua fría sobre nuestras expectativas. “La economía venezolana -nos dijo- sufre un problema de productividad severo, que va a minar sus posibilidades de desarrollo. Ustedes van camino directo al desastre.”


El problema, nos dijo, iba mucho más allá de la apertura comercial, de la política monetaria o de las cuentas fiscales. La productividad venezolana había crecido en los años 50 y 60 gracias a la inversión en la industria petrolera, una industria que en los 90 estaba enfrentándose a rendimientos marginales cada vez menores. “No se dejen engañar por el árbol de las buenas noticias puntuales. Recuerden que están en un bosque lleno de problemas estructurales.”


No pude dejar de recordar a ese profesor en estos días, cuando las calles venezolanas arden como consecuencia, en parte, de esos problemas estructurales que no pudimos atacar.


Como bien sabemos, el Banco Central de Chile anunció en días recientes que el IMACEC de marzo aumentó un 0,2% con respecto al año anterior, lo cual superó las expectativas de los mercados. El ministro de Hacienda, ávido por ponerle un “spin” positivo a la cifra, anunció que era una “buena noticia” y que dejábamos atrás “un trimestre difícil.”


Sin embargo, el ministro sabe, que si bien superar las expectativas de los mercados sirve para respirar un poquito más aliviados, el IMACEC de marzo no sugiere que los problemas que tiene la economía chilena a mediano y largo plazo se hayan solucionado.


Hace unos meses, la Comisión Nacional de Productividad publicó un informe lapidario acerca de la naturaleza de esos problemas. En él se especifica que el crecimiento de la productividad de la economía chilena ha caído dramáticamente en los últimos quince años. Esta caída no es atribuible sólo a la caída en la productividad minera, sino que se extiende a la no minera.


¿Qué hacer entonces? ¿Cómo enfocarnos en los problemas del bosque y no tanto en las noticias puntuales que, positivas o negativas, no debieran ocultar la verdadera naturaleza del problema?


Si bien hay muchas visiones, todos los sectores coinciden en que Chile necesita diversificar su economía. Las tasas de retorno en los sectores ya maduros de la economía – minería, agricultura, pesca, etc. – son cada vez menores. Chile necesita redescubrirse, necesita explorar nuevas industrias, exportar cosas diferentes, innovar. El debate es cómo logramos eso.


Hay una visión que dice que lo que Chile necesita es reforzar los mecanismos de mercado. Si se liberan las regulaciones, se disminuyen los impuestos y se invierte en educación, pues… voilá, la confianza aumentará, las inversiones llegarán y la economía comenzará a crecer de nuevo.


Pero la experiencia nos dice que eso no basta. En ninguna de las grandes historias de diversificación y desarrollo de los últimos años en la historia mundial –China, India, Corea del Sur, Singapur, Irlanda, Finlandia– hemos visto que el mercado por sí solo haya sido el responsable de los cambios en la tendencia. En cada uno de esos ejemplos, el Estado ha sido proactivo en solucionar problemas específicos de industrias clave, ha fomentado la innovación en cierto tipo de actividades, y ha priorizado infraestructura orientada hacia la solución de cuellos de botella relacionados con industrias en particular.


En otras palabras, si el bosque tiene problemas, hay que plantar los árboles adecuados. No hay que buscar que se instale cualquier árbol. No se deben bajar los impuestos a destajo para que se beneficien las mismas industrias que ya existen, sino que debe haber un poco más de planificación que especifique ciertas industrias clave para desarrollar.


El reto que tiene Chile por delante es enorme. Si no logra diversificar su economía en los próximos años, no podrá retomar un sendero de crecimiento que lo leve al desarrollo. El país corre el riesgo de que la decepción se apodere de la opinión pública y se busquen soluciones heterodoxas.


Y de decepciones y soluciones heterodoxas está pavimentado el camino a Caracas.


La entrada El árbol del Imacec aparece primero en La Tercera.

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Published on May 11, 2017 05:00
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Óscar Contardo
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