—No, no es porque no se concebía en esos términos —respondió Witherington mientras se acomodaba en la silla y se cruzaba de piernas—. Si hubiera anunciado simplemente: “Hola, muchachos; soy Dios” eso se hubiera entendido como “Soy Yahvé” porque los judíos de ese tiempo no tenían la noción de la trinidad. Solo conocían a Dios el Padre, al que llamaban Yahvé, y no a Dios el Hijo ni a Dios Espíritu Santo. »De modo que si alguien dijera que era Dios, no habría tenido sentido para ellos y se habría visto como una blasfemia flagrante.