A veces a los escritores nos gusta meternos en el punto de vista de un personaje durante un tiempo limitado, un solo capítulo, por ejemplo. No pretendemos contar una parte significativa de la historia desde sus ojos, sino añadir un poco de sabor al mundo, mostrar una parte de la trama que no ven los protagonistas, o mostrarlos a ellos desde una perspectiva novedosa en una escena concreta. Sin embargo, cada vez que entráis en los ojos de alguien, no os quedará más remedio que establecer un interés de apoyo (o una simpatía o antipatía). Tenéis que presentar el personaje al lector y mostrarle su
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