La recompensa debería fluir con naturalidad a partir del tipo de progreso que estéis haciendo, a menos que optéis por una sustitución o un pequeño cambio en la trama. Pero en la mayoría de los casos, deberíais dar al lector todo lo que quería al principio y añadir algo más, algo nuevo. La mejor apuesta es regalarles el cochecito de juguete y el avión. Esas suelen ser las mejores historias. En todo caso, lo importante es aseguraros de que la recompensa se deriva del progreso al que estéis dedicando la historia.

