estudio propone que en el antiguo Medio Oriente, entre un diez y un cuarenta por ciento de cualquier relato determinado de una tradición sagrada podía variar de una ocasión a la próxi-ma. Sin embargo, siempre había puntos determinados que eran inalterables y la comunidad tenía derecho de intervenir y corregir al narrador si erraba en esos aspectos importantes de la historia.