Ya en la calle, ganado por la dulzura de una hermosa madrugada de junio, se desvanecieron sus fatales propósitos y había venido a casa de Naná, como solía ir en todas las horas terribles de su existencia. Allí, únicamente allí, se exhibía en toda su miseria, con el cobarde gozo de ser consolado.
— Jul 17, 2013 06:37PM
Add a comment