Interruptus - José María Camacho
Interruptus(Luzzeta, 2016) es la primera novela de José María Camacho. Está bella edición de tapa dura contiene más de trescientas páginas, está dividida en dos partes (cada una con un protagonista diferente) y consta de diez capítulos.Esta historia se desarrolla a través de un narrador omnisciente y en un escenario real y cercano –la ciudad de Córdoba, en Veracruz– donde la «casualidad» tiene un papel fundamental. El autor analiza cuestiones esenciales para el ser humano e interconecta situaciones, hechos y personajes de manera meticulosa, entrelaza momentos clave que son revelados en el instante preciso y que demuestran que esta obra fue creada a conciencia. Camacho nos ofrece aquí la increíble y extrañísima posibilidad de que sus personajes cobren vida de una página a la otra, e incluso éstos son tan completos, que fácilmente serían mucho más auténticos que varias personas. Su siguiente aseveración sobre la sutil diferencia entre estas dos palabras clave es muy acertada: «Para pasar de ser un simple personaje a ser una persona, hay que soltar ese “je” que está al final de la palabra y que, probablemente no por coincidencia, es también la onomatopeya de una risa breve, de esas que se sueltan cuando se entiende un chiste y no cuando hace gracia». El autor refleja a través de su narrativa su formación filosófica, que es la base de esta novela. Doctrinas filosóficas como el determinismo –negar la libertad de la voluntad: «todo está escrito» (¿pero, dónde?, pregunta el autor)– y el estoicismo –dominio de las pasiones mediante la virtud y la razón– son tratadas en esta obra entre verdades contundentes y reflexiones sinceras y directas entretejidas con traiciones y corrupción, con la codicia, la superficialidad y el egoísmo que inunda el alma de todos sus personajes de una u otra forma. Camacho logra crear una unidad entre erotismo, placer, dramatismo y argumentos existenciales con la tensión y estructura de su narrativa. En la presentación de la novela el pasado 26 de enero, el autor mencionó que en cuanto a la índole autorreferencial de su obra, ésta era similar a varias más. Tiene razón: al respecto, el ejemplo más popular es Niebla, de Miguel de Unamuno, pero en Interruptuses claro que existe una apropiación y expresión personal que configura todo lo ya existente para dar paso a la originalidad, a una fusión única de novela policiaca, filosofía, erotismo y metatextualidad dentro de un contexto mexicano.Parte de esta metaficción reside en que el propio autor explica los mecanismos de su narrativa, sirva la siguiente frase como ejemplo: «Lo que el lector ignora es el combustible de la lectura; lo que conoce, el motor». Pero esto no en función de una justificación, sino como un proceso que lo ayuda a él mismo a comprender su labor como escritor. Otro detalle singular y atinado es la importancia que Camacho le otorga a la observación, a lo visual: «Siempre estaba dispuesto a observar», «La imperiosa necesidad de mirar y mirar hacia fuera y hacia dentro». Autores como Miguel de Cervantes, Alejandro Dumas, Edgar Allan Poe y J. R. R. Tolkien expresaron ya la gran importancia de la percepción visual dentro de la creación literaria.En el texto «Una definición de la novela en 30 voces de la generación inexistente»Bernardo Esquinca declaró que «A los novelistas se les debe juzgar por los cuentos que escriben. Porque cualquiera escribe novela, pero relato no», mientras que para Pablo Raphael la novela es un «Documento que sirve para simular la inmortalidad, inventar la verdad tensionando a los opuestos, tramar el futuro, comprender la belleza y el horror y, en ocasiones, vaciar las frustraciones en forma ordenada y textual».Si se juzga a Camacho por sus relatos, saldrá muy bien librado: el autor cuenta con dos libros de cuento publicados, uno de ellos es Los que hablan a gritos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). En cuanto a la aseveracin de Raphael, aseveracitiene una gran importancia para el escritor, que hablan a gritos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015ón de Raphael, Interruptuses entonces un instrumento que ayuda a ampliar el pensamiento crítico.Es precisamente en las dos partes del capítulo VII donde la confesión llega: es realmente el lector quien le da vida a los personajes, pero éste es a su vez otro personaje. El lector se ha convertido aquí en el sujeto de prueba del autor. Este giro argumental altera la percepción de la propia novela y del concepto de ficción, lo que añade incertidumbre. Interruptus es un reto que ofrece varias lecturas y planos narrativos. Es una llamada a la autorreflexión y al cuestionamiento de la propia existencia. «El lugar entero es un teatro catártico con un elenco enorme»: aunque el autor se refiere con esta frase a un prostíbulo del que el primer protagonista es un visitante asiduo, en realidad la sentencia aplicaría perfectamente para todo el planeta tierra.El propio autor se pregunta, en la parte final del libro, si ha logrado «un volumen más o menos conciso, más o menos coherente, más o menos bello». Yo respondo que sí a todo eso y aún más: este volumen es original y sorpresivo, esclarecedor y profundo.Éstas son algunas inetrrogantes que quedan flotando tras la lectura de Interruptus: ¿qué pasaría si repentinamente formaras parte del libro que estás leyendo y no precisamente como un personaje, sino como lo que eres, un lector? ¿Qué pasaría si cada suceso de tu vida se imprimiera letra por letra y detalladamente en cada página del libro conforme va ocurriendo? Y la cuestión más importante de todas, pues las páginas no son infinitas: ¿cómo acabará tu historia, tu propia vida? El libro está a la venta en la tienda en línea de la editorial. Para finalizar, transcribo algunas de las mejores frases del libro:«La vida a partir de un patrón de manchas sobre láminas negras. La vida en blanco y negro, en escala de grises.» p. 5
«Las personas que más comúnmente sienten terror frente a la muerte son aquellas que más se hacen daño durante la vida.» p. 16
«Será que la fragilidad se deja sentir siempre cuando uno está solo o que la soledad acentúa el sentido de ingravidez anímica.» Ibídem
«Después se había sentido culpable de no sufrir tanto. Y entonces comenzó a sufrir. Ya habían pasado quince años. Ya había pasado mucho olvido.» p. 23
«Apuraba los tragos olvidándose de la depresión que le causaba amanecer con resabios de alcohol en la lengua.» p. 27
«No poder, no estar, no ser, las tres negaciones básicas de la realidad humana.» p. 34
«Estaba escuchando con ganas de que las cosas se pusieran peor a cada palabra, queriendo oír una sentencia definitiva, una toma de acción.» p. 35
«La esperanza, como siempre que hay tiempo de sobra para reflexionar, se había reducido hasta la insignificancia.» p. 44
«Una inestabilidad vital que no podía detener, una vibración nerviosa de corte existencial.» p. 58
«Una especie de maldición metafísica –o quizá simplemente la manifestación del destino imponiéndose a las voluntades de forma violenta.» p. 65
«Algunos piensan que la avaricia es provocada por la riqueza, pero la realidad es al revés: la riqueza es el efecto.» p. 73
«Una pregunta íntima confinada, como casi todas las preguntas íntimas, a una única respuesta correcta.» p. 75
«A esa gente no se le puede dar la espalda, pensó, porque entonces se sienten más cómodos para atacar.» p. 78
«La realidad era una esfera bofa que tendía a perder su redondez con el movimiento de cada uno de sus elementos.» p .82
«Las cosas le pasaban así, en una sucesión veloz. Raramente era él quien le pasaba a las cosas.» p. 83
«A los amigos hay que prolongarles sus estados de placidez, que para eso es que se juntan con nosotros.» p. 87
«Por las noches quedaba claro por qué les llamaban pacientes a los enfermos. Su convalecencia se reducía a una espera comúnmente infructuosa.» p. 93
Como todo lo fabricado por el hombre, el gesto, los pasos y el mundo mismo estaban condenados a desaparecer.» p. 96
«El segundo sentimiento que suele generar el llanto ajeno, después de la simpatía, es la vergüenza ajena.» p. 99
«Casi como regla general, las decisiones más importantes de la vida suelen tomarse de manera inconsciente.» p. 107
«Entregarse a la tristeza es siempre un bálsamo para el alma, una confrontación con las dudas de la existencia, un renacer del fuego de la vida en la piel y por debajo de ella.» p. 112
«Trataba de salir de una farsa para entrar en otra más llevadera.» p. 114
«Su presente estaba siendo saboteado por su futuro.» p. 134
«Aguardaba el momento preciso para decir entiendo, Pero no entendía. El clamor de la verdad era demasiado extenso, demasiado triste. Era cegador.» p. 136
«Algún día, pensaba Agustín, como decían siempre los intrépidos y los estúpidos, me reiré de todo esto.» p. 146
«La culpa es de los que actúan con voluntad y siempre corre el peligro de diluirse bajo una tormenta de registro histórico.» p. 150
«Prefiere regodearse en la mera posibilidad antes que llegar a una conclusión racional que pervierta el juego de sus fantasías.» p. 155
«La expectativa comienza a declinar dando paso al presente, que siempre es menos intenso.» p. 160
«Es imposible que se trate de una broma. Es algo mucho peor.» p. 198
«El odio es el sentimiento más potente, pero también el más errático y, por ende, el más desconocido.» p. 220
«De coincidencias aparatosas lo mejor es huir: siempre son augurios terribles, falsos contactos, cortocircuitos en la sinapsis externa de la realidad, en los engranajes de la historia.» p. 242
«Todos somos, en algún sentido y de alguna manera, personajes en las historias de los demás.» p. 274
Published on April 19, 2017 20:00
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