G.R. Squire's Blog

February 28, 2018

La sombra del escritor (Volumen I: Duncan Idaho)






“UNA HISTORIA DE SUSPENSE E INTRIGA CON PEQUEÑAS DOSIS DE REALISMO MÁGICO”

Un escritor acomodado en la cima de su carrera recibe una inquietante carta anónima el día de su cuarenta cumpleaños. A partir de ese momento la vida de Andrés Beaumont comienza a desmoronarse como si de un castillo de naipes se tratase. Todas los indicios apuntan hacia un enigmático personaje, Duncan Idaho, un líder revolucionario y perturbador que se mueve entre los límites de la realidad y la ficción. 

Corso y Arturo son contratados para esclarecer el misterio que rodea a un manuscrito atribuido a Andrés Beaumont dos años después de su muerte. Ambos son más de lo que aparentan, detective de libros perdidos e ilustre abogado; y ambos esconden un secreto que trasciende a nuestro mundo. Su búsqueda les llevará hacia un libro maldito y les arrastrará a un laberinto de intrigas y secretos enterrados décadas atrás. Pasado y presente, sueño y vigilia, se funden y solapan creando una atmósfera en la que resulta difícil discernir entre realidad y fantasía.

La Sombra del Escritor es la primera parte de la Trilogía del Libro Negro. Un cuento contemporáneo lleno de recovecos, de historias dentro de otras historias, de misterio, de amistad, de amor y de superación, que ha deslumbrado —por su originalidad y la maestría con que está narrada— a todos los que la han leído. 

Disponible en Amazon
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Published on February 28, 2018 23:23

February 9, 2018

El club de la lucha, una rareza en la que la película supera a la novela



El Club de la Lucha, es una de esas rarezas literarias en las que la película supera con creces a la novela en la que está basada. La película de David Fincher es una obra maestra del género, una delicatessen suburbana, uno de los filmes más inquietante, perturbador y adictivo que he tenido el placer de degustar; te engancha de principio a fin y te cala en el subconsciente de una manera lasciva. Desde mi punto de vista, uno de los mejores papeles de largo de Brad Pitt, alias Tyler Durden -con permiso de sus actuaciones en Doce monos y en Malditos Bastardos-. Y con un Edward Norton espectacular y una inolvidable Helena Bonham Carter en el papel de Marla Singer. También, por supuesto, hay que mencionar la banda sonora y sobre todo el Where is my mind de los Pixies en los minutos finales.
La trama, básicamente, gira en torno a un protagonista que lucha contra su creciente molestia hacia el consumismo y los cambios del estado de la masculinidad en la cultura estadounidense. En un intento por superarla, crea un club de boxeo clandestino como nueva forma de terapia, y la cosa se desmadra de forma exponencial.
La película toma como base la primera novela de Chuck Palahniuk, también homónima. Siempre tuve curiosidad por conocer la mente que había detrás del Club de La Lucha, y esta última Navidad decidí auto regalármela, junto con otro de sus libros que captó mi atención, Snuff. No obstante, y a mi pesar, he decir que la novela me decepcionó. Quizás si no hubiera vista la película antes, me hubiera resultado más original y me hubiera dejado mejor sabor de boca, seguramente.
Primero leí Snuff, y después El Club de la Lucha. Ambas novelas me parecieron que partían de unas ideas muy originales, con un principio y final atractivos, pero con un desarrollo mediocre. En general, no me aportaron mucho, ambas pueden resultar entretenidas entre un determinado público y son sumamente provocativas. Me recordaron a las obras de Charles Bukowski. Pero me resultaron planas, sin profundidad ni calado literario. Quiero darle otra oportunidad a este autor, quizás con Condenada, pero, por ahora, la historias de Chuck Palahniuk me parecen buenos guiones para llevarlos al cine, que no es poco.
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Published on February 09, 2018 03:07

January 23, 2018

La forma del agua, una oda al amor, la fantasía y al cine



Para nuestro deleite, Guillermo del Toro lo ha vuelto a hacer, es un creador nato y como tal ha creado una maravilla del séptimo arte. La forma del agua te embriaga los sentidos y te toca la fibra desde el minuto cero. Una película de una bellísima factura y que cuida cada detalle, por más nimio que sea, como ocurre con las obras de arte más atemporales. Simple y compleja, bella y monstruosa; un oximoron continuo de principio a fin, que te embebe y te sumerge en la historia y en la piel de cada uno de sus personajes. Algo que, por otra parte, ya consiguió con el Laberinto del Fauno.
Si repasamos la filmografía del director mexicano, observamos que tiene una visión del cine cuando menos peculiar, va alternando películas de acción con otras más intimistas, pero siempre, para mí, con un denominador común: cuenta historias en la que la fantasía se mezcla con la realidad. Y eso lo hace con un talento superlativo, salvo alguna que otra pequeña cagada -véase Pacific Rim-.
La forma del agua, ante todo, es una historia de amor, de un amor imposible entre una chica muda y una especie de dios amazónico con forma de batracio humanoide. Dicho así echaría para atrás a más de uno, incluido a mí; pero estando Guillermo detrás de la cámara, la cosa cambia. Decidí que había que darle una oportunidad. Y no me decepcionó, al contrario, me cautivó desde el minuto cero. 
El guión de la película, a medias entre el propio director y Vanessa Taylor, es propio de un cuento de Adas contemporáneo: hay buenos buenísimos y malos malísimos, una princesa y un caballero, e incluso algún mago o hechicero. Eliza (una superlativa Sally Hawkins) es una empleada de la limpieza muda que trabaja en un laboratorio secreto del Gobierno -rapidamente empalizas con su personaje-. Su vida cambia por completo al descubrir a un ser mágico: un hombre-anfibio, un semidiós amazónico, de cualidades únicas que vive encerrado y es víctima de diversos experimentos, a cual más cruento y orquestados por un grupo de científicos a la cabeza del cual está el malo de la película Michael Shannon, -realmente te dan ganas de pulverizarlo durante toda la película-. Eliza empieza entonces a sentir simpatía por este extraño ser y tiene lugar una inusual conexión entre los dos. La limpiadora, por su soledad, hace amistad con la criatura, y se enamora. Pero el mundo real no es un lugar seguro para un hombre de estas características. 
La ambientación es simplemente fabulosa, en una ciudad americana de principios de los 60´s, en plena guerra fría de los Estados Unidos con la Unión Soviética, cuando la carrera militar y espacial está en su punto más álgido; con unos detalles que te embeben por completo y te sumergen en la fantasía del film de principio a fin. El vestuario y la banda sonora no desentonan en absoluto.
Los actores, superlativos, normalmente no me gusta demasiado poner retailas de nombres, pero en este caso lo merece y hago una excepción; la película está protagonizada por Sally Hawkins (Paddington, Godzilla), Doug Jones (Nunca digas su nombre, Ouija: El origen del mal), Michael Stuhlbarg (El caso Sloane, La llegada), Richard Jenkins (Kong: La Isla Calavera, Los Hollar) Michael Shannon (Animales nocturnos, Batman v Superman: El amanecer de la justicia) y Octavia Spencer (Figuras ocultas, La serie Divergente: Leal)
La dirección, magistral, realmente no se puede decir otra; cada plano es una auténtica obra de arte, no me cansaré de repetirlo. El ritmo es el adecuado, la duración también, ni le sobra ni le falta, y sobre todo el modo de contar la historia, mezclando la realidad más mundana, en ocasiones abyecta, con una magia que nos hace soñar con un mundo mejor y más justo -si leemos entre líneas, en La forma del agua hay un gran componente de crítica social, contra el racismo, la homofobia, la lucha de clases y ensalza a las minorías y a las personas diferentes-.
En definitiva, una película que me ha encantado de principio a fin, un trabajo redondo para ir al cine a disfrutar y emocionarse. Después de ir a verla tuve un pensamiento recurrente:  quizás después de todo no estemos tan solos y haya más como nosotros.


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Published on January 23, 2018 08:49

January 10, 2018

Una breve incursión en el género vampírico: Drácula, The Hunger, Once Bitten y The Strain




Aviso a navegantes, no voy a hablar de la saga Crepúsculo, y solo un poco de Entrevista con el Vampiro.

Me gustan más la películas de vampiros que las novelas, he de reconocerlo. Más allá del maravilloso Drácula de Bram Stoker, un clásico indispensable en cualquier biblioteca que se precie -por supuesto también una joyita la adaptación de Coppola-, no he encontrado muchas más obras literarias que me hayan hecho vibrar con las historias de estos seres oscuros e inmortales, del inframundo, con el alma maldita, aunque entrañables, a veces.

De Crepúsculo ya he avisado que no voy a comentar nada, bueno, casi nada, una saga para adolescentes, con decir que los pseudovampiros brillan con la luz del sol... ya está todo dicho. Y, de Entrevista con el Vampiro, me parece una novela correcta y entretenida, aunque demasiado recargada y algo snob -igual que la adaptación en la gran pantalla de Neil Jordan, para mí adolecen de los mismos pecados-, y de sus secuelas, más de lo mismo.

No obstante, en los dos últimos años, me he encontrado con obras interesantes basadas en el género vampírico que, en mi opinión, merece la pena reseñar.

Mi odisea vampírica comenzó con la muerte de David Bowie, hace un par de años. Me dio por escuchar de nuevo todos sus discos y revisar varias de sus películas, es lo que tiene ser un nostálgico empedernido de los 80`s -¿por qué nos dejaste desamparados en este mundo en blanco negro? nunca te lo perdonaré, David-. Fue precisamente una revisión de la película The Hunger (El Ansia), en la que aparecía junto a una bellísima Catherine Deneuve la que me incitó a leer la novela en la que se basaba; una cinta que rodó el hermanísimo Tony Scott en 1983, sumamente perturbadora y visualmente una delicia para los sentidos, y que recordaba tener en VHS, regalo de coleccionista de un conocido dominical. He de decir que, para mi gusto, junto con Dentro del laberinto, una de las mejores interpretaciones de Bowie.

El caso es que la cinta me cautivó y me animé a leer el libro homónimo de Whitley Strieber, y una cosa llevó a la otra y me leí la trilogía que completaban los títulos The Last Vampire (2001) y Lilith's Dream: A Tale of the Vampire Life (2003). Comentar que la saga está muy entretenida y muestra una visión muy peculiar de los vampiros, pero la calidad decrece a cuenta gotas a medida que avanzamos con las secuelas. Esta trilogía me parece una rara avis por sus consideraciones prácticas sobre el vampirismo, como la dificultad de obtener víctimas y ocultar las muertes. El ansia también sugiere una explicación pseudocientífica para el vampirismo, estableciendo que los vampiros son una especie diferente, aunque con una apariencia física semejante a los humanos; yo, hasta les cogí cierto cariño y, en cierta medida, comprendí su ansia de sangre. No son realmente inmortales pero no envejecen tras alcanzar la madurez física y son extremadamente fuertes y difíciles de matar. Miriam Blaylock la bella y enigmática protagonista vampiresa -quien haya visto la película es fácil imaginársela como Catherine Deneuve- descubre que algunos rasgos de los de su raza, como la juventud prolongada, pueden transmitirse temporalmente a los humanos mediante una transfusión de sangre.

Después de leer esa trilogía recordé que en la biografía de Steaphen Leather había también una novela que abordaba el género vampírico, Once bitten. Como me había encantado la saga de Jack Nightingale, decidí darle una oportunidad y la verdad que no me defraudó. Escrita de un modo diferente a la trilogía de Strieber también aborda algunos problemas filosóficos y existenciales de los vampiros y su relación con los humanos, sus presas. Me gustó y me quedé con ganas de más, pero es libro único, quizás sea mejor así. La trama gira en torno al psicólogo policial Jamie Beaverbook y Terry, una chica de aspecto inocente que es descubierta en un callejón de Sunset Boulevard, con la boca manchada de sangre agachada sobre el cuerpo de un hombre. Una evaluación psicológica básica convence a Beaverbrook de la cordura de Terry y, sin embargo, no puede ignorar la evidencia que parece apuntar en una dirección extraordinaria. Se dice a sí mismo que no cree en los vampiros, pero después de indagar, comienza a darse cuenta de que las sombras de L.A. esconden un mundo donde las chicas como Terry nunca envejecen y donde la sangre es más valiosa que el oro. Agudo, ingenioso y deliciosamente siniestro, Once Bitten es un thriller del género más que correcto.

Y no satisfechas mis ansias de sangre fresca, continué con Guillermo del Toro -maravilloso director de cine- y su incursión en el género literario con The Strain,escrita a la limón junto a Chuck Hogan. Totalmente diferente a las anteriores novelas. Una caterva pseudovampírica que se desarrolla en medio de una amenaza apocalíptica en la que hay vampiros zombies, una tragedia familiar americana y gusanos saliendo de globos oculares. No está mal, como entretenimiento y diversión, pero únicamente la recomendaría para fans del género zombie. (Que no me oiga Guillermo, pero la verdad que cansa un poco, al igual que la serie. La primera parte de la trilogía pasable, el resto hay que tener cierto estómago).

Ahí paré; he leído que un descendiente de Bram Stoker iba a sacar una especie de secuela de Drácula, quizás sea la siguiente.
Nota final:
Drácula *****
The Hunger (primera parte de la trilogía) *****
Once Bitten *****
The Strain *****
Entrevista con el Vampiro *****
Crepúsculo *****



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Published on January 10, 2018 01:42

December 20, 2017

Ready player one, una novela para los amantes de la ciencia ficción nostálgicos de los 80`s


Nada más ver el adelanto de la película de Spielberg me compré el libro. Mi enhorabuena al equipo de marketing, me tenéis muy bien estudiado. Amante como soy del género de la ciencia ficción, más bien un enganchado sin remedio, necesitaba embeberme de todo el universo de Ready player one  (Ediciones B) antes de ver la película. Hacía tiempo que no me metía un chute tan efervescente de literatura ligera, para aliviar la mente de los problemas mundanos.
Porque Ready player one es una novela sin más pretensiones que el entretenimiento, puro y duro. Si vas buscando un libro de más calado seguramente os decepcionará. Pero, si quieres evadirte del mundanal ruido durante unas horas, sin más, como era mi caso, te la recomiendo; siempre que cumplas uno o varios de los siguientes requisitos:

a) ser un nostálgico sin remedio de los maravillosos 80´s -como yo-; b) tener una edad comprendida entre los 13 o 18 años, tener complejo de Peter Pan -¿como yo?- o una mente eternamente joven; c) ser o haber sido un amante de los videojuegos -como yo-; d) entretenerte con el género distópico -como yo-.
Ready player one es es un libro de ciencia ficción publicado en el año 2011; es la primera novela de Ernest Cline y se nota, para bien o para mal, en su frescura y sencillez que, a veces, raya la simpleza. Se trata de una novela distópica ambientada en 2044 con continuas alusiones y referencias a la cultura pop de la década de los 80´s -series, películas y música-, quizás demasiadas, a veces cansan. La historia, narrada a un ritmo trepidante, gira en torno a un universo virtual Oasis al que la mayor parte de los habitantes del planeta Tierra están enganchados de una u otra forma. En él puedes ser lo que quieras,  cuándo quieras y cómo quieras, y hacer lo que te venga en gana, siempre que consigas los créditos necesarios. El protagonista, un adolescente huérfano adicto a Oasis y a los videojuegos, se enfrasca en la búsqueda del millonario legado del fundador del mundo virtual. El creador de OASIS es un enorme fan de la década de 1980, así como un fantástico programador de videojuegos. Tras su muerte anuncia en un vídeo que el juego contiene un huevo de pascua. La persona que lo encuentre heredará Oasis y toda su fortuna. La competición es encarnizada entre los Sixers, los empleados de una multinacional que pretende hacerse con el control del mundo virtal, y los Gunters, todas las demás personas que buscan el premio. Así comienza una carrera frenética en la que la única vía para sobrevivir es ganar el juego.
Nota final (para los amantes del género y siendo generoso): ***** 



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Published on December 20, 2017 23:49

December 15, 2017

Dos directores de culto: ¿Existiría el cine de Tarantino sin Peckinpah?


Sí, lo reconozco, no os habéis equivocado, es una paja mental. Pero recurrente desde hace tiempo. Cada vez que veo un trabajo de Tarantino pienso en las películas de Peckinpah, y viceversa. En este caso, por cuestiones obvias, no hay dilema sobre quién fue primero, si el huevo o la gallina.
En 1992 Quentin inició su carrera como cineasta independiente con Reservoir Dogs y en 1994 revolucionó el género, y en general toda la industria del cine -para mí en clara decadencia después de la explosión creativa de los 80´s-, con Pulp Fiction, dándole una segunda juventud a John Travolta y convirtiendo a Uma en una de las musas de acción de siempre. Películas crudas, violentas y cargadas de humor negro; demasiado violentas, eso decía la gente, eso decían los críticos, una nueva forma de entender el cine. Tenían toda la razón, pero... ¿dónde había lo visto antes? ¿de qué me sonaba? ¿primeros planos, caras feas, sexo, antihéroes, escenas rodadas a cámara lenta dentro unas secuencias de acción delirantes? Tardé en darme cuenta, pero todo ello me recordaba a Sam Peckinpah (California, 1925) y su Grupo Salvage, Perros de Paja, La Huida -entre mis películas favoritas de siempre-, Pat Garrett y Billy The Kid -entre mis películas favoritas de siempre, con una banda sonora espectacular y Bob Dylan, sí Dylan, en el reparto-, La balada de Cable Hogue, La Cruz de Hierro o Convoy. A partir de entonces siempre me hice esa pregunta de modo recurrente ¿Existiría Tarantino sin Peckinpah?
Sin lugar a dudas; el genio de Tarantino (Tennessee, 1963) es personal e intransferible, traspasa fronteras y épocas. Se convertirá en un clásico, seguro, si es que no lo es ya. Sus películas emanan directamente de su esencia, con una originalidad fuera de catalogación, universal. 
GeneracionesLas comparaciones son odiosas, lo sé. Son directores que pertenecen a generaciones muy diferentes y se palpa en sus trabajos, cada uno ha mamado de mundos divergentes. No obstante, Sam Peckinpah lo hizo primero. Y estoy seguro de que en su época sus películas fueron tan revolucionarias y políticamente incorrectas como las de Quentin Tarantino. A ambos se les ha criticado por hacer una apología de la violencia y banalizarla, yo estoy en el grupo de los que opinan que la utilizan como una herramienta de renovación del canon narrativo. Se nota que quiero romper una lanza a favor de este excepcional realizador, y de Tarantino también.
Talento Sam no posee el talento innato de Quentin, los guiones, los diálogos y las historias cruzadas de Tarantino, no los veremos en los trabajos de Peckinpah. Las películas de Peckinpah destilan ese aire crepuscular, iconoclasta y violento, que fluye de la propia naturaleza del director, tan singular como salvaje. La fuerza de sus películas reside en unos personajes sin edulcorar, unas historias crudas y unos primeros planos que se van alternando una cuidada fotografía y unas escenas de acción efervescentes. 
Actores Ambos han trabajado con iconos de su tiempo; quizás más Peckinpah, que contó con el gran Steve Macqueen y Kris Kristofferson en varias de sus películas. Peckinaph le dio una segunda oportunidad a William Holden, y Tarantino resucitó literalmente a John Travolta. Y así como Quentin tiene a Uma, Sam tenía a Ally -gracias a él descubrí a una de las actrices más bellas de todos lo tiempos, Alice MacGraw, un ángel caído del cielo-. Con estos directores siempre me queda la duda de si los grandes actores que aparecen en sus películas las hacen mejores o es al contrario.
¿Y tú con cual te quedas? Yo, con los dos.
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Published on December 15, 2017 05:21

November 28, 2017

Más allá del invierno, el dulce ocaso de Isabel Allende


Para mí, Isabel Allende, siempre será Eva Luna, superviviente nata, luchadora, amante, aventurera y guerrillera ante todas las adversidades del mundo. Mi adolescencia, de una forma u otra estuvo marcada por sus historias -junto con las de Pepe Carvahlo y las que contaba Alberto Vázquez Figueroa en los confines del mundo, una curiosa mezcla, así he salido-. Eran historias de hielo y fuego, vitales, raciales, salidas de sus entrañas con una fuerza que me sobrecogía a cada página que pasaba. Sus personajes me llegaban al alma y sufría, comía, bebía, amaba y vivía con ellos.

Leí todos los libros de aquella época: La casa de los espíritus, De amor y de sombra, Eva luna, Cuentos de Eva luna, El plan infinito, Paula, Afrodita, Hija de la fortuna, Retrato en sepia y La ciudad de las bestias -por supuesto, en el instituto no decía nada de mis aventuras literarias, ya me miraban como un bicho raro, no quería avivar las brasas-. Recuerdo que los tres últimos comenzaron a cansarme, incluso a aburrirme, era como si Isabel hubiera cambiado de estilo y contase historias de otra forma, seguían siendo sinceras y me llegaban, pero eran muy pausadas y sin la fuerza de las anteriores. Ahora pienso que fue un cambio paulatino y vital como tenemos todos. Isabel maduraba como persona y se reflejaba en sus narraciones, nada más simple y natural. Durante diez años la abandoné y no quise saber nada de ella, hasta que publicó El juego de Ripper, una intriga policíaca con tintes de novela negra, todo un soplo de aire fresco dentro del género; para mí su mejor novela en mucho tiempo y ojalá vuelva a escribir sobre crímenes y asesinos. Me encantó. A continuación me compré el Cuaderno de Maya y, de nuevo, no me enganchó.

En más allá del invierno Isabel nos presenta una historia ambientada en Nueva York y en diferentes puntos de Sudamérica, en diferentes épocas y con unas realidades muy diversas también. La novela está contada desde la perspectiva de sus tres protagonistas, Richard, un profesor neoyorquino acomodado de turbio pasado, Lucía una licenciada chilena que ha sufrido en sus carnes la amargura de la dictadura de Pinochet, y Evelyn, una joven guatemalteca que huye del terror y la violencia de las maras para refugiarse en los Estados Unidos. Como os podéis imaginar, los últimos dos personajes están trazados con precisión milimétrica, no así el de Richard que resulta menos creíble. Las tres historias confluyen en la Gran Manzana y la narración gira en torno a la aparición de un cadáver, una excusa que se inventa Isabel para contarnos la vida, aventuras y desventuras de los protagonistas, sin más, podía haber sido cualquier otra y no hubiera pasado nada.

Pienso que es una novela escrita para la generación de Isabel, pausada, por momentos lenta,  con continuos saltos en el espacio y en el tiempo hacia adelante y hacia atrás. No creo, ojalá me equivoque, que enganche a los más jóvenes. Las historias de los personajes están muy bien narradas, nadie duda que Isabel escribe como los ángeles y, por momentos conserva la frescura de su juventud. A sus auténticos acólitos les encantará leerla. No obstante, la falta algo, es una novela edulcorada, liviana que carece de peso, de fuerza, no termina de arrancar del todo. Me da la impresión de que intenta hallar la cuadratura del círculo uniendo tres relatos independientes en torno a una trama desnaturalizada. 

Mi Isabel está en su ocaso,  per un ocaso dulce y bello, que merece la pena descubrir.

Nota final: *****

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Published on November 28, 2017 23:57

November 18, 2017

Jack Nightingale, un detective endiabladamente adictivo



Durante las vacaciones del verano pasado buscaba un libro que simplemente me enganchase, sin más. Necesitaba leer algo bien escrito y que fuese ameno y divertido para desintoxicarme de mis últimas lecturas trascendentales de Murakami y de Ruiz Zafón. Quería lo opuesto a él, y lo encontré en la estantería del apartamento que nos había dejado mi pater para pasar la segunda quincena del mes de agosto en plena Carihuela --un tormento de ruido y de turistas ebrios a cualquier hora del día--. No era precisamente un remanso de paz, pero tocaba pasar unos días en la playa, en familia. Adaptarse o morir. Tenía que evadirme de todo eso como fuera, y los libros siempre están ahí cuando los necesito.
He de reconocer que no tenía ni pajolera idea de quién era Stephen Leather, autor de varias novelas best seller de espías de origen británico, cuando cogí el primer libro de los cuatro de la serie de Jack Nightingale, Nightfall o El Comienzo de la noche-los leí en versión original y se entienden bastante bien-. La sinopsis hablaba de novela negra y demonios, una mezcla explosiva, y pensé "diablos por qué no". No esperaba gran cosa, pero el resto de libros que había en el estante ya habían pasado por mis manos en anteriores veranos. Al preguntar a mi padre sobre él, me dijo enganchaba mucho y, como casi siempre en lo que a asuntos literarios se refiere, no se equivocaba. En dos semanas devoré los tres primeros libros de la saga: Nightfall, Midnight, Nightmare; el cuarto Nightshade, lo leí después y ya no tenía el mismo ritmo, me dio la impresión que quería seguir explotando un filón agotado.
Leather introduce en una coctelera ingredientes de géneros de varios literarios: novela negra, novela policíaca, novela demoníaca y sobrenatural; los agita bien, los salpica con una pizca de humor británico y el resultado es una historia endiabladamente entretenida y adictiva -al menos las tres primeras entregas en las que se resuelve la historia principal-. Detective irónico y cínico, con carisma y un turbio pasado -por momentos me recuerda a Sam Spade-, asesinatos sin resolver, demonios con personalidad y humor, y una atractiva secretaria totalmente entregada a la causa -la tensión sexual se mantiene durante toda la historia-, conforman para mí los tres elementos que sostienen la serie.

Básicamente en la primera parte, Nightfall cuenta la historia de cómo Nightingale descubre que fue adoptado al nacer y que su padre genético es un satanista que vendió su alma a un demonio del infierno. Jack Nightingale era negociador policial hasta que le tocó un caso muy crudo, incluso para un tipo curtido como él: una niña de nueve años se suicida por haber sufrido abusos  y su padre cae al vacío desde un edificio del centro de la ciudad con nuestro detective como único testigo. Dos años más tarde, Jack está en el sector privado acosado por pesadillas, y sobrevive espiando a maridos infieles. Un día, después de uno de sus terribles sueños, Jack despierta escuchando un mensaje escalofriante: «Vas a ir al infierno». Profecía que parece comenzar a cumplirse cuando hereda una lujosa mansión y aparece una grabación  en la que un millonario le revela dos secretos: que es su padre bilógico y que, en apenas tres semanas, coincidiendo con su 33 cumpleaños, un demonio reclamará su alma.
Nota final (sobre todo del primer libro): *****



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Published on November 18, 2017 11:27

November 16, 2017

Cinco Esquinas, una novela cien por cien Mario Vargas Llosa



De joven soñaba con ser uno de los personajes de las novelas de Mario Vargas Llosa o Isabel Allende: Lituma de los Andes o Humerto Naranjo, el amante bandido de Eva Luna.Me tiraba el sur como un polo magnético, con sus amores malditos y sus historias imposibles. Con ellos aprendí que había otros idiomas dentro del castellano, tan ricos como nuestro español y a la vez tan diferentes. Su prosa corrida, en el caso de Mario más abigarrada e imprevisible, y la cercanía de sus historias, tan lejos y tan cerca de mí, hacían que pasase noches blancas leyendo como un búho —siempre fui un bicho raro, nocturno—. Los personajes, cálidos y llenos de matices, me conmovían hasta el tuétano y me hacían reír de felicidad con sus logros o llorar con sus tragedias. También comencé a comprender parte de la historia de latino américa, y el sufrimiento y la capacidad de superación de sus gentes; en cierto modo, sus novelas contaban historias cotidianas marcadas por las circunstancias del entorno, pero también eran libros de Historia, la que no contaban en el colegio. Y, como no, comencé a darme cuenta de cómo era la naturaleza humana, un caleidoscopio de sentimientos y emociones contradictorias, capaz de lo mejor y de lo peor.
Que Don Mario es un monstruo de la literatura, eso nadie lo pone en duda —no lo digo por su premio Nobel—, y que a veces escribe como un demonio —como dicen en mi pueblo, con cariño—, tampoco. Tengo la curiosa teoría que de que en su dilatada carrera va alternando libros que se puedan leer con facilidad en nuestras latitudes —véase Lituma de los Andes, la Fiesta del Chivo o El Paraíso en la otra esquina—, con otras que son más complejas, por sus palabras y expresiones enrevesadas, y por sus retorcidos circunloquios —véase Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor o El héroe discreto—. Una para todo el mundo y otra para sus paisanos, como si fuera un regalo exclusivo y especial para latinoamerica, y para el Perú. Es solo una hipótesis no contrastada basada en una opinión personalísima. Cinco esquinas es de las segundas, para aquellos que gusten de catar a Mario Vargas Llosa en esencia pura.

En esta nueva novela, Don Mario regresa a una Lima oprimida bajo el yugo dictatorial de Fujimori, mostrando los tejemanejes del régimen, donde la corrupción, el marionetismo y las violaciones de los derechos humanos campan a sus anchas. La narración gira en torno a una realación erótico-festiva, muy sugerente, entre dos amigas de la alta sociedad limeña y un chantaje con tintes sexuales. Nos muestra la cruda realidad desde el punto de vista de personajes con perspectivas muy dispares, y habitando en nichos sociales muy diferentes: desde el acomodado empresario y su esposa florero, hasta la periodista de origen humilde que ha luchado toda su vida como una jabata para tener una oportunidad, y que se agarra con uñas y dientes a ella. En toda la novela el erotismo, en sus diferentes acepciones, desempeña un papel importante excitando al lector a continuar su tarea sin resuello.

Cinco Esquinas es una novela, en que las maniobras de la dictadura de Fujimori se superponen a una historia con tintes de comedia sexual, narrada con un ritmo ágil y endiablado, haciendo nos evadamos de nuestra realidad y nos centremos en la del libro. Es difícil que en tan pocas páginas pasen más cosas. Como he comentado, estamos ante Mario Vargas Llosa en su versión peruana más pura, de vuelta a sus raíces —como en El héroe discreto, que me pareció más novela y menos comedia—. No obstante, he de decir que la historia destila cierta improvisación durante toda la narrativa, pero siendo él, se lo puede permitir, al genio todo se le perdona, porque le sale de maravilla.
Nota final (dentro de la escala Vargas Llosa, que está fuera de categoría): *****



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Published on November 16, 2017 00:00

November 8, 2017

Un cuento oscuro, la sorpresa inesperada del año





Si he de elegir una novela que me haya sorprendido en el último año, sin lugar a dudas me quedo con Un cuento oscuro , de la escritora neoyorquina Naomi Novik. Hacía tiempo que no caía en mis manos algo tan fresco y diferente, tan fácil de leer, tan simple y a la vez tan complejo, lleno de matices y de referencias a clásicos de la literatura fantástica. 
Un cuento oscuro es un cuento de hadas para adultos, con una historia de amor imposible, caballeros, magos, reyes, princesas, y brujas, narrado con un estilo original y efervescente, para nada adulterado con los clichés del género. Puro entretenimiento, no busquéis más allá, porque no vais a encontrar nada más que una novela sin complejos cuya única pretensión es entretener y hacer partícipe al lector de las aventuras y desventuras de sus protagonistas. Y sobre todo es una historia que destila magia y fantasía en cada una de sus páginas. 

Afortunadamente Naomi Novik ha dejado atrás su trilogía del dragón Temerario, una saga fantástica algo deshilvanada y naif destinada al público más joven —que por momentos me recuerda a Jonathan Strange y el Sr. Norrel, algún día hablaré también de esta novela—, y ha dado un salto cualitativo más que notable con Un cuento oscuro.

Como comentario muy personal, en algunos momentos, su atmósfera me recuerda o más bien me evoca algunas escenas de películas ochenteras, una década ahora tan de moda, como Lady Halcón, La Princesa prometida, Dentro del laberinto o La Historia Interminable.
Nota final: *****
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Published on November 08, 2017 13:34