Bruno Bimbi's Blog, page 2
July 11, 2011
CRÓNICAS CARIOCAS 1: EL MERCADÃO DE MADUREIRA
Jesucristo junto a Iemanjá en la feria del otro mundo
Inaugurado en 1959 por el presidente Juscelino Kubistschek donde antiguamente funcionara el mercado de productos agrícolas de la zona norte de Río de Janeiro, el Mercadão de Madureira es actualmente el mayor mercado popular de Brasil. Recorrimos una de sus principales atracciones: las santerías y tiendas de orixás, donde el cristianismo y las religiones africanas se dan la mano.
POR BRUNO BIMBI
Un Jesucristo de tamaño humano, vestido de blanco y con cuerpo de yeso, da la bienvenida a la tienda Yorubá, acompañado por una santa negra. A su izquierda, Lucifer, de capa, sombrero y tridente, sonríe al visitante con enigmática mirada. Al verlos así, uno al lado del otro, sin peleas ni disputas, quién diría que se trata de eternos adversarios. Detrás de ellos, sirenas e indios llenos de plumas naturales posan al lado de una soga, de la que cuelga un pene erecto de madera. En las estanterías, habanos, sahumerios y velas de distintos colores y tamaños, con copas especiales para contenerlos. En vasijas de barro, porotos, mandioca y camarones secos en pequeñas bolsas de plástico. Enfrente, cruzando apenas unos metros que separan el más allá del más acá, una carnicería y una florería. Al lado, quesos y fiambres. A la izquierda, verduras. Cerca de allí, un diablo negro preside la entrada de Orixás em festa, erguido con su tridente y reteniendo con el pie derecho una calavera, como si fuera una pelota de fútbol. En grandes sacos apoyados sobre el piso, pequeños búzios para pedirles respuestas de los orixás, más camarones secos, collares y piedras de distintas formas y colores. En Lua e mar, hay más diablos que jesucristos, todos negros. También hay piedras en agua, sacos de azufre, inhame, sal, alfazame, alecrim y más camarones. En el Mundo dos orixás hay conchas, caracoles y estrellas de mar de todos los tamaños, entre las que sobresalen una muy pequeña pero de un rojo intenso y brillante y otra gigante, del tamaño de un plato. Un pequeño Buda dorado descansa junto a un caballero montado en su caballo blanco, mientras un águila de madera con mirada desafiante y las alas abiertas se prepara, posada sobre una piedra, para tal vez abrir vuelo en cualquier momento. Muchos santos y vírgenes negras les hacen compañía. A unos pasos, sobre el piso, una estatua forrada de calaveras, huesos y cruces lleva un tridente en el medio del pecho y un libro negro en las manos. A su lado, otra vez camarones y... ¡cestos con paquetes de pochoclo!En el Mercadão de Madureira, Dios y el Diablo se dan de la mano con los orixás y las mães de santo compran vestidos blancos de bahiana, mientras miles de personas pasan cada día para comer comida mineira, comprar un kilo de zanahorias o legumbres, licores, plumas, estatuas, cuernos de buey, velas o disfraces para el carnaval. Todo en un mismo lugar.
UN MERCADO CON HISTORIA. Lourenço Madureira fue un revendedor de ganado que vivió a principios del siglo XIX y arrendaba la hacienda del Campinho —propiedad del capitán Francisco Ignácio do Canto— ubicada en el antiguo sertão carioca, un área rural que hoy, ya urbanizada, integra la zona norte de Río de Janeiro. Luego de la muerte del capitán y tras una disputa judicial con la viuda, Madureira obtuvo la propiedad de la hacienda, que fue desarrollándose hasta darle nacimiento al barrio que actualmente lleva su nombre. Con cerca de 50 mil habitantes, la mayoría pertenecientes a las clases media baja y baja, hoy Madureira es el principal polo comercial y económico del suburbio carioca. La estación de tren del barrio, inaugurada en 1896, también lleva el nombre del antiguo arrendatario de la hacienda del Campinho, al igual que el Madureira Esporte Clube, surgido del antiguo Fidalgo Futebol Clube, el primer club de fútbol de la región, fundado en 1914. En Madureira tienen también su sede la Imperio Serrano y la Portela, dos de las más tradicionales escolas do samba de Río de Janeiro. La Portela es, además, la que más veces ha ganado la competición oficial en el Sambódromo.Referencia ineludible del barrio, el Mercadão —ubicado en la avenida Ministro Edgar Romero, en las cercanías de la estación de tren— es el mayor mercado popular de todo Brasil. Cerca de 80 mil personas recorren cada día sus corredores, en los que se ubican 580 comercios, distribuidos en distintas galerías, en dos pisos. Fundado en 1959 por el presidente desarrollista Juscelino Kubitschek, reemplazó al antiguo mercado agrícola que había nacido en 1914 como una pequeña feria al aire libre, ubicada donde hoy está el campo de ya mencionada Império Serrano. Pasó por mudanzas y reformas, hasta transformarse en el actual Mercadão de Madureira en la era JK y, pese al incendio que casi lo destruyó por completo en 2000, resurgió de las cenizas al año siguiente con instalaciones más modernas, escaleras mecánicas y mayor seguridad. En sus alrededores, como un imán, se organizan todo tipo de comercios y puestos de camelôs, como se conoce aquí a los vendedores callejeros que colocan sus productos sobre una mesa o una manta en el suelo. En el camino de la estación hasta el mercado, luego de atravesar el puente desde el que pueden divisarse las favelas de la zona, una feria con techo de chapa ofrece una enorme colección de películas y juegos en DVD que incluye todos los estrenos y novedades (piratas, obviamente), ropa, pilas, enchufes, celulares y todo tipo de baratijas.
SANTA ROMA Y SANTA ÁFRICA. Una vez adentro, paseando entre verdulerías, fiambrerías, bazares y casas de cotillón, las santerías sobresalen por su cantidad, variedad y sincretismo, constituyéndose en una de las principales atracciones del Mercadão. Buena parte del público concurre cada día —sobretodo, antes de feriados y fiestas religiosas— para cargar sus bolsas con todo lo necesario para festejar la navidad o invocar a espíritus y entidades en las ceremonias del kardecismo o el candomblé, porque en Brasil —y esto se nota mucho en la zona norte de Río de Janeiro— Jesucristo, Nossa Senhora y los orixás viven en un mismo mundo junto a los vivos y los muertos, allí donde la religión de Roma y las de África se dan la mano.El más allá, según el antropólogo brasileño Roberto DaMatta (que, además de ser doctorado en Harvard y profesor de la Universidad de Notre Dame y de la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro, es uno de los mayores conocedores de las particularidades distintivas de la cultura brasileña) es para este pueblo un "universo nebuloso habitado por muertos, fantasmas, almas, santos, ángeles, orixás, dioses, Dios, la Virgen María y Jesucristo". Católicos, protestantes de las más diversas iglesias evangélicas, espiritistas y umbandas no son, necesariamente, grupos irreconciliables. Se puede rezar con un crucifijo, ser devoto de Nossa Senhora, invocar la protección de Ogun y realizar ofrendas a Iemanjá, porque, como explica Da Matta, "lo que para un norteamericano calvinista, un inglés puritano o un francés católico sería señal de superstición, cinismo o ignorancia, para nosotros es un modo de ampliar nuestras posibilidades de protección. Nuestras experiencias religiosas son todas complementarias y no, como ocurre en Europa occidental y los Estados Unidos, mutuamente excluyentes". Hay una forma oficial y disciplinada de comunicarse con el otro mundo, a través de iglesias y templos, y otra más personal y sensible, a través de los ritos de las religiones africanas, la lectura de búzios o la consulta a una cartomante. La navidad convoca a la Misa del Gallo y el año nuevo se espera en la playa con vestidos blancos, festejando a los orixás y recibiendo buenas energías, porque hay muchos caminos para llegar al otro mundo.En el Mercadão de Madureira, todos esos caminos se encuentran y confluyen. Por eso, Jesucristo se encuentra con Oxalá, Nossa Senhora con Xangú y las vírgenes y santas —más negras que blancas— comparten estante con otras entidades, rodeadas de tambores de distintos tamaños, escobas de paja y tridentes. En las santerías del Mecadão, los clientes pueden encontrar todas las herramientas necesarias para comunicarse con lo desconocido.
ORIXÁS. Los orixás son dioses africanos que forman parte de los cultos de las distintas tradiciones y corrientes de las religiones de matriz africana, como el umbanda y el candomblé. "Hay 16 orixás, y cada pai de santo tiene uno de cabecera", nos explica Hélio Sillmam, vendedor de una de las tiendas. Las ceremonias para recibirlos deben prepararse durante una semana y deben realizarse usando las ropas adecuadas, los collares precisos y las músicas y cánticos, que se inician con la batida de tambor. "El orixá recibe y asume el cuerpo de una persona, que cambia de fisonomía y comportamiento. El candomblé trae energía, fortalece el espíritu y da suerte y salud. Las personas quedan energizados durante un tiempo, a partir del momento en que incorporan a los orixás", indica Hélio. El cronista, confesando su ignorancia, pregunta por los camarones secos que se venden en todas las tiendas, entre piedras y estatuas de santos. Su presencia, ante los ojos occidentales de un ateo nacido en tierras oficialmente católicas, parece desentonar con los demás "productos" de las tiendas, que no son comestibles sino religiosos, desafiando las clasificaciones.—Son comida para ofrecer a las entidades —explica nuestro informante—. Pueden ser servidos con miel o aceite de dendê.Es que, a diferencia de los dioses y santos occidentales, los dioses africanos tienen rasgos y comportamientos nítidamente humanos: se alimentan, beben, son pasionales, emotivos, sienten amor, rabia, celos y establecen relaciones privilegiadas y personales con las personas. Cada ser humano se relaciona con un orixá diferente y existen paralelos que juntan a los orixás con los santos católicos con características semejantes, debido la particular forma de practicar la religión surgida siglos atrás durante el período de la esclavitud, en el que a los esclavos se les prohibía practicar sus auténticos ritos y se los obligaba a aceptar la fe católica. Entonces Ogum se asoció a São Jorge, el santo guerrero, a la vez que Oxalá se fundió con Jesús, permitiendo vestir así un culto con los ropajes del otro, para evitar la censura. Pero eso que alguna vez fue ropaje hoy es síntesis, comunión, sincretismo. Las fronteras ya no son tan claras. Cada orixá tiene su color, sus piedras, sus hierbas, sus cantos, sus rezos, sus horarios y su propia y distintiva personalidad. En la tienda Ilê d'Angola encontramos un gran póster con los más seguidos por las corrientes brasileñas del umbanda y el candomblé (16, como decía Héllio, aunque no son los únicos y algunos estudiosos afirman que llegan a 400). Entre ellos, algunos de los más populares son Exu, señor de los caminos; Ogum, el guerrero; Oxóssi, el cazador; Xangô, orixá de la justicia; Oxum, reina de las aguas dulces de los ríos y cascadas, del amor y del oro; Iansã, señora de los vientos; Iemanjá, reina de los mares y madre de todos los orixás, y Oxalá, padre de todos. De cada uno de ellos podemos comprar, en las distintas tiendas del Mercadão, estatuas y estampillas, pósters y figuras, así como todos los objetos, ropas y alimentos necesarios para llamarlos en las ceremonias. Aunque nada de eso nos garantiza que consigamos comunicarnos con ellos: "No cualquiera puede recibir a los orixás. Para incorporar su energía, tiene que ser la persona indicada, y sólo algunos tienen ese don", nos advierte el vendedor.Luego de recorrer las santerías del Mercadão, a través de las cuales nos asomamos, por una tarde, a un universo que desconocíamos, emprendemos finalmente el camino hacia la salida. Entre más vidrieras y mostradores de santos y entidades, pasamos por una feria gigante de hierbas y especias, varias tiendas de disfraces y jugueterías a la antigua, donde no hay modernos juegos de mesa ni video games, pero sí pelotas de Flamengo, Fluminense o del Vasco da Gama y barriletes con la imagen del Ché Guevara. Más adelante, la Casa de la Manicura, tiendas de cereales y varias lanchonetes, donde tomamos un jugo de frutas con un salgado antes de salir. Afuera, las combis y ómnibus parten hacia todos los destinos y se destaca la fila de uno que recorre la Barra da Tijuca y el Recreio dos Bandeirantes, donde vive la clase alta carioca, en la otra punta de la ciudad. Pero nosotros seguimos a pie hasta la estación, donde tomamos el tren que nos aleja de Madureira, bajo el intenso sol del invierno (sí, del invierno) infernal de Río de Janeiro, que esta tarde supera los treinta grados centígrados.
Inaugurado en 1959 por el presidente Juscelino Kubistschek donde antiguamente funcionara el mercado de productos agrícolas de la zona norte de Río de Janeiro, el Mercadão de Madureira es actualmente el mayor mercado popular de Brasil. Recorrimos una de sus principales atracciones: las santerías y tiendas de orixás, donde el cristianismo y las religiones africanas se dan la mano.
POR BRUNO BIMBI
Un Jesucristo de tamaño humano, vestido de blanco y con cuerpo de yeso, da la bienvenida a la tienda Yorubá, acompañado por una santa negra. A su izquierda, Lucifer, de capa, sombrero y tridente, sonríe al visitante con enigmática mirada. Al verlos así, uno al lado del otro, sin peleas ni disputas, quién diría que se trata de eternos adversarios. Detrás de ellos, sirenas e indios llenos de plumas naturales posan al lado de una soga, de la que cuelga un pene erecto de madera. En las estanterías, habanos, sahumerios y velas de distintos colores y tamaños, con copas especiales para contenerlos. En vasijas de barro, porotos, mandioca y camarones secos en pequeñas bolsas de plástico. Enfrente, cruzando apenas unos metros que separan el más allá del más acá, una carnicería y una florería. Al lado, quesos y fiambres. A la izquierda, verduras. Cerca de allí, un diablo negro preside la entrada de Orixás em festa, erguido con su tridente y reteniendo con el pie derecho una calavera, como si fuera una pelota de fútbol. En grandes sacos apoyados sobre el piso, pequeños búzios para pedirles respuestas de los orixás, más camarones secos, collares y piedras de distintas formas y colores. En Lua e mar, hay más diablos que jesucristos, todos negros. También hay piedras en agua, sacos de azufre, inhame, sal, alfazame, alecrim y más camarones. En el Mundo dos orixás hay conchas, caracoles y estrellas de mar de todos los tamaños, entre las que sobresalen una muy pequeña pero de un rojo intenso y brillante y otra gigante, del tamaño de un plato. Un pequeño Buda dorado descansa junto a un caballero montado en su caballo blanco, mientras un águila de madera con mirada desafiante y las alas abiertas se prepara, posada sobre una piedra, para tal vez abrir vuelo en cualquier momento. Muchos santos y vírgenes negras les hacen compañía. A unos pasos, sobre el piso, una estatua forrada de calaveras, huesos y cruces lleva un tridente en el medio del pecho y un libro negro en las manos. A su lado, otra vez camarones y... ¡cestos con paquetes de pochoclo!En el Mercadão de Madureira, Dios y el Diablo se dan de la mano con los orixás y las mães de santo compran vestidos blancos de bahiana, mientras miles de personas pasan cada día para comer comida mineira, comprar un kilo de zanahorias o legumbres, licores, plumas, estatuas, cuernos de buey, velas o disfraces para el carnaval. Todo en un mismo lugar.
UN MERCADO CON HISTORIA. Lourenço Madureira fue un revendedor de ganado que vivió a principios del siglo XIX y arrendaba la hacienda del Campinho —propiedad del capitán Francisco Ignácio do Canto— ubicada en el antiguo sertão carioca, un área rural que hoy, ya urbanizada, integra la zona norte de Río de Janeiro. Luego de la muerte del capitán y tras una disputa judicial con la viuda, Madureira obtuvo la propiedad de la hacienda, que fue desarrollándose hasta darle nacimiento al barrio que actualmente lleva su nombre. Con cerca de 50 mil habitantes, la mayoría pertenecientes a las clases media baja y baja, hoy Madureira es el principal polo comercial y económico del suburbio carioca. La estación de tren del barrio, inaugurada en 1896, también lleva el nombre del antiguo arrendatario de la hacienda del Campinho, al igual que el Madureira Esporte Clube, surgido del antiguo Fidalgo Futebol Clube, el primer club de fútbol de la región, fundado en 1914. En Madureira tienen también su sede la Imperio Serrano y la Portela, dos de las más tradicionales escolas do samba de Río de Janeiro. La Portela es, además, la que más veces ha ganado la competición oficial en el Sambódromo.Referencia ineludible del barrio, el Mercadão —ubicado en la avenida Ministro Edgar Romero, en las cercanías de la estación de tren— es el mayor mercado popular de todo Brasil. Cerca de 80 mil personas recorren cada día sus corredores, en los que se ubican 580 comercios, distribuidos en distintas galerías, en dos pisos. Fundado en 1959 por el presidente desarrollista Juscelino Kubitschek, reemplazó al antiguo mercado agrícola que había nacido en 1914 como una pequeña feria al aire libre, ubicada donde hoy está el campo de ya mencionada Império Serrano. Pasó por mudanzas y reformas, hasta transformarse en el actual Mercadão de Madureira en la era JK y, pese al incendio que casi lo destruyó por completo en 2000, resurgió de las cenizas al año siguiente con instalaciones más modernas, escaleras mecánicas y mayor seguridad. En sus alrededores, como un imán, se organizan todo tipo de comercios y puestos de camelôs, como se conoce aquí a los vendedores callejeros que colocan sus productos sobre una mesa o una manta en el suelo. En el camino de la estación hasta el mercado, luego de atravesar el puente desde el que pueden divisarse las favelas de la zona, una feria con techo de chapa ofrece una enorme colección de películas y juegos en DVD que incluye todos los estrenos y novedades (piratas, obviamente), ropa, pilas, enchufes, celulares y todo tipo de baratijas.
SANTA ROMA Y SANTA ÁFRICA. Una vez adentro, paseando entre verdulerías, fiambrerías, bazares y casas de cotillón, las santerías sobresalen por su cantidad, variedad y sincretismo, constituyéndose en una de las principales atracciones del Mercadão. Buena parte del público concurre cada día —sobretodo, antes de feriados y fiestas religiosas— para cargar sus bolsas con todo lo necesario para festejar la navidad o invocar a espíritus y entidades en las ceremonias del kardecismo o el candomblé, porque en Brasil —y esto se nota mucho en la zona norte de Río de Janeiro— Jesucristo, Nossa Senhora y los orixás viven en un mismo mundo junto a los vivos y los muertos, allí donde la religión de Roma y las de África se dan la mano.El más allá, según el antropólogo brasileño Roberto DaMatta (que, además de ser doctorado en Harvard y profesor de la Universidad de Notre Dame y de la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro, es uno de los mayores conocedores de las particularidades distintivas de la cultura brasileña) es para este pueblo un "universo nebuloso habitado por muertos, fantasmas, almas, santos, ángeles, orixás, dioses, Dios, la Virgen María y Jesucristo". Católicos, protestantes de las más diversas iglesias evangélicas, espiritistas y umbandas no son, necesariamente, grupos irreconciliables. Se puede rezar con un crucifijo, ser devoto de Nossa Senhora, invocar la protección de Ogun y realizar ofrendas a Iemanjá, porque, como explica Da Matta, "lo que para un norteamericano calvinista, un inglés puritano o un francés católico sería señal de superstición, cinismo o ignorancia, para nosotros es un modo de ampliar nuestras posibilidades de protección. Nuestras experiencias religiosas son todas complementarias y no, como ocurre en Europa occidental y los Estados Unidos, mutuamente excluyentes". Hay una forma oficial y disciplinada de comunicarse con el otro mundo, a través de iglesias y templos, y otra más personal y sensible, a través de los ritos de las religiones africanas, la lectura de búzios o la consulta a una cartomante. La navidad convoca a la Misa del Gallo y el año nuevo se espera en la playa con vestidos blancos, festejando a los orixás y recibiendo buenas energías, porque hay muchos caminos para llegar al otro mundo.En el Mercadão de Madureira, todos esos caminos se encuentran y confluyen. Por eso, Jesucristo se encuentra con Oxalá, Nossa Senhora con Xangú y las vírgenes y santas —más negras que blancas— comparten estante con otras entidades, rodeadas de tambores de distintos tamaños, escobas de paja y tridentes. En las santerías del Mecadão, los clientes pueden encontrar todas las herramientas necesarias para comunicarse con lo desconocido.
ORIXÁS. Los orixás son dioses africanos que forman parte de los cultos de las distintas tradiciones y corrientes de las religiones de matriz africana, como el umbanda y el candomblé. "Hay 16 orixás, y cada pai de santo tiene uno de cabecera", nos explica Hélio Sillmam, vendedor de una de las tiendas. Las ceremonias para recibirlos deben prepararse durante una semana y deben realizarse usando las ropas adecuadas, los collares precisos y las músicas y cánticos, que se inician con la batida de tambor. "El orixá recibe y asume el cuerpo de una persona, que cambia de fisonomía y comportamiento. El candomblé trae energía, fortalece el espíritu y da suerte y salud. Las personas quedan energizados durante un tiempo, a partir del momento en que incorporan a los orixás", indica Hélio. El cronista, confesando su ignorancia, pregunta por los camarones secos que se venden en todas las tiendas, entre piedras y estatuas de santos. Su presencia, ante los ojos occidentales de un ateo nacido en tierras oficialmente católicas, parece desentonar con los demás "productos" de las tiendas, que no son comestibles sino religiosos, desafiando las clasificaciones.—Son comida para ofrecer a las entidades —explica nuestro informante—. Pueden ser servidos con miel o aceite de dendê.Es que, a diferencia de los dioses y santos occidentales, los dioses africanos tienen rasgos y comportamientos nítidamente humanos: se alimentan, beben, son pasionales, emotivos, sienten amor, rabia, celos y establecen relaciones privilegiadas y personales con las personas. Cada ser humano se relaciona con un orixá diferente y existen paralelos que juntan a los orixás con los santos católicos con características semejantes, debido la particular forma de practicar la religión surgida siglos atrás durante el período de la esclavitud, en el que a los esclavos se les prohibía practicar sus auténticos ritos y se los obligaba a aceptar la fe católica. Entonces Ogum se asoció a São Jorge, el santo guerrero, a la vez que Oxalá se fundió con Jesús, permitiendo vestir así un culto con los ropajes del otro, para evitar la censura. Pero eso que alguna vez fue ropaje hoy es síntesis, comunión, sincretismo. Las fronteras ya no son tan claras. Cada orixá tiene su color, sus piedras, sus hierbas, sus cantos, sus rezos, sus horarios y su propia y distintiva personalidad. En la tienda Ilê d'Angola encontramos un gran póster con los más seguidos por las corrientes brasileñas del umbanda y el candomblé (16, como decía Héllio, aunque no son los únicos y algunos estudiosos afirman que llegan a 400). Entre ellos, algunos de los más populares son Exu, señor de los caminos; Ogum, el guerrero; Oxóssi, el cazador; Xangô, orixá de la justicia; Oxum, reina de las aguas dulces de los ríos y cascadas, del amor y del oro; Iansã, señora de los vientos; Iemanjá, reina de los mares y madre de todos los orixás, y Oxalá, padre de todos. De cada uno de ellos podemos comprar, en las distintas tiendas del Mercadão, estatuas y estampillas, pósters y figuras, así como todos los objetos, ropas y alimentos necesarios para llamarlos en las ceremonias. Aunque nada de eso nos garantiza que consigamos comunicarnos con ellos: "No cualquiera puede recibir a los orixás. Para incorporar su energía, tiene que ser la persona indicada, y sólo algunos tienen ese don", nos advierte el vendedor.Luego de recorrer las santerías del Mercadão, a través de las cuales nos asomamos, por una tarde, a un universo que desconocíamos, emprendemos finalmente el camino hacia la salida. Entre más vidrieras y mostradores de santos y entidades, pasamos por una feria gigante de hierbas y especias, varias tiendas de disfraces y jugueterías a la antigua, donde no hay modernos juegos de mesa ni video games, pero sí pelotas de Flamengo, Fluminense o del Vasco da Gama y barriletes con la imagen del Ché Guevara. Más adelante, la Casa de la Manicura, tiendas de cereales y varias lanchonetes, donde tomamos un jugo de frutas con un salgado antes de salir. Afuera, las combis y ómnibus parten hacia todos los destinos y se destaca la fila de uno que recorre la Barra da Tijuca y el Recreio dos Bandeirantes, donde vive la clase alta carioca, en la otra punta de la ciudad. Pero nosotros seguimos a pie hasta la estación, donde tomamos el tren que nos aleja de Madureira, bajo el intenso sol del invierno (sí, del invierno) infernal de Río de Janeiro, que esta tarde supera los treinta grados centígrados.
Published on July 11, 2011 17:19
July 3, 2011
Fabiana Ríos reelecta por el 50,22% de los votos
Fabiana
(Pequeño fragmento de mi libro "Matrimonio igualitario", a modo de homenaje y felicitaciones en esta noche que tanto me recuerda a aquella en que conquistamos la igualdad. La cita es de la pág. 557, capítulo "Qué fantástica, fantástica esta fiesta". En la primera página del libro está incluida la dedicatoria a Fabiana Ríos, gobernadora de Tierra del Fuego por cuatro años más).
"Después de la votación, salió del edificio con Leo y todavía había gente cantando y festejando. Nosotros debíamos de andar cerca cuando Fabiana cruzó la plaza. Se quedó observando por un instante a los manifestantes, pensando en la hora y el frío, y entendió por sus rostros que, para muchos, era el día más importante de sus vidas. Ahí se dio cuenta de lo que había hecho y así, en el medio de la calle, se largó a llorar".
(Pequeño fragmento de mi libro "Matrimonio igualitario", a modo de homenaje y felicitaciones en esta noche que tanto me recuerda a aquella en que conquistamos la igualdad. La cita es de la pág. 557, capítulo "Qué fantástica, fantástica esta fiesta". En la primera página del libro está incluida la dedicatoria a Fabiana Ríos, gobernadora de Tierra del Fuego por cuatro años más).

Published on July 03, 2011 20:21
Bruno Bimbi's Blog
- Bruno Bimbi's profile
- 3 followers
Bruno Bimbi isn't a Goodreads Author
(yet),
but they
do have a blog,
so here are some recent posts imported from
their feed.
