Sin embargo, el cénit de la noche fue “Miño”. Esa canción que había nacido de un hecho tan duro e individual, se manifestó por primera vez como una vigorosa y genuina expresión comunitaria. En un Teatro Providencia repleto, escuchamos a mil doscientas personas cantar nuestra canción. La cantaron fuerte, mucho más fuerte que nosotros, y eso abrigó el corazón del grupo para siempre.

