Los resultados eran previsibles: mientras el móvil sonaba al otro lado de la habitación, los indicadores de estrés y ansiedad aumentaron. También el estrés autoinformado por cada participante se incrementó y su placer disminuyó. El rendimiento en la tarea de la sopa de letras se redujo, asimismo, mientras el teléfono sonaba sin ser atendido.
El celular distrae aún estando lejos. Y hace disminuir la efectividad en la tarea. Aumenta el strés también.

