Una vez que obtenemos la recompensa que anticipamos, la descarga de dopamina en el cerebro aumenta muy por encima de la línea de base tónica. Pero si la recompensa que anticipamos no se materializa, los niveles de dopamina caen muy por debajo de esa línea de base. Es decir, si obtenemos la recompensa esperada, experimentamos un pico aún mayor. Si, en cambio, no la obtenemos, experimentamos una caída aún mayor.