Sí… sí que hay para tanto, Dev. Para mí sí. —¿A qué te refieres? —Dev teme la respuesta… Teme la vergüenza y el arrepentimiento que Charlie está a punto de verbalizar con palabras. —O sea, me gustas. O me gusta besarte. O no sé. —Un precioso sonrojo le asciende por el cuello y se le extiende por las mejillas—. Pero lo entiendo. Tú no quieres besarme, y es inapropiado que yo siga abalanzándome sobre ti. Dev se nota un tanto desconectado de su propio cuerpo. —¿Te… te gusta besarme? —Creía que después de la otra noche había quedado claro.