Después de la ascensión de Jesús hubo una cantidad de controversias que amenazaban a la iglesia primitiva: si los nuevos creyentes debían circuncidarse, cómo se debía regular el hablar en lenguas, cómo mantener la unidad entre judíos y gentiles, cuáles son los roles apropiados para las mujeres en el ministerio, si los creyentes podían divorciarse de sus cónyuges no cristianos.