Otoño presidencial.

OTOÑO PRESIDENCIAL.


Zoé Valdés.


Dentro de poco estaremos en otoño, es mi estación preferida, aprecio más el dorado de las hojas de otoño que la chillonería insensata y hueca del caluroso verano. Conozco a alguien que siempre subraya que él no salió al exilio porque quería comer, yo tampoco salí al exilio para veranear, ya en Cuba tuve veranos hasta para hacer dulce, aunque no es verdad que, en relación a las vacaciones, Cuba sea un eterno verano.


En otoño, en Cuba, arrecian los ciclones, que no me gustan nada, ¿a quién podrían gustarle? Sobre todo cuando no se posee más que lo que se lleva puesto para aguantar huracanes. Prefiero el otoño europeo.


Pero el otoño europeo amenaza con echarse a perder con tanta manipulación electoral presidenciable. En España, con el adelanto de las elecciones, que todavía no sé bien si tocarán en octubre o en noviembre, ya han empezado a despedazarse los políticos, lo que al parecer resulta muy saludable entre ellos, porque el espectáculo teatral siempre tiene ese punto de catarsis psicótica que tanto alivia. Rubalcaba ya le metió el topetazo a Zapatero, y este antes no se quedó chiquito. Así es, así vamos. Y lo peor: nada resultará de ese rifirrafe, como no haya un cambio verdadero en España. Un cambio sin tanta politiquería suciolista y barata, y con mayor sentido de la administración.


Un país no se seduce con palabrejas huecas, un país se administra. Y Zapatero ha sido el peor administrador, el peor presidente, el peor gestor; acompañado de un Rubalcaba, que no tiene por qué ser mejor en nada, separado del otro. Es probable que sea menos tonto, y más astuto, lo que no haría de él un presidente como el que necesita España en la actualidad.


Mariano Rajoy es la otra opción, deberían de haber más opciones, de centro izquierda y de centro derecha, pero el que despunta es Rajoy, y bueno, Rajoy tiene todo un equipo excelente. No dudo ni un minuto en que será un buen presidente, porque un buen presidente tiene que ser un buen gestor, y esa combinación solo se consigue eligiendo un equipo competente. Él lo tiene.


Por Francia andamos más o menos igual, aunque las elecciones están previstas para el 2012, sin embargo, ya los socialistas van de cumparseros, dando la batalla por parecer simpáticos, cuando todos son unos verdaderos batidos de tuercas, unos plomos inaguantables. Yo había puesto un poco de esperanza en Martine Aubry, pero en cuanto abre la boca se le sale la batica de casa, las pantuflas, y los rulos en la cabeza, muy de andar por casa. François Hollande, al parecer ya fue presidente en otra vida, porque camina tan estirado que parece que le han introducido un palo en el ano, y desde que ha adelgazado se cree Brad Pitt, sin los músculos. Segolène Royale, otra Santa de las que están tan a la moda, que ya no sabe qué peinado hacerse, qué blusita con qué color irá mejor con los zapatitos nuevos de charol, o sea, todo muy plástico y combinatorio, y de una rimbombancia sacramental apabullante, la mirra ya apesta. Por el momento todos sonríen entre ellos, y al parecer se llevan de maravillas, por el momento, he dicho. Esperemos a que pase la primera semana romántica del aprés vacances, ya verán que se ripiarán como buitres.


Pero lo que estoy esperando como cosa buena es la bienvenue de Dominique Strauss-Kahn y su señora esposa, la archirriquísima de izquierdas Anne Sinclair, ellos, sin duda, son el ejemplo de los socialistas ultramegamillonarios, sin complejos, algo que agrada mucho en este París muy de gauche divine, bobó por excelencia. Él, cada vez me recuerda más a Ted Kennedy, y no solamente por las canas, y la cara de libidinoso, no, problemas judiciales incluidos. Al parecer todos los socialistas, aspirantes por supuesto a la presidencia de Francia, están esperando a DSK, todos así lo han declarado, que esperan a "Dominique", a su "Dodó", todos menos más de la mitad de los franceses que lo rechazan de plano. De Manuel Vall ni hablo, su cara de gargajo fermentado sólo explica que ya se ha aburrido de las elecciones y de él mismo antes de que empiecen, y antes de ser perdedor, ya es la viva estampa del looser.


Nicolas Sarkozy, del otro bando, piensa quizá que el hecho de ser un preñador de instantes le garantiza quoi que ce soit, que siga descuidándose, subiéndose el salario, mientras reclama a los franceses que se aprieten el cinturón más de lo que ya lo hacen, que por algo tienen fama de tacaños, sí, que siga en esa bobería, que Marine Le Pen acecha, como la bestia nacida y crecida de su padre que es.


Publicado en El Economista.



Filed under: Política Tagged: Alfreo Pérez Rubalcaba, Cuba, Dominique Strauss-Kahn, François Hollande, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Marine Le Pen, Martine Aubry, Nicolas Sarkozy, Zoé Valdés
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Published on August 31, 2011 02:54
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