Lydia Rodríguez Sánchez's Blog: ENSUEÑO, page 7
April 2, 2024
April 1, 2024
QUERER ESCRIBIR ¿REPRESENTA ALGO MÁS QUE UNA AFICIÓN?
QUERER ESCRIBIR ¿REPRESENTA ALGO MÁS QUE UNA AFICIÓN? Las aficiones nacidas durante nuestra infancia, a veces condicionadas por el entorno familiar y/o externo, terminan a menudo en el baúl de los recuerdos. En muchos casos, las actividades familiares, los compromisos laborales y sociales nos conducen a centrarnos en otros menesteres durante la etapa adulta.
Sin embargo, un gran número de niños han seguido fieles a sus aficiones. No siempre ha sido fácil derribar los obstáculos, pero sus pasiones les han mostrado el camino a seguir para conseguir sus objetivos.
Las actividades creativas como la escritura, manualidades, música, danza, cocina, lectura, pintura, fotos, han tenido un papel tan arraigado en su niñez que ha sido impensable cambiar de rumbo.
El gusto por la escritura empieza con titubeos como cualquier otra afición. Adentrarse en un mundo repleto de palabras parece un sinsentido en una época donde la comunicación ha perdido peso en las relaciones. Empleamos menos palabras en nuestro día a día. En muchos casos nos resulta difícil comunicar nuestras emociones. Entonces ¿por qué aferrarnos a querer escribir? Unos lo hacen desde la adolescencia, otros en la etapa madura. Sin embargo, de una forma u otra, todos sentimos una necesidad más allá de una mera afición.
¿Por qué el gusto por la escritura? Una afición representa una actividad placentera. Te dedicas a ella con ímpetu. Puedes compartirla con otras personas o dedicarte a ella en solitario. Cuando la llevas a cabo, te encuentras bien contigo mismo y pasas página hasta el siguiente día. La escritura puede empezar como una afición, pero pronto se puede convertir en una necesidad. El proceso de escribir es un viaje en solitario, a veces placentero y otras veces amargo. Te enfrentas con alegrías y temores. Das vida a personajes con los que tienes empatía y con otros que te resultan odiosos. Sin embargo, por la necesidad del guion, debes crearlos, que te gusten o no. Ahí radica la diferencia entre una afición y el gusto por la escritura. Una afición no representa ninguna adversidad mientras que escribir significa ponerte en la piel de unos personajes totalmente distintos a ti, que incluso pueden serte odiosos. Sin embargo, el gusto por la escritura te conduce a sobrellevar esas contradicciones más allá de tus propias emociones. Cuando llega el fin de la historia, entonces sientes una enorme satisfacción al haber creado vidas ajenas a ti misma. Representa el control de tu mente. LRS
March 28, 2024
March 27, 2024
¿QUÉ PERSONAJES SENDERISTAS EN LA LITERATRA ME HAN INSPIRADO O GUSTADO?
El escritor francés Jean Giono ha sido, desde hace mucho tiempo, mi escritor favorito dentro de su género. Aunque este autor no describía ninguna actividad relacionada con el senderismo, muchas de sus novelas describen el paisaje de la Provenza francesa de un modo tan poético que representa para mí, un canto a la vida. La naturaleza es representada, no solo como sustento del hombre, sino como belleza y vida en armonía. Sus personajes adquieren la misma fuerza que el ámbito campesino donde discurren muchas de sus narraciones.
Al escribir mi novela 'El último sendero', he querido mostrar la belleza de la naturaleza, en concreto de las montañas por la afición que tengo, el senderismo. Sin embargo, solo ha sido una pincelada ya que la novela trata sobre todo de las emociones a raíz de la falta de comunicación entre una madre y su hija así como la evolución de la personalidad de una de las protagonistas.
Debo hacer referencia a la novela 'Retour à la montagne' de Frison-Roche. Una trepidante historia en el seno de los Alpes franceses. Transcribo parte de la contraportada al castellano:
"Es el alpinismo y el periodismo que han conducido a Frison-Roche hacia una carrera de escritor".
March 14, 2024
PATAGONIA
VIAJE A LA PATAGONIA - ZONA DE LAS TORRES DEL PAINE EN CHILE
Un viaje inolvidable a la Patagonia Argentina y Chilena. Un sueño que pude cumplir unos tres años antes de mi jubilación. Unos recuerdos inolvidables, tanto por la espectacular belleza del lugar, como de la compañía del grupo y de la hospitalidad de los lugareños.
SI QUERÉIS VER ALGUNAS FOTOS, PINCHAR EN LEER MÁS.
LRS March 10, 2024
NUBARRONES
NUBARRONESUnos tímidos nubarrones empezaron a entrar en escena. Otros, más enérgicos y tenaces, decidieron desbancarlos y ocupar la primera fila. Ahí llegaron, implacables, sin piedad hasta conseguir su objetivo.
Nada hubiese podido presagiar este huracán que iba a instalarse en su vida. En un cerrar de ojos, los nubarrones la empujaron hacia las tinieblas. Ahí quedó envuelta por unas cenizas donde ni siquiera podría escribir su nombre. Todo se volatilizaba. El precipicio esparcía sus tentáculos para atraparla en su seno.
Llegó la hora de la verdad. pero esta se había esfumado pisoteando la realidad. No se marchó a hurtadillas. Socavó un laberinto sin retorno.
En medio del túnel encontró una hoja. La cogió entre sus manos. La inspeccionó. Nada. No aparecían más que sus huellas sucias. Entonces se deshizo de ella sin darle mayor importancia. En ese instante la página voló hacía ella como si se hubiese levantado el viento. Sin embargo, ni una sola rama se movía al exterior. Su imagen se reflejó entonces en esa hoja anónima, la de una persona desconocida, perdida en la vida.
Hizo ademán de deshacerse de ella, una y otra vez, pero en vano. Se aferraba a su lado como el bebé en el seno materno.
De repente, una voz cálida irrumpió la soledad. La invitó a seguirla. Se dejó llevar por su firmeza hasta llegar a un lugar desconocido. Ahí, detrás de un gran ventanal por donde los rayos de sol iluminaban la estancia, quedó cegada por un instante. La luminosidad irradiaba todos los rincones. En medio de tanta luz, un pequeño estanque le devolvió una fisionomía totalmente distinta.
Ahí, en medio de sus sollozos, se dejó arropar y acunar.
March 8, 2024
CONTINUACIÓN DE "EL ÚLTIMO SENDERO" (SEGUNDA PUBLICACIÓN EN ESTE BLOG).
Mientras conducía, las cinco horas y media que la separaban de la casa de su madre le parecieron una eternidad. Después de la llamada, algunas lágrimas se habían reavivado, pero no tan fuertes como para conseguir taponar la herida albergada en su corazón. El llanto violento y amargo que fluye en circunstancias dolorosas parecía prisionero. A pesar de muchos esfuerzos, solo consiguió gritar; un sonido desgarrador, propiciado por el recuerdo de las palabras del guardia civil que golpeaban sin cesar su mente. Nada conseguía mitigar el dolor instalado en sus entrañas.
Su ausente mirada, atenta a la conducción, no le dejaba apreciar el paisaje. Ya cerca del pueblo, ni siquiera se fijó en el lugar donde empiezan las curvas de la carretera al borde del embalse. Solía contarlas cuando regresaba al pueblo. De repente, la furia del dolor escondida en lo más profundo de su ser, estalló sin tregua. Los gritos se sucedieron, cada vez más fuertes, hasta que por fin las lágrimas fluyeron como un torrente. A la altura de un mirado, fue necesario parar e intentar enfrentarse a los nuevos sentimientos surgidos poco a poco. Un huracán de rabia e impotencia se habían apoderado de ella. Se sumaba sin piedad a la tristeza y la amarga soledad. Escondió la cabeza entre las manos como para huir de una pesadilla. Pero cuando abrió de nuevo los ojos, la cruda realidad volvió a abofetearla. La soledad de la noche la devolvió al epicentro de un drama del que ella hacía parte, sin más remedio y sin control. Se quedó largo rato en el coche envuelta por la pesada oscuridad de la noche, sin poder respirar a sus anchas, prisionera de sus emociones. En esos momentos su vida se desvanecía, se alejaba a hurtadillas. En su lugar, nacía un vacío desconocido.
*****
Enfrente de la casa de Isabel, la hilera de chopos del otro lado de la calle, habían perdido el color amarillo tan característico de principios del otoño. Se habían despojado de la mayor parte de las hojas. Un poco más allá, un pequeño parque donde los niños jugaban con unos aparatos de gimnasia ante el poco uso que hacían las personas mayores. Después de las largas horas pasadas en el tanatorio, rodeada de vecinos, Sofía decidió refugiarse en casa de su madre, Isabel, e ir a dormir enseguida. La noche no le ayudó a calmarse. La pesadilla, una y otra vez le traía la imagen de su madre, totalmente distinta, un cuerpo destrozado por la caída, una cara ensangrentada. Se despertó con escalofríos.
¿Queréis saber cómo sigue? La novela está disponible en:
https://www.donbuk.com/producto/el-ul...
https://www.amazon.es/%C3%BAltimo-sen...
https://www.todostuslibros.com/libros...
Disponible también en otras librerías on line.
LRSCONTINUACIÓN DE "EL ÚLTIMO SENDERO" (SEGUNDA PUBLICACIÓN EN ESTE BLOG.
Continuación de "El último sendero"
Mientras conducía, las cinco horas y media que la separaban de la casa de su madre le parecieron una eternidad. Después de la llamada, algunas lágrimas se habían reavivado, pero no tan fuertes como para conseguir taponar la herida albergada en su corazón. El llanto violento y amargo que fluye en circunstancias dolorosas parecía prisionero. A pesar de muchos esfuerzos, solo consiguió gritar; un sonido desgarrador, propiciado por el recuerdo de las palabras del guardia civil que golpeaban sin cesar su mente. Nada conseguía mitigar el dolor instalado en sus entrañas.
Su ausente mirada, atenta a la conducción, no le dejaba apreciar el paisaje. Ya cerca del pueblo, ni siquiera se fijó en el lugar donde empiezan las curvas de la carretera al borde del embalse. Solía contarlas cuando regresaba al pueblo. De repente, la furia del dolor escondida en lo más profundo de su ser, estalló sin tregua. Los gritos se sucedieron, cada vez más fuertes, hasta que por fin las lágrimas fluyeron como un torrente. A la altura de un mirado, fue necesario parar e intentar enfrentarse a los nuevos sentimientos surgidos poco a poco. Un huracán de rabia e impotencia se habían apoderado de ella. Se sumaba sin piedad a la tristeza y la amarga soledad. Escondió la cabeza entre las manos como para huir de una pesadilla. Pero cuando abrió de nuevo los ojos, la cruda realidad volvió a abofetearla. La soledad de la noche la devolvió al epicentro de un drama del que ella hacía parte, sin más remedio y sin control. Se quedó largo rato en el coche envuelta por la pesada oscuridad de la noche, sin poder respirar a sus anchas, prisionera de sus emociones. En esos momentos su vida se desvanecía, se alejaba a hurtadillas. En su lugar, nacía un vacío desconocido.
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Enfrente de la casa de Isabel, la hilera de chopos del otro lado de la calle, habían perdido el color amarillo tan característico de principios del otoño. Se habían despojado de la mayor parte de las hojas. Un poco más allá, un pequeño parque donde los niños jugaban con unos aparatos de gimnasia ante el poco uso que hacían las personas mayores. Después de las largas horas pasadas en el tanatorio, rodeada de vecinos, Sofía decidió refugiarse en casa de su madre, Isabel, e ir a dormir enseguida. La noche no le ayudó a calmarse. La pesadilla, una y otra vez le traía la imagen de su madre, totalmente distinta, un cuerpo destrozado por la caída, una cara ensangrentada. Se despertó con escalofríos.
¿Queréis saber cómo sigue? La novela está disponible en:
https://www.donbuk.com/producto/el-ul...
https://www.amazon.es/%C3%BAltimo-sen...
https://www.todostuslibros.com/libros...
Disponible también en otras librerías on line.
LRSMarch 6, 2024
PRIMERAS PÁGINAS DE MI NOVELA "EL ÚLTIMO SENDERO" PUBLICADO POR DONBUK EDITORIAL
PRIMERAS PÁGINAS DE MI NOVELA EL ÚLTIMO SENDERO -I-
La noticia del día anterior convirtió a Sofía en una mujer desconocida. En solo un instante, su mirada se apagó, su temple se desmoronó. Un violento torbellino la arrastró a un lugar sombrío y desconocido.
La llamada la pilló por sorpresa, cerca del aparcamiento compartido con Clara. El estridente ruido a su alrededor apenas le dejaba comprender las palabras al otro lado del teléfono.—¿Es usted Sofía García?
—Perdone, no le entiendo.
—¿Es usted Sofía García? —volvió a preguntar una voz seria.
—Así es. ¿Quién es usted?
—Llamo de la Guardia Civil. Siento ser portador de malas noticias. El móvil de su madre señalaba este número como hija suya. Lamento decirle que su madre ha tenido un accidente.
—¿Un accidente?
—Sí.
—Pero ¿dónde está? ¿Es grave?
—Lo siento de veras, pero ha sido mortal.
Sofía en ese instante quedó paralizada, sin poder pronunciar palabra. Su casi imperceptible respiración le causó un fuerte mareo. A su alrededor todo pareció dar vueltas, los árboles a lo largo de la calle, los edificios, las personas que cruzaban la calzada apresuradamente. Durante un momento se apoyó a una farola para evitar un posible desmayo. Cuando se sintió capaz de reanudar la marcha, al cruzar por un paso de peatones con el semáforo en rojo,, oyó los gritos de un conductor enfadado, pero sus sentidos habían quedado mermados. Siguió con la mirada fija hacia delante, los ojos turbios por las lágrimas.
—¡Está usted ahí? ¿Me escucha?
—¿Cómo ha ocurrido? ¿Cuándo?
El guardia civil contestó a sus preguntas con voz clara y firme. Sin embargo, ella no conseguía entenderlo, el pensamiento bloqueado. Al cabo de un rato, el guardia civil se despidió, reiterando sus condolencias. A su alrededor, ni los ruidos estridentes de los coches ni la gente que se agolpaba a su alrededor, la hacían reaccionar. Aceleró el paso para ir a recoger lo esencial. Cuando entró, todavía no había asimilado lo ocurrido.
Apoyada a la ventana de su habitación donde, un momento antes, había preparado su equipaje de forma muy precipitada, sin pensar apenas en la ropa necesaria, intentó serenarse antes de emprender el viaje. Pero, a pesar de sus esfuerzos, sus ojos, ni siquiera se fijaron en algunos de los árboles centenarios que solía admirar desde la terraza de su apartamento. En otras circunstancias, se hubiese asomado para contemplar sus troncos retorcidos, sus inmensos brazos abiertos a los pájaros en busca de descanso. Ni el murmullo de la fuente ni las reprimendas que recibían los niños al desobedecer a sus madres por querer zambullirse, despertaron sus apagados sentidos. El mundo el suyo, se había teñido de gris.
*************** CONTINUARÁ.....................
LRS
PRIMERAS PÁGINAS DE MI NOVELA "EL ÚLTIMO SENDERO"
PRIMERAS PÁGINAS DE MI NOVELA EL ÚLTIMO SENDERO PUBLICADO POR DONBUK EDITORIAL -I-
La noticia del día anterior convirtió a Sofía en una mujer desconocida. En solo un instante, su mirada se apagó, su temple se desmoronó. Un violento torbellino la arrastró a un lugar sombrío y desconocido.
La llamada la pilló por sorpresa, cerca del aparcamiento compartido con Clara. El estridente ruido a su alrededor apenas le dejaba comprender las palabras al otro lado del teléfono.—¿Es usted Sofía García?
—Perdone, no le entiendo.
—¿Es usted Sofía García? —volvió a preguntar una voz seria.
—Así es. ¿Quién es usted?
—Llamo de la Guardia Civil. Siento ser portador de malas noticias. El móvil de su madre señalaba este número como hija suya. Lamento decirle que su madre ha tenido un accidente.
—¿Un accidente?
—Sí.
—Pero ¿dónde está? ¿Es grave?
—Lo siento de veras, pero ha sido mortal.
Sofía en ese instante quedó paralizada, sin poder pronunciar palabra. Su casi imperceptible respiración le causó un fuerte mareo. A su alrededor todo pareció dar vueltas, los árboles a lo largo de la calle, los edificios, las personas que cruzaban la calzada apresuradamente. Durante un momento se apoyó a una farola para evitar un posible desmayo. Cuando se sintió capaz de reanudar la marcha, al cruzar por un paso de peatones con el semáforo en rojo,, oyó los gritos de un conductor enfadado, pero sus sentidos habían quedado mermados. Siguió con la mirada fija hacia delante, los ojos turbios por las lágrimas.
—¡Está usted ahí? ¿Me escucha?
—¿Cómo ha ocurrido? ¿Cuándo?
El guardia civil contestó a sus preguntas con voz clara y firme. Sin embargo, ella no conseguía entenderlo, el pensamiento bloqueado. Al cabo de un rato, el guardia civil se despidió, reiterando sus condolencias. A su alrededor, ni los ruidos estridentes de los coches ni la gente que se agolpaba a su alrededor, la hacían reaccionar. Aceleró el paso para ir a recoger lo esencial. Cuando entró, todavía no había asimilado lo ocurrido.
Apoyada a la ventana de su habitación donde, un momento antes, había preparado su equipaje de forma muy precipitada, sin pensar apenas en la ropa necesaria, intentó serenarse antes de emprender el viaje. Pero, a pesar de sus esfuerzos, sus ojos, ni siquiera se fijaron en algunos de los árboles centenarios que solía admirar desde la terraza de su apartamento. En otras circunstancias, se hubiese asomado para contemplar sus troncos retorcidos, sus inmensos brazos abiertos a los pájaros en busca de descanso. Ni el murmullo de la fuente ni las reprimendas que recibían los niños al desobedecer a sus madres por querer zambullirse, despertaron sus apagados sentidos. El mundo el suyo, se había teñido de gris.
*************** CONTINUARÁ.....................
LRS
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