Leé un cuento: S-E-B-A-S-T-I-AN

Escribí este cuento después de leer A de amor, de David Levithan, novela que pronto voy a reseñar. Para quienes son nuevos por acá, les cuento. Hace un par de meses terminé de escribir una novela juvenil de temática LGBTI llamada Cover. Este cuentito está narrado por Jonathan, protagonista de Cover, y el "destinatario" de sus palabras es Sebastián, su novio. Por cada letra del nombre "Sebastián" hay una pequeña anécdota o un sentimiento que Jonathan relata en primera persona (tal como en la novela de Levithan). Lo escribí como ejercicio y, la verdad sea dicha, porque extrañaba escribir de los personajes :)  No hay spoilers de la novela. ¡Espero que les guste!

Un dato para entender una cosita: Sebas es celíaco. 

S-E-B-A-S-T-I-A-N

SilencioLa incomodidad de esos momentos silenciosos se fue cuando todavía éramos amigos, pero volvió sin permiso cuando nos pusimos de novios. Entonces me di cuenta de que habíamos cambiado de estado, como el hielo cuando se transforma en agua. Nuestra relación se estaba volviendo agua. Las barreras se estaban derritiendo. Y hasta el silencio era diferente ahora.
Escondidos Porque todavía no habíamos salido del armario. Nunca te lo dije, pero odiaba que tuviéramos que escondernos en el baño del colegio para besarnos. Me daba asco. El olor a desinfectante industrial, a pis, a caca ajena. Fue la primera vez que nos besamos en el baño cuando me di cuenta de que, al entrar, siempre comenzaba a respirar por la boca. Y al salir, volvía a respirar por la nariz. Ese día te abracé, hundí la cabeza en el hueco de tu cuello y tu hombro (ese rinconcito de tu cuerpo que siempre está tan milagrosamente tibio)… y la nauseabunda mezcla de olores me abofeteó la cara. Me tambaleé y me preguntaste qué me pasaba. Te dije que nada. De repente tenía ganas de llorar.
BarítonoLo admito, me sorprendí la primera vez que te escuché hablar. Un pibe bajito, flaquito, carilindo… se me acerca y me habla con una voz grave de locutor de radio. Pensaba que hablarías, no sé, con una voz como la de Michael Jackson. Suavecita, aguda, cristalina. No me malinterpretes, me encanta tu voz.
AbstinenciaHabías comido algo con gluten. Nunca supiste qué. Estabas mareado y con náuseas. Se lo dijiste a Ignacio, el profesor de Inglés: profe, tengo náuseas. La clase se rió y alguno dijo que estabas embarazado. Sebas, ¿te olvidaste de tomar la pastilla?, bromeó Daiana.
SoberbiaTenés talento y lo sabés. Pero a veces me gustaría decirte que no te agrandes tanto. Que allá afuera hay muchísimos cantantes talentosos. Pero, como decís: a veces hay que ser un poquito agrandado. Si no, te pasan por encima. Equilibrio, de eso se trata.
TernuraUn corazoncito por whatsapp. Una sonrisa, un guiño cómplice. Tu pie acariciándome por debajo de la mesa. Tu cabeza cayendo sobre mi hombro. Tus dedos largos tocándome con la misma delicadeza y la misma brutalidad con las que rozás y atacás las teclas del piano. Tus piernas empujándome más adentro tuyo. Ese último suspiro.
ImbécilTu ex.
AfeminadoSiento una especie de fascinación erótica cuando cantás con Madame Sultana disfrazado de castrati. Tu andar felino, los delicados floreos de tus manos, las sonrisas provocativas. Y algo que me sorprende: que ya no me siento celoso cuando el bailarín se te acerca, te mira o te toca. Ya sé que solo es una representación arriba de un escenario. O quizá es por otra cosa, aunque no sepa explicar qué.
NightwishDeseo de la noche. Deseo nocturno. Aquellos primeros meses, de la noche solo deseaba que se pasara rápido. Que se hiciera de día para poder verte de nuevo en el colegio. Ahora vivo deseando que el día se transforme en noche.
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Published on July 15, 2016 05:39
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