Si empezáis a hacerlo, veréis que os queda más espacio en la historia para incluir, aquí y allá, más detalles de la ambientación. Por eso casi siempre es mejor arrancar el relato con el personaje protagonista en una situación en la que quiere algo, aunque no esté relacionada con la trama principal. Le falta algo y el lector lo ve trabajando de manera activa para obtenerlo. Y en esa escena solo explicaremos los detalles del mundo que sean necesarios para esos actos del personaje, de modo que la narrativa atrape al lector y lo sitúe en una situación concreta del mundo antes de empezar a
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