Guarda esto en tu corazón, querido Lucilio, para que desprecies el placer que proviene de la aprobación popular. Muchos pueden alabarte, pero piénsalo bien: si la multitud puede entenderte y quererte, ¿qué es lo que realmente de valioso hay dentro de ti? Tus méritos no deben hacer otra cosa que buscar el aplauso interior.

