Pilar Fernández Senac's Blog

March 7, 2018

TODO AL ROJO

¡Cuánto tiempo sin pasarme por aquí! Creo que ya iba siendo hora de que me pasara, al menos, para saludar. Hoy quería dejaros un relato cortito que escribí para unas ponencias sobre violencia en la pareja. Mañana es día de la mujer, y creo que estas palabras que escribí, reflejan una realidad por la que aún queda mucho por hacer, pero que también muestra que somos muy capaces de salir de situaciones muy feas y sobrevivir. Gracias por seguir ahí, espero os guste y no tardar tanto en volver.

TODO AL ROJO

Nunca he llevado los labios pintados de rojo.
Nunca.
Al principio, yo no quise; luego, él no me dejó. Hoy, la barra de carmín tiembla entre mis dedos y, puede parecer absurdo, pero no logro acercarla a mi boca, aún tengo miedo. Todavía me asusta verle asomar por la puerta del baño con esa mirada llena de desprecio y desdén y recriminar mi actitud de puta. Todavía tiemblo mientras miro de reojo hacia una puerta que sé que no esconde nada. Hoy tengo que superar ese miedo, eso me repito una y otra vez para convencer a la diminuta mujer que me encara en el espejo del baño.
Varios meses de terapia dan para mucho y son realmente pocos para superar nada. Una hora en coche una vez a la semana para enfrentar los momentos más oscuros de mi vida, los más tristes; sesenta minutos frente al volante para poder escuchar que la culpa no fue mía, pero que no estoy exenta de responsabilidad; tres mil seiscientos segundos de viaje para purgar lo que fui, recomponer lo que soy y llegar a tener la fuerza para ser quien quiero ser. Y hoy, tengo que hacerlo con los labios del rojo más rojo que he encontrado en el súper.
Tras el primer insulto, la primera disculpa, lo más triste: no la suya, sino la mía. Tras el primer el golpe, el primer morado, y con él el primer secreto, lo más triste: no el suyo, sino el mío. Así llené mis días de primeras veces que prometían ser las últimas, así pasé la vida escondiendo verdades, proclamando mentiras y creyendo sus palabras. Mi primer embarazo, jamás mi primer hijo, se perdió en una torpe caída de escaleras porque ese día había llegado algo más tarde de lo que debía, para él, los médicos nunca llevaban retraso, solo ganas de tontear conmigo. Y seguí allí, creyendo que me quería.
Solo tengo ganas de tirar la barra de labios a la basura. No obstante, ahora, cuando empiezo a reconocer en algunas esquinas de mi mirada la mujer que fui, esa que se sentía capaz de tantas cosas y nunca pensó que tendría que escapar, es cuando tengo que hacerlo, sé que puedo hacerlo, solo tengo que creerlo. Comienzo a girarlo hasta ver aparecer ese color que hoy tiene tanto significado para mí, al mismo tiempo que las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. Abandono ese minúsculo reto de entre mis dedos, lo dejo junto al lavabo y, en su lugar, busco mi teléfono. Tengo que hablar con ella, con la persona que ha estado ahí, la que me sacó a la fuerza de su lado y me obligó a enfrentar una situación que yo ya sabía, pero que no quería asumir porque significaba reconocer demasiadas cosas, y no tenía valor. Ella sigue cobijándome incluso desde tan lejos, guardo con ella la misma distancia que he tenido que poner entre él y yo para poder sentirme segura. Únicamente ella y la policía saben que estoy aquí. Fue más fácil poner por medio kilómetros y kilómetros y empezar de cero, que quedarme cerca y saber que quizá, volvería a su lado, o peor aún, que si no lo hacía, él no se quedaría de brazos cruzados viéndome recuperar la vida.
Marco su número sabiendo que responderá.
―Hola, cielo ¿cómo estás? ―me pregunta al segundo toque de llamada, y solo escuchar su voz me hace sonreír. Esa pequeña mujer que vivía en el piso de abajo, pronto se convirtió en mi amiga y más tarde, en mi salvadora. La quería mucho antes de todo, pero ahora le debo mi vida, y no hay amor que pague algo así. Por eso, sonrío y lloro al mismo tiempo que le cuento mi tarea: que mi terapeuta me ha dicho que hoy debo aparecer con los labios pintados de rojo a su cita, y que estoy muy asustada.
―Parece algo tan absurdo, que yo misma me avergüenzo de no poder hacerlo ―le confieso entre sollozos.
―Escucha, mi niña ―me responde con esa voz firme tan suya, esa que me obligó a enfrentar al monstruo con el que dormía, esa que te hace escuchar aunque no quieras, pero a la vez, tan llena de dulzura que me calma al instante. Respiro profundamente y procuro recomponerme mientras la escucho decir―: doce años de miedo no se olvidan por muchos kilómetros que recorras y por unos meses de esperanza; doce años de anulación no se recuperan en un suspiro, pero estás en ello. Dejarte ganar por el miedo, por el desencanto, por el abandono es algo muy sencillo, porque solo tienes que dejarte ir, dejarte arrastrar por ellos es algo tan fácil… Lo difícil es enfrentarlos, luchar contra ellos, eso solo lo pueden hacer los valientes, y tú lo eres. Lo que has soportado debe demostrarte que puedes con esos labios pintados de colorao y con lo que te echen. Así que dale dos pasadas, tan solo porque puedes, y mándame una foto.
Después de colgar me siento más ligera, la carga pesa menos si alguien te ayuda a llevarla. Mis manos siguen temblando, debo respirar como me han enseñado para calmarme y para evitar volverme buscando esos ojos que me castigaban solo con mirarme. Levanto el lápiz de labios y lo acerco a la boca, puedo hacerlo me repito.
Una sonrisa escapa de esos labios que han apostado todo al rojo y han ganado mientras me hago una foto. La pondré de fondo de pantalla para que me recuerde muchas cosas, pero sobre todo, porque puedo.
3 likes ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 07, 2018 01:37

September 5, 2017

Relato

Hace tiempo que no paso por aquí, el verano es lo que tiene. Pero la rutina va poco a poco ocupando su lugar y he decidido que, aunque podría contaros muchas cosas, quiero regalaros un pequeño relato. Espero que os guste...

"El oleaje le acuna, tumbado boca arriba en la toalla siente el sol calentando su cara y el arrullo del mar le lleva por otros momentos, donde los sueños dejaron de ser pesadillas.
Ella se ha ido a caminar por la orilla hace un rato, él no la ha acompañado porque su rodilla aún se resiente, es probable que sea así siempre, que la humedad haya quedado acogida en ella como un huésped perenne. La calle es lo que tiene, machaca el cuerpo con fuerza y ahoga la mente. Por suerte para él, todo cambió el día que ella lo encontró recostado en su portal a la espera de un día nuevo, pero no diferente. Aquellos días en los que creer que algo lo cambiaría todo hacía tiempo que se habían quedado atrás, los sueños de una vida mejor son para los que tienen una almohada en la que cobijarlos.
Sabe que la gente los mira, sabe que a muchos les cuesta comprender, pero le da igual. Cuando caminan cogidos de la mano por la calle o por esa misma orilla que ahora le acompaña; cuando se besan con pasión o con una dulzura todavía más íntima; cuando se miran como si la vida solo fuera cosa de ellos dos, nota que hay ojos en ellos, intuye las miradas suspicaces y cotillas que quieren saber por qué. Lo triste es que, si no lo saben, pues se lo inventan, que es mucho más divertido.
No se engaña, tiene claro que no podría explicarles nada y que, aunque lo hiciera, ellos no querrían entender. Cómo explicarles que ha aprendido a ver en cada arruga suya una historia distinta, un lugar donde descubrir una maravilla diferente. Cómo decirles que su corazón no tiene edad porque los sentimientos solo entienden de intensidades y no de números. Cómo contarles que ella, gracias a esa vida de ventaja, es quien es, es de quien se enamoró y que, el color de su pelo o las manchas de sus manos, solo le importan cuando la brisa juega con él por las mañanas o cuando en el sofá se paran los minutos contando esas marcas con las que la acarició la vida.
Es un mentiroso, un aprovechado. Tal vez tengan razón, es posible que haya algo de verdad en esas palabras escondidas que piensan, pero no dicen. Sí, es un aprovechado porque cómo no agarrarse fuerte a la oportunidad que la vida puso ante él aquella noche fría. Imposible no enamorarse de esa inteligencia humilde tan suya, imposible no fascinar ante la generosidad que mostró con él cuando todos los demás solo le mostraban espaldas, cuando ni siquiera él creía en sí mismo. Qué difícil no soñar con sonreír cuando, a veces, ella se sonroja como una niña ante una mirada suya o una caricia desvergonzada.
Podría contarles que una manta y un bocadillo, dieron paso a una ducha y un plato caliente para días más tarde, convertirse en ropa limpia y unos zapatos nuevos. Que el corte de pelo, el sitio en la mesa y la cama en un pequeño cuarto fueron llegando poco a poco, como gotas de agua ante un suelo yermo, provocando más sed, más miedo y lo que es peor, esperanza. Si tuviera ganas, o quizá, si le importaran más, les diría que tras un año en la calle él tenía pocos sueños que ofrecer y mucha historia triste que contar. Y ella, le escuchó sin preguntar, sin juzgar, y le dejó hacer suyo algunos de sus sueños. ¿Por qué les cuesta tanto comprender que es muy fácil enamorarse de alguien que te regala esperanza? La fe en uno mismo es algo que no tiene precio, es la fuerza que hace que te muevas, que avances, que sueñes, que vivas; es el engranaje perfecto para funcionar. Y ella se la dio a manos llenas, en miradas confiadas y una generosidad olvidada hacía tiempo.
Bajo ese nuevo sol que hoy acaricia su piel, pasa sus dedos por la pequeña lágrima que se tatuó no hace mucho bajo su ojo izquierdo. Es consciente de que le hace parecer más desamparado, o más payaso, no lo tiene claro. Pero le gusta, muy al contrario de lo que pueda parecer, no lo hizo para recordar toda esa tristeza en la que vivió mucho antes de terminar dando tumbos por las calles. Lo hizo para recordar que también se puede llorar de alegría, algo que ella le ha mostrado a lo largo del tiempo compartido. Saber sonreír cuando hay que llorar y estirar la mano cuando solo tienes ganas de salir corriendo en la dirección contraria, es algo que ha aprendido a su lado.
Sabe que llega sin necesidad de abrir los ojos, su cuerpo vibra de anticipación, su aroma le llega entremezclado con la suave brisa de la tarde y es capaz de distinguir el ritmo único de su respiración por encima del suave murmullo de las olas y de otras risas. Y sí, aquel chico rendido que había perdido toda esperanza entre los callejones de la vida, no puede evitar sonreír."
3 likes ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on September 05, 2017 10:00

June 20, 2017

EPÍLOGO COMO DIENTE DE LEÓN

Mucha gente de la que ha leído Como Diente de León, me pedía desde hace tiempo un epílogo, saber qué ocurría en la vida de Diana algún tiempo después de que nos contara su historia. Por eso, estuve dando vueltas a hacer algo que sirviera de cierre a esta historia, y he decidido que quería regalarla, para que tod@s los que la habéis leído y os quedasteis con ganas de más
podáis hacerlo ahora.
Espero que disfrutéis de este cierre tanto como lo he hecho como lo he hecho al reencontrarme con Diana y su gente.
Este es el enlace en el podéis encontrarlo, GRACIAS
http://malbecediciones.es/wp-content/...
2 likes ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 20, 2017 00:51

May 22, 2017

letras vs yo

Hace tiempo que no paso por aquí. Las razones han sido varias; he andado bastante liada promocionando mi nuevo libro y participando en algunas cosas en mi ciudad, es bastante emocionante ver que piensan en mí como escritora para diversas cosas; luego he andado liada con la vida, que a veces te arrastra y te deja poco tiempo para pararte; y por último, ando peleando contra un pequeño momento de bajón.
La escritura es algo que te atrapa, que muchas veces no puedes evitarla porque te persigue y te hace suya incluso aunque no quieras. Hace poco me preguntaban si siempre escribiría y contesté, sin dudar, que sí. Que quizá no en un papel, pero que me había dado cuenta de que las letras y contar cosas siempre sería algo inherente a mí, y lo había hecho al caer en la cuenta de que cada vez que me ocurría algo especial, cada vez que veía un paisaje que me removía por cualquier razón o, cada vez que imaginaba una vida tras una ventana, mi mente pensaba en una forma de narrarlo, en qué forma tomarían mis palabras para poder contar lo que veía, lo que vivía. Por eso sé que siempre escribiré, porque siempre lo hará mi cabeza aunque no lo haga en una hoja en blanco.
Sin embargo, este camino es tan duro, tan difícil de entender, tan aleatorio..., que es frustrante. y muchas veces te haces responsable de cosas que escapan a tu control y solo te hacen sentir impotencia. Me regaño muchas veces, sé que soy afortunada, sé que los sueños hay que pelearlos y que Roma no se construyo en un día ¿verdad?, pero a la vez no puedes callar esa voz que te susurra que tal vez estabas mejor antes, cuando tus historias solo eran para ti. He conocido gente maravillosa que son una fuerza alucinante para superar estos momentos de bajón, ocurren cosas que me dejan con la boca abierta y el corazón feliz, y que por eso ya vale la pena toda esta experiencia. Pero es cansado, es cansado golpear mil puertas para lograr que se abra una, es cansado pensar que quizá no eres tan bueno como creías, es agotador pensar que eres bueno pero no llegar a ningún sitio, es agotador engañarte creyendo que los demás lo tiene más fácil.
Estoy pensando en tatuarme alguna frase de MrWonderfull, jajaja, a ver si así salimos de esto. Y sin embargo, estoy deseando avanzar en proyectos que tengo en marcha, en nuevas historias que creo que pueden demostrar que aún no he dado más que pequeños pasitos en este mundo literario. Tengo la esperanza de que al poner todo esto que lleva rondándome un tiempo en palabras, al verlo plasmado y compartirlo, me sirva de exorcismo y pueda alejar estos demonios. Lo fácil es rendirse, y no lo voy a hacer, vais a tener que aguantarme algún tiempo más, es cuestión de volver a coger aire y seguir con la pelea. Nos vemos entre letras...
4 likes ·   •  3 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 22, 2017 10:29

March 8, 2017

El Domador de Nubes

El Domador de Nubes

Este mes por fin, podré presentaros a Levan, al Domador de Nubes. Sé que os va a caer bien, pero no puedo evitar estar muerta de miedo. Este libro es el primero que salió de mis manos, fue el que me mostró que podía contar con sentido, cosas que podrían gustar a los demás. Por eso le tengo un cariño inmenso, y espero que vosotr@s lo lleguéis a querer también un poquito.
10 likes ·   •  1 comment  •  flag
Share on Twitter
Published on March 08, 2017 13:32

February 6, 2017

Yo, robot

El otro día estaba buceando por las tumultuosas aguas de las redes sociales y leí una cosa que me dejó un poco loca. Os pongo al día: resulta que ahora hay robots que escriben historias y se presentan a concursos. Es un resumen bastante escueto pero que creo que es suficiente. Y yo me pregunto ¿de verdad hay necesidad?, es decir, no somos ya bastantes en esto de las letras... En fin, bromas aparte, no veo yo de que manera un robot puede escribir algo que merezca la pena ser leído, escribirá cosas que estén bien (sobre todo en cuanto a la gramática y la ortografía, pues con inyectarle en cable el diccionario al pelo no se equivocará nunca), pero más allá de eso ¿qué te puede ofrecer? Porque hasta donde yo llego la creatividad y la imaginación son algo más que necesario para los que nos dedicamos a las letras, pero de qué manera un aparatejo, por muy bien programado que esté, puede hablar de emociones (que no siente), de anhelos (que no tiene), de vidas y latidos de corazones (que se agotan en cuanto se acaba la bateria)...
En el fondo, la cosa me da miedo. No sólo porque cada vez seamos más peleando por un trozo de pastel en el mundo literario, sino porque si de verdad logran dotar a ese puñado de cables y ojos de plástico, de algo siquiera un poco parecido a la creatividad, a la imaginación, no sé que es lo que puede llegar a pasar, a pasarnos. ¿Tan necesario es hacer que los robots escriban un libro? ¿De verdad? Por más vueltas que le doy no consigo entender en qué puede ayudarnos eso, en qué nos hace mejores o nos facilita la vida. Dejemos que los hombres sigan soñando historias, contándoselas a los demás, emocionándoles... y ellos que nos aspiren las casa más rápido ¿no?
3 likes ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 06, 2017 01:44

December 18, 2016

LO QUE DIO DE SÍ

Ya queda poquito para terminar este año, y parece obligado hacer un post en plan "lo que dio de sí".
Mi año podría resumirse en algo bastante obvio, porque el sueño de toda una vida se cumplía, así que, evidentemente, este año será especial para mí. Terminaba el 2015 con la noticia de que vería publicada una obra mía, y comenzaba el 2016 con los nervios a tope. Muy poca gente sabía que escribía, menos gente aún sabía que tenía un par de libros terminados y, sólo unos pocos habían leído algo de ellos. Mi familia, de sangre y política, se sorprendieron y yo creo que les pareció un poco increíble, se preguntaban cómo había podido mantener algo así en secreto, cómo es que no les había dicho que quería escribir, y es que en ese sentido soy muy pudorosa, siempre pensé que si esas páginas no llegaban a ningún sitio, serían sólo para mí.
La experiencia de publicar y dar a conocer mis letras es emocionante y aterradora a partes iguales. Te enfrentas a la ignorancia, a las duras opiniones, a la adoración desmedida, a la crítica más fácil..., Poner tu historia en el ojo público te abre en canal y te deja expuesta ante todo el mundo, y eso asusta un poquitín. Sin embargo, hasta ahora, yo he de decir que no tengo queja, que éste es un mundo muy difícil, que somos demasiados y que no tod@s conocen el respeto, pero yo me siento bien en medio de ese caos, no me siento atacada e incluso, me he sentido muy querida, y eso hace que todo lo demás se olvide. Sé que mis pasos en el mundo literario, son como los de un bebé que acaba de lograr mantenerse sobre sus dos piececillos, es lento, titubeante e inseguro, pero me hacen avanzar y eso es lo importante.
He conocido mucha gente realmente estupenda, generosa y desinteresada a raíz de esta aventura, tanto en el mundo virtual como en el real. Las palabras de gratitud se quedan cortas para tod@s ell@s, pero es, sin ninguna duda, lo más bonito de todo esto. Eso, y no os voy engañar, saber que hay gente que quiere leer más cosas mías, que me pide una nueva historia. Eso también me hace dormirme inmensamente feliz cada noche.
Así que sí, si eres algun@ de esos inconscientes que quiere leer algo más firmado por mí, pronto habrá noticias, porque acabo el año exactamente igual que el año pasado, nerviosa ante un nuevo proyecto que verá la luz este año que asoma ya por las esquinas. Ante esta nuevo reto, confesaré que estoy más asustada aún que hace 365 días, porque publicar una segunda novela, es como una prueba de fuego que no todo el mundo supera y me aterra no lograrlo. Aunque tengo claro que de todo se aprende, que si no llega a ningún lado no pasa nada, porque yo seguiré escribiendo y seré feliz aunque mis letras se queden para mí en un cajón. Lo complicado será recuperar el secreto ¿no?
2 likes ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 18, 2016 10:08

November 23, 2016

Leer o no leer, esa no es la cuestión.

¡Cuánto tiempo!, y eso que me había propuesto escribir algo al menos una vez al mes, pero la vida me arrastra y no consigo cumplir con mis propósitos. Con las lecturas me pasa algo parecido, llevo unos días en los que empiezo un montón de libros y tras una decenas de páginas los abandono hasta un momento mejor. Y he estado pensando sobre ello, ando algo cansada, esos es cierto, pero leer siempre ha sido una prolongación de lo que soy, y ahora..., como que no apetece. Pues eso, he estado dando vueltas al tema, en plan ¿qué me pasa? ¿he dejado de ser yo? Y no, sinceramente creo que no, creo que lo que me ocurre es que quiero leer sin ninguna pretensión. Me explico.
Tengo en la trastienda lectora un buen montón de libros en stand by, y yo en estos últimos tiempos he estado echando mano a aquellos que tienen cierta sustancia, sí, según para quien, pero en términos generales la tienen. Y no, yo ahora no quiero eso, estoy en un momento llamémosle "poco saludable": quiero comer porquerias, no hacer más deporte que el que conlleva levantarse al baño desde el sofá, gandulear todo lo que pueda y no ir a clase y leer cosas sencillas que no impliquen un gasto elevado. Porque sí, he de confesarme, a veces leo libros que si los dijera en voz alta más de uno me miraría raro, pero que los he disfrutado, igual que sabes que no deberías cenar una hamburguesa doble con patatas fritas y un refresco, pero lo haces y lo disfrutas como una enana.
Así que he decidido ser sincera conmigo misma y leer lo que me pida el cuerpo, sin pretensiones, sin vergüenzas, mientras me siento en el sofá con la bolsa de chuches a mano y la pizza haciéndose en el horno.
Hasta pronto...
12 likes ·   •  7 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 23, 2016 03:09

October 4, 2016

El hombre y el libro

Esta mañana iba de camino a clase de inglés, he tenido demasiado tiempo de vacaciones y ya tocaba recuperar el ritmo, y cuando iba llegando al parking donde siempre dejo el coche, había una cola de los mismos relativamente larga. Íbamos circulando despacio e iba con la música a tope mientras miraba lo que se movía por las aceras. Mi mirada recorría sin especial interés la vida que se agitaba tras los cristales del coche, y en eso que mis ojos han aterrizado en un hombre sentado junto a la entrada del parking. Parecía extranjero, llevaba el pelo corto y un pendiente, su apariencia no parecía excesivamente limpia, a su lado una mochila con el mismo aspecto desgastado que su dueño y delante de sus piernas cruzadas un platillo de los de poner la comida a los perros. No sé si había muchas monedas dentro, pero por la atención que le hacían todos los que pasaban por delante, lo dudo. El caso es que yo me he quedado pegada a él porque entre sus manos sostenía un libro, me fijé en que ya le quedaban pocas páginas para alcanzar el final. Cada vez me acercaba más a la entrada del aparcamiento y al mismo tiempo a él, y en ese tiempo cambió un par de veces página y me conmovió la delicadeza con la que lo hizo. Llegó mi turno y le perdí de vista, pero mientras buscaba un hueco donde dejar mi coche no dejaba de pensar en él, así que cuando me encaminé a la salida busqué en el monedero y me preparé en la mano todas las monedas que llevaba. Al llegar a él ya no tenía el libro, lo había cambiado por una colilla encendida, me agaché y deje caer las monedas en un plato en el que apenas había un par más, me sonrió y me dio las gracias, y egoístamente me sentí bien, apenada pero bien.
Caminando hacía mi clase le daba vueltas a qué sucedería cuando terminara esas pocas páginas que le restaban ¿qué haría? ¿tendría algún sitio en el que, no sólo protegerse él, sino dónde tuviera alguna otra vida hecha de páginas? o por el contrario ¿sólo tendría el que portaba esa mañana y lo releería una y otra vez? Si en vez de monedas, hubiera dejado entre sus manos algún libro nuevo ¿me hubiera sonreído y dado las gracias igual? Pues, sinceramente creo que sí, creo que la soledad era menos solitaria para él con esas hojas viejas y sobadas por compañera, y a nadie nos viene mal un amigo nuevo que te da una vía de escape a una vida diferente ¿no?
1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 04, 2016 12:36

August 28, 2016

HE VUELTO

El final del verano se atisba ya a lo lejos, y ya era hora de volver a casa. Así que después de casi dos meses de echar de menos mi espacio, mi cama, mi tiempo y, sí, mi ordenador con una buena conexión a internet, ya estoy en casa.
No puedo quejarme demasiado tras haber estado tanto tiempo en la playa, disfrutando del mar, de la brisa, de los amigos.., sin embargo, eso sería si hubiera estado en un mundo perfecto, porque sí, he estado en la playa peeeero... La brisa marina ha sido un vendaval la mayoría de los días, porque el viento de levante no ha dado descanso por lo que el mar ha andado de un revolucionado que ya lo hubieran querido los franceses. Los amigos (y yo misma) iban rodeados de niños que hacían que mantener una conversación fuera una auténtica prueba del gran prix. Y meterme en una casa de sesenta metros con toda la gente que logremos meter en ella, oye, pues siempre es un reto. Pero lo dicho, que he estado en la playa.
Tal vez por todo eso es por lo que mis lecturas no han avanzado al nivel que suelen hacerlo, he leído sí, pero no lo que hubiera querido.
Así que tod@s los que adoren el verano y las vacaciones que me perdonen, porque yo estoy feliz de estar en casa, de poder reestablecer mi añorada rutina, de poder usar un ordenador y no estar sufriendo por quedarme sin datos, de tener más tiempo para mí, para leer, para escribir, para el deporte. En fin, que HE VUELTO.
4 likes ·   •  1 comment  •  flag
Share on Twitter
Published on August 28, 2016 02:35